ES UN BUEN DIA PARA HACER LAS CUENTAS Y VER LA PARADOJA QUE DIOS ESCRIBE EN NUESTRAS VIDAS.
FELICIDADES, SE TE REGALÓ EL VIVIR.
VIDEO DE MARTIN VALVERDE DE SU CD"INTIMO" CON ESTE TEMA: "PARADOJA"
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"Felicitar la Navidad es recordar que Dios nos ama"
21 de Diciembre, 2011. (Romereports.com).-
Unos 5.000 peregrinos asistieron a la última audiencia general del Papa antes de Navidad. Por eso, Benedicto XVI explicó el significado de estas fiestas y pidió que “las manifestaciones exteriores no eclipsen el sentido profundo de la fiesta”.
Benedicto XVI “Las fiestas que se avecinan están perdiendo progresivamente su valor religioso, es importante que los signos externos de estos días no nos alejen del significado genuino del misterio que celebramos.” El Papa dijo que la Navidad no es sólo un aniversario, sino la celebración de un misterio que ha marcado y sigue marcando la historia del hombre. Además, recordó a quienes en estas fechas estarán alejados de sus familias o no podrán celebrar la Navidad por problemas económicos. Benedicto XVI “Que en estos días santos, la caridad cristiana se muestre singularmente activa con los más necesitados.” Fue una audiencia muy musical. Una estudiantina de Querétaro le regaló esta canción mexicana. Y los clásicos músicos navideños de Italia le trajeron esta melodía. |
La Encarnación, tremendo Big Bang navideño |
A mi esto de la Navidad me hace pensar mucho en todo lo que de encarnado tiene el cristianismo. Ayer por la tarde tuvimos unos amigos de visita en casa y acabamos compartiendo un delicioso momento de oración que fue de lo más navideña, por más que no nos dedicáramos a cantar ningún villancico.
Para empezar la oración iluminamos todo con las luces del Nacimiento y un par de velas, a lo que añadimos un precioso regalo que hemos recibido en este Adviento de una parroquia que nos es muy querida.
El regalo era un cirio con la Luz de Belén. Resulta que los Scouts, cuando llega la Navidad, tienen por costumbre hacer una ceremonia en la misma basílica de Belén donde se enciende una vela que viaja por todo el mundo sin apagarse, para ser transmitida a miles de millares de velas que acaban en los hogares de los cristianos.
Como la parroquia donde se entregó la luz nos quedaba lejos, le pedimos al párroco un cirio que nos durara todo el viaje hasta casa para no perder la llama, y el cirio que nos dio además había servido como cirio del Santísimo.
Así que la presencia de Dios era doble, con la luz que venía de Belén donde nació y el cirio que había estado al lado del tabernáculo en el templo en su presencia. Como la hemorroísa que tocó la orla del manto de Jesús, o aquellos que sanaban con tocar la sombra de Pedro, tener el cirio era un querer palpar la presencia de Dios allá por donde había pasado.
Aunque la Biblia nos dice que “Dios mora en medio de la alabanza de su pueblo” (Sal 22:3) y la Lumen Gentium nos dice parafraseando 1 Cor 3,16 que en nuestro corazón “habita el Espíritu Santo como en un templo" (LG 9), nos perderíamos algo muy importante del cristianismo si olvidáramos que Jesús como hombre que era tuvo un cuerpo, vivió en un lugar y se quedó en medio de nosotros de una manera palpable en el sacramento (latens déitas, quae sub his figuris vere látitas) cumpliendo aquello de “yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28, 19-20)
Los judíos sabían bien esto y por eso adoraban físicamente la presencia de Dios en el Templo de Jerusalén, la Shekhiná (שכינה ); pero al rasgarse el velo del templo lo que ocurrió es que el mundo entero y los corazones de los cristianos se convirtieron en el Templo de Dios.
Y aquí está el Misterio de la Encarnación, que hace que al habitar el Verbo de Dios entre nosotros, al hacer de la creación su morada, podamos encontrar a Dios en la materialidad de las cosas así como en nuestros cuerpos que son morada del Espíritu Santo (Ef 2,22)
Por eso podemos rezar ante un Belén de figuritas que nos recuerdan lo que ocurrió hace dos mil años, y podemos encontrar a Dios en el templo, en nuestro espíritu y en la verdad de las cosas.
Por eso vivimos un cristianismo encarnado y de encarnación, nada ajeno a los dolores de este mundo que gime con dolores de parto (Rom 8,22), nada espiritual y lejano, sino presente y cercano como el Emmanuel, el Dios con nosotros, que se ha revelado en la persona de Jesucristo hecho del mismo barro que nosotros excepto en el pecado.
Cuanto más me adentro en el misterio de la Navidad, más me fascina creer en un Dios que se hace solidario con nosotros asumiendo nuestra carne y entra en la Historia como un Big Bang que todo lo cambia y lo transforma (“he aquí que yo hago nuevas todas las cosas” Ap. 21,5)
¡Qué religión tan simple y perfecta! Escondida a los sabios y a los ricos, invisible al ojo mundano, pero meridianamente clara para las almas de los sencillos y de los que creen y por eso comprenden lo que sólo con la fe se puede entender (credo ut intellegam).
Hace falta fe para orar delante de un cirio con una luz traída de tierras lejanas, ante un Belén tenuemente iluminado que representa algo que ocurrió hace miles de años y encontrar la presencia de Dios en los corazones de los que oran. Hace falta fe, pero no es difícil, es sumamente sencillo, pues además de ser un don, es algo tan simple como mirar con los ojos, respirar por la boca, y palpitar con el corazón; el esfuerzo lo hace Dios que está ahí, no nosotros afanándonos en la oración.
Y es que el cristianismo no se hace sino nace, y para encontrarlo no hace falta más que mirar alrededor, adorar la presencia de Dios diseminada en este mundo, acercarnos al tabernáculo donde sacramentalmente mora su presencia, y reconocerlo en el edificio y el cuerpo de la Iglesia que somos sus miembros.
Es tremendamente sencillo, hasta me atrevería a decir que obvio, porque es algo sumamente práctico, tan cotidiano como el pan y el vino que no debe faltar a la mesa, tan simplemente mundano como la realidad en la que vivimos todos los días, tan humano como un Niño en un pesebre recién alumbrado que es visitado por todos.
Por eso es una revolución cosmológica y ontológica, más que un giro copernicano, mayor que el mayor de los Big Bang, y por eso Navidad es la fiesta grande de la encarnación de Dios que trae el único mensaje posible de transformación para un mundo y una realidad que sin la intervención de Dios agoniza, pero que con la Salvación de Dios se hace santo, habitable y sujeto de nuestra fascinación…
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«Gracias a la familia ¡hemos nacido!» | ||||||||||||||
Treinta obispos de España y Europa estarán en la Misa de las Familias de la Plaza de Colón | ||||||||||||||
Convocada por el cardenal Rouco, comenzará el viernes a las 16.00 horas y habrá representación de decenas de países. | ||||||||||||||
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Es, litúrgicamente, la Fiesta de la Sagrada Familia. Y desde hace unos años el 30 de diciembre es, también, una fecha para la celebración de la familia en la calle.
La Misa de las Familias 2011 se celebrará este viernes en la madrileña Plaza de Colón, convocada por el cardenal Antonio María Rouco Varelabajo el lema Gracias a la familia cristiana ¡hemos nacido! puesto en labios de "los jóvenes de la JMJ", grandes protagonistas del pasado agosto en la capital de España. La celebración eucarística dará comienzo a las 16.00 horas con un mensaje especial del Papa. Estará presidida por el arzobispo de Madrid y concelebrarán con él más de treinta obispos de España y de Europa, entre ellos los cardenales de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, y Viena, Christoph Schönborn. Antes de la misa, a las 14.00 horas, tendrá lugar unaprocesión con la Virgen de la Almudena, patrona de la ciudad, durante la cual se rezará el rosario y se entonarán cánticos de alabanza. Durante los actos intervendrán asimismo laOrquesta Sinfónica y Coros de la JMJ y la Orquesta Sinfónica del Camino Neocatecumenal. Y todo, bajo una gran cruz y en un altar de 70 metros de largo por 30 de ancho, el mayor jamás utilizado para una celebración que es ya emblemática en toda Europa y una de las principales concentraciones católicas de masas que tienen lugar en España cada año. |
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Una educación auténticamente cristiana no puede prescindir de la experiencia de la plegaria