lunes, 2 de enero de 2012

Nuestra mejor Navidad: vivir la autenticidad, la verdad y la humildad.



Cada quien tiene sus traumas particulares y, a veces, no es uno, sino que son legión. Lo que más me llama la atención en Juan Bautista y lo que más me admira de él es que no quiere aparecer como lo que no es. Anda en verdad y a esto se le llama autenticidad en toda tierra de garbanzos. Juan es un hombre auténtico, que no vive de apariencias. Un hombre de una sola pieza, que llama al pan, pan y al vino, vino. Que habla de lo que es y no se da pisto de ningún tipo. Que no se adula a sí mismo, ni adula a los demás. Es un hombre de una sola pieza que pone a las personas y a las cosas en su sitio. Ni tiene empacho ninguno en decir a la cara que el bautiza con agua, ni lo tiene en decir que, en medio de ellos, hay uno que no conocen, que existía antes que él y al que no es digno de desatar las sandalias. Si humildad es andar en verdad, Juan es un tipo autentico, humilde y verdadero.
Uno de los rasgos de nuestra mejor navidad, ésa que podríamos celebrar a día de hoy, apegados a lo concreto, tendría que ver con esas facetas humanas que practicaba Juan: la autenticidad, la verdad y la humildad.
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)

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