martes, 28 de noviembre de 2017

Convivencia de Preescuela

PREESCUELA (Alcalá de Henares)

Es costumbre, cuando empezamos un nuevo ciclo, hacerlo  con un retiro o convivencia de inicio de escuela, para centrar nuestra mirada en lo que nos ocupa, la misión a la que el Señor nos ha llamado.

Este año lo hemos hecho con una preescuela, los días 10 al 12 de noviembre en la casa diocesana de Torrelaguna (municipio perteneciente a nuestra diócesis alcalaína).

Si tenemos que poner un titular a lo que hemos vivido estos días, sería: “Ilusión, comunión y entrega”.

Nuestro carisma está impregnado de esas tres cosas.

Empezamos la primera noche con una meditación, dirigida por nuestro consiliario D. Javier Ortega, en la que se nos invitaba a recordar la primera llamada, el primer amor. Qué precioso recordar la frescura de ese primer encuentro enamorado que nos impulsa a seguirle con entusiasmo. Podríamos imaginar la sonrisa de Dios ante ese impulso enamorado mezclado de precipitación e imperfecciones, con las que Él cuenta. Y en ese clima de oración, pedíamos al Señor que nos renovara esa primera llamada, ese primer amor.Afianzar nuestra ilusión.

Dios es el motor que nos ilusiona, nos une y nos lleva a la entrega.

La ilusión no es un sentimiento, nace de la convicción de que Dios nos ha llamado, nos ha elegido. Esa convicción nos llena de alegría y renueva en nosotros el deseo y necesidad de dar testimonio de lo que Él hace en nosotros, testimonio de vida.

A partir de aquí, nos adentramos en recordar y conocer más nuestro movimiento, y su carisma, donde nos sentimos llamados a trabajar para el Señor como opción prioritaria.

Estuvieron con nosotros un equipo formado por hermanos del Secretariado Nacional: Goyi Cerro, Paco Sanz, Rosa Cabanillas, Mario Guimerans, Jaime López y Paco Jiménez, que nos motivaban e invitaban con sus rollos testimoniales a seguir caminando aquí, donde Dios nos ha colocado.

Haciendo un repaso por la historia de nuestro movimiento, descubríamos la dificultad de los comienzos y a la vez la intensidad de la llamada de esos iniciadores y colaboradores de entonces, movidos por el mismo carisma, para acercar a Dios a las personas de aquella época, poniendo las bases y trabajando para desarrollar lo que somos. Un buen comienzo para sentirnos agradecidos al Señor por regalarnos formar parte de algo tan grande, a la vez que nos invadía un espíritu de comunión con ellos. Ahora, como entonces, somos necesarios, Dios quiere que demos fruto con nuestro carisma (recordábamos las palabras del Papa Francisco en la ultreya europea en Roma en 2015).
Nos adentrábamos en hacer un repaso y conocer mejor lo que nos conforma (nuestro carisma, mentalidad, finalidad), así como la estrategia y método para llevarlo a cabo con sus tres tiempos: el precursillo, cursillo y poscurillo. Si algo caracteriza a nuestro movimiento es la amistad desde la unión con Cristo, y esa es nuestra estrategia. Al estilo de Jesús, persona a persona.

La amistad que nos lleva a la comunión, entre nosotros y con los demás. El amor es lo que mueve y motiva. Algo que hemos podido experimentar y gustar estos días de convivencia.

Todo ello nos impulsa a la entrega, para dar lo que hemos recibido.

Tuvimos tiempo para reflexionar sobre lo que es ser dirigente: un alma que se siente responsable de una misión. Esta misión me identifica, forma parte de mi ser, y va donde yo voy, el dirigente lo es sobre todo para el cuarto día, fermentando nuestros ambientes.

Descubríamos que la Escuela, motor del movimiento, es una escuela de santidad, formación y comunión.

Un maravilloso engranaje, inspirado por el Espíritu Santo, que es Vida, y nos mueve a comprometer la nuestra por Cristo aquí en Cursillos.

Estos dos días, nos han ayudado a renovar nuestro compromiso y a dar las gracias a Dios por lo mucho que nos quiere, dándonos esta comunidad donde Él se hace presente entre nosotros y nos une en comunión.

Citando a Sebastián Gayá: el movimiento de Cursillos de Cristiandad es un misterio de amistad.
Gracias, hermanos

¡¡De Colores!!


Emma Muñoz