El fin de semana del 11 al 12 de
mayo, hubo una serie de acontecimientos en nuestra diócesis.
El 11 de mayo con motivo, de la
jornada de oración por las vocaciones, en Alcalá tuvimos la oportunidad de
participar de una adoración ante el Santísimo Sacramento por esta intención en
la capilla del Seminario. Fuimos pasando, por turnos de una hora, cada realidad
de la Iglesia diocesana, entre los que nos encontrábamos nosotros, el MCC de
Alcalá. Nuestra hora fue de 2 a 3 de la mañana del domingo 12 de mayo. Fue muy
bonito disfrutar de la compañía de los hermanos en esa hora de adoración,
acompañados por nuestro consiliario; era como estar en el Tabor, en un momento
de unión especial entre nosotros y con Dios (que era quien sobre todo nos
unía), y así disfrutar de la comunión de los santos, intercediendo por nuestros
sacerdotes, religiosos, misioneros aquí y fuera de nuestras fronteras. Después
de terminar la adoración, fuimos invitados a tomar un tentempié para
reanimarnos y tener la ocasión de saludarnos fraternalmente.
Ese mismo día, domingo 12 de mayo,
por la tarde, pudimos disfrutar de una Eucaristía de acción de gracias por los
10 años de pontificado de D. Juan Antonio Reig en nuestra diócesis.
Estuvimos presentes muchos de
nosotros, fue una preciosa Eucaristía, en la que D. Juan Antonio quiso
compartir el testimonio personal de su vocación, de cómo fue llamado a
consagrarse como sacerdote a Dios, y de cómo en estos años desde su ordenación
ha podido ver el sufrimiento humano en los distintos modelos de sociedad que
han ido sucediéndose, desde la influencia del marxismo, hasta el relativismo y
el nihilismo de hoy que se caracteriza por una decadencia progresiva del
espíritu humano, marcada por un fuerte individualismo y secularización, donde
la evangelización se hace difícil. Necesitamos estar amarrados al amor de la
Cruz de Cristo para estar firmes y no dejar arrastrarnos por la comodidad
evitando enfrentarnos con esta sociedad y las ideologías que nos rodean. Se
necesitan testigos de la Verdad, laicos y sacerdotes que hablen por Cristo.
Cristo es el buen pastor, que da la vida por sus ovejas, y
sólo Él nos ofrece la plenitud que nuestro corazón busca y no logra saciar.
La Eucaristía finalizó con un homenaje a nuestro obispo en
las palabras del Vicario general de la Diócesis: D. Florentino Rueda, en las
que recordaba el momento de su llegada hace 10 años, y mostraba el agradecimiento
de todos por su dedicación y cuidado como pastor de la Diócesis.
Una vez terminada la Eucaristía, pasamos a compartir
fraternalmente unos aperitivos, y así poder saludar personalmente a nuestro
pastor.
Terminó la celebración, con la representación de un Auto
Sacramental a cargo de jóvenes de nuestra diócesis en honor a nuestro obispo.
¡De Colores!
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