martes, 5 de junio de 2018

Ultreya interdiocesana grupo Centro-La Mancha (MCC Alcalá)


El sábado 26 de mayo, hemos celebrado el grupo Centro-La Mancha, la ultreya interdiocesana. El lugar elegido ha sido el Colegio Cadenal Cisneros en Guadalajara.

A la celebración acudimos las diócesis de Getafe, Madrid, Guadalajara, Toledo, Cuenca, Ciudad Real, Zaragoza, y la nuestra: Alcalá de Henares.

Era un motivo de alegría y agradecimiento al Señor, pues el encuentro con las demás diócesis, la comunión entre nosotros y los testimonios, nos reafirmaban en la ilusión de seguir adelante.

El lema elegido ha sido: RENOVA2, se trataba de una llamada a renovar nuestra fe, nuestro carisma.
Victoria Galán, de la diócesis de Alcalá de Henares, fue la encargada de coordinar la celebración.

Se inició con una oración, poniéndonos en presencia del Señor. El viceconsiliario nacional, nos llamaba a ser laicos renovados, dóciles al Espíritu Santo, en comunión, a la escucha, para ser punta de lanza en la evangelización.

El rollo fue a cargo de Paloma Arnaiz, de la diócesis de Madrid, que nos habló de la santidad, que pasa por el camino de aceptación de Dios y su proyecto para nosotros en nuestra vida, ese proyecto de Dios es nuestro proyecto, nuestro ideal, que se hace realidad día a día, en nuestra vida cotidiana. Caridad, ilusión y entrega, piezas fundamentales en ese hacer vida ese proyecto de Dios en nosotros.
A continuación, turno de testimonios por un representante de cada diócesis, en el que nos hacían partícipes de su vivencia de la santidad, un camino en el que también hay espinas, pero lleno de esperanza y amor.

Como colofón, el obispo de Sigüenza-Guadalajara, D. Atilano Rodríguez, nos dirigió unas palabras cerrando este encuentro, recordándonos que el peregrinar a nuestra santidad no se realiza por nuestro esfuerzo, sino porque Dios quiere realizar su obra en nosotros.

Terminamos con la Eucaristía, presidida por D. Atilano Rodríguez, en un clima alegre, donde se hacía presente de una forma especial la comunión entre todos, pues nos unía un mismo Señor.

Después de la Eucaristía, una comida fraterna, donde conocernos mejor y estrechar lazos.

Una ocasión de gracia, en palabras de D. Atilano, para renovarnos en nuestra vida cristiana y que fructifique nuestro carisma.
¡¡ De Colores!!



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