martes, 22 de octubre de 2019

Convivencia de inicio de Escuela 2019-2020 (“El discernimiento”) MCC Alcalá de Henares

El día 28 de septiembre, inauguramos este nuevo ciclo de Escuela con una convivencia, celebrada en la parroquia de Santiago Apóstol en Alcalá de Henares, para unirnos en comunidad y centrar nuestros deseos de ser testigos del Señor, siendo el tema de la misma: “El discernimiento”.

Nuestro consiliario D. Javier Ortega, inició el encuentro en oración, con estas palabras: “examinadlo todo y quedaos con lo bueno”. Siguiendo la liturgia de las horas, rezábamos “enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón”. Queremos experimentar la vida que Dios nos da, apartando todo lo que nos aleja de ello, buscando lo bueno. Esto expresa el discernimiento, buscar lo que Dios quiere, abriendo el corazón al Señor, sin miedo a examinarlo todo, pues todo es ocasión de encuentro con Él.

Es fundamental no dar a nadie por perdido, quedarnos con lo bueno, porque la  semilla de Dios que está en cada uno, brota con fuerza en el momento oportuno.
Mirando a María como ejemplo, empezamos el encuentro con ese deseo de bien.

Seguidamente tuvimos la visita del P. Roberto, sacerdote del MCC de Madrid, que con su rollo nos llevó a la pregunta ¿qué quiere Dios de mí?, algo fundamental para nuestra vida y la de los demás: Dios quiere nuestro corazón, no nuestras obras; un corazón volcado a Él, porque somos llamados por Dios a vivir en su amor. La vida es una llamada a la que tengo que responder, una llamada a servir y amar a Dios más (Jesús quiere la lógica del “más”). Ese es el discernimiento: buscar el bien, distinguir entre lo bueno y lo mejor; y nos lleva a la santidad, que es tener la mente, los sentimientos, las actitudes, el corazón de Cristo, es decir, amar como Dios nos ama.

El camino para llegar a Dios, a la santidad, no lo podemos hacer solos, el Espíritu Santo mediante su Gracia, nos va a ir dando los carismas (los rasgos del corazón de Jesús), de tal forma que cuando Dios nos da un carisma nos configura toda la vida. Un carisma que sirve para edificar la Iglesia, que ayuda a la salvación de quien lo recibe y que revierte en la Iglesia, y que es discernido por los pastores.

Ser cursillista es un carisma, una vocación.

Desde el silencio de la oración, la gratuidad de sabernos pobres y que todo es regalo del Señor, y la acción de gracias a Dios, nos ponemos en actitud de discernir nuestro carisma, y detenernos en ver si es el camino de salvación que Dios tiene pensado para cada uno de nosotros (¿me atrae y se da en mí la mentalidad del MCC en mayor medida que otras realidades?). Si es así, dejemos que la mentalidad de nuestro movimiento (llevar a los alejados el amor de Dios) nos conforme, impulsándonos a proclamar de manera jubilosa, lo fundamental cristiano con un estilo vivencial, dirigido fundamentalmente a los alejados a través de la amistad.

Lo importante para nuestra salvación, no es lo que yo le doy a Dios, sino lo que Dios quiere que yo le dé.

Tuvimos tiempos de oración, de compartir reflexiones, celebrar la Eucaristía todos juntos, y compartir unidos la mesa.

Terminamos con una oración, y dimos gracias a Dios por esta jornada, con la alegría de sabernos amados y llamados para salvarnos en racimo en este carisma.


¡¡ De Colores!!


Emma Muñoz