EL PAPA Y CURSILLOS

EL SANTO PADRE Y LOS CURSILLOS DE CRISTIANDAD
Textos de intervenciones de los Papas desde Pablo VI a Francisco I en relación a los Cursillos de Cristiandad.


EL SANTO PADRE Y LOS CURSILLOS

A lo largo del tiempo, los Papas han ido tomando conocimiento de la actividad y del trabajo apostólico que los Cursillos de Cristiandad han venido desarrollando a lo largo del mundo, y frente a ello se han pronunciado en reiteradas oportunidades.
A continuación hacemos una recopilación de algunas intervenciones que a través del tiempo han tenido los Sumos Pontífices al respecto.
Especial importancia en la vida del Movimiento de Cursillos reviste la primera intervención papal que registramos. En efecto, el 14 de diciembre de 1963, en el XIX Centenario de la llegada de San Pablo a España, el Papa Pablo VI, en un documento llamado en la terminología vaticana “Breve Pontificio”, “después de madura deliberación y con la plenitud de su autoridad apostólica”, nombrará, constituirá y declarará al Bienaventurado Apóstol Pablo, “celestial Patrono ante Dios de los Cursillos de Cristiandad”.
El documento, redactado en latín, que comienza con las palabras “Viget salubriter” (“Florece felizmente”), delicadamente caligrafiado sobre pergamino, una vez traducido al castellano, fue publicado en el Nº10 del Boletín del Secretariado Nacional de España, en abril de 1964. Su texto es el siguiente:




PAPA PABLO VI-   ROMA, 14.12.1963
BREVE PONTIFICIO PARA PERPETUA MEMORIA
SAN PABLO PATRONO
DE LOS CURSILLOS DE CRISTIANDAD
Pablo VI
Florece felizmente en España,y en otras partes del mundo, un movimiento apostólico o escuela de espiritualidad cristiana, que tiene por objeto el que los seglares, con ayuda de la gracia divina,cultiven la vida espiritual, conozcan más profundamente a Cristo y su doctrina, acudan con frecuencia a la fuente sobrenatural de los Sacramentos,se preocupen por el bien de los demás y presten su colaboración a los que ejercen el sagrado ministerio. 
Este método de enseñanza cristiana, comúnmente llamado "Cursillos de Cristiandad", que se extiende ya a gran número de fieles, ha producido abundantísimos frutos: renovación cristiana de la vida familiar, de conformidad con la ley divina; vitalización de las parroquias; fiel observancia de los deberes, tanto privados como públicos, según el dictamen de la conciencia.
Todo ello ha llenado de grandísima satisfacción a los obispos y demás pastores de almas.  Y no sería justo pasar por alto que las filas de los que militan bajo las banderas de Cristo en la asociación de la Acción Católica han recibido gozoso incremento con los nuevos elementos que les ha proporcionado este método de formación cristiana, y que muchos de ellos han abrazado el sacerdocio o, abandonando el mundo, se han consagrado a Dios en la vida religiosa.





Todos ellos reconocen como modelo que imitar y como protector a quien acudir al Apóstol San Pablo, de cuya venida a España se celebra ahora el decimonono centenario; conmemoración solemne, en la que los cursillistas de Cristiandad han tenido una participación muy destacada.  Por deseo expreso de los cursillistas, en nombre de los obispos y en el suyo propio, nuestro amado hijo Benjamín de Arriba y Castro, cardenal presbítero de la Santa Iglesia Romana, arzobispo de Tarragona, nos ha suplicado que declaremos al Apóstol de las gentes patrono celestial de esta nueva forma de apostolado seglar.
Accediendo muy gustoso a esta petición, previa consulta a la Sagrada Congregación de Ritos, Nos, de ciencia cierta, y después de madura deliberación, con la plenitud de Nuestra autoridad apostólica, en virtud de esas letras y a perpetuidad, nombramos, constituimos y declaramos al bienaventurado Apóstol Pablo "celestial patrono" ante Dios de este apostolado de seglares o método de espiritualidad cristiana conocido con el nombre de "Cursillos de Cristiandad", con todos los honores y privilegios litúrgicos debidos a tal título.  Sin que obste nada en contrario.
Así lo decretamos y disponemos, ordenando que estas letras sean y permanezcan siempre firmes, válidas y eficaces; y produzcan y obtengan plena e íntegramente todos sus efectos, y beneficien ahora y en el futuro a todos aquellos a quienes se refieren o a quienes pudieran referirse, y así debe quedar entendido y definido; 
    San Pablo
considerándose nulo y sin valor cuanto, consciente o inconscientemente, se intentara en contra de estas letras por parte de cualquier autoridad.
Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el Anillo del Pescador, día 14 de diciembre del año 1963, primero de Nuestro pontificado.

A.G. Cicognani, Secretario de Estado
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Una segunda intervención papal la tendremos con motivo de la 1ª ULTREYA MUNDIAL que se llevará a cabo, como lo señalamos en el capítulo sobre LOS CURSILLOS EN EL MUNDO, en Roma el 28 de Mayo de 1966. Ella se ha constituido sin lugar a dudas, hasta nuestros días, en verdadero un jalón histórico.
Sus palabras en esa oportunidad que han hecho historia en la historia de los Cursillos, canonizaron en cierto sentido muchas expresiones del léxico del Movimiento de Cursillos: el "estilo de los Cursillos"; "lo fundamental cristiano"; "los vivos colores de la Gracia"; "los que pisan fuerte en la vida"; "el sentido peregrinante de los Cursillos"; su entronque con el "cristianismo primitivo"; "la conciencia de ser Iglesia", el júbilo y la riqueza de "la vocación cristiana" en virtud del "compromiso solemne del Bautismo"; "el encuentro y amistad personal con Dios y en la comunión con los hermanos" ... Y tantas y tantas expresiones que se han tranformado en  claves y estímulos, espaldarazos y compromiso.
Por el valor que tuvo y que tiene, y por la trascendencia y profetismo que ha tenido en el tiempo, reproducimos a continuación ese Mensaje del Papa Pablo VI:




CURSILLOS DE CRISTIANDAD
1ª ULTREYA MUNDIAL 
ALOCUCION DE S.S. EL PAPA PABLO VI
ROMA, 28.05.1966
 Pablo VI
Cursillistas de Cristiandad, hermanos e hijos amadísimos:
¿Quiénes sois vosotros y de dónde venís?
¿Cuántos sois y qué secreto poder a todos os ha congregado hoy en Roma?
La respuesta a estas preguntas nos la acaba de dar, en sus cordiales y fervorosas palabras - que agradecemos vivamente - el señor Cardenal de Tarragona. La habríamos adivinado igualmente cuando, al entrar en estas salas, pasábamos entre vosotros.
Vuestras aclamaciones nos iban descubriendo vuestros puntos de origen: venís de España, fecunda siempre en instituciones y obras para la Iglesia; venís de Portugal, donde el estímulo de renovación espiritual sacude mentes y corazones; venís de Méjico y de otros países del Norte, del Centro y del Sur de América; venís de Filipinas y del Extremo Oriente, de Asia, de las naciones nuevas de Africa.
Sois muchos; sois millares los que estáis aquí, y representáis a los cientos de miles que han participado en la misma lluvia de gracias, y están animados de idénticos ideales, bebidos en una fuente común: ¡vuestros Cursillos!
"Cursillos de Cristiandad": ésa es la palabra, acrisolada en la experiencia, acreditada en sus frutos, que hoy recorre, con carta de ciudadanía, los caminos del mundo. Y es esa ya universal expresión el resorte mágico que en este día os convoca a Roma.
¿Para qué?
Para actuar con ello en vosotros el sentido peregrinante que da estilo a vuestro método;
para saturar vuestro espíritu en el cristianismo primitivo de la Roma sacra;
para percibir con mayor intensidad en vuestras vidas el misterio de Cristo presente en Pedro;
para tomar conciencia de ser Iglesia;
para dejamos enardecer por la fascinación del momento pentecostal que, con el Concilio, la ha invadido en su realidad profunda y en sus movimientos y manifestaciones vitales.
¡Cristo, la Iglesia, el Concilio! ¡Qué larga conversación la que abren estos temas!  Dejadnos deciros una palabra del primero; de los otros dos os sugeriremos unas breves reflexiones.




IMPORTANCIA DE LO FUNDAMENTAL CRISTIANO.
Ante las transformaciones del mundo actual que deja, con facilidad y rapidez, superados unos tras otros los modos de vida; ante el fenómeno del tiempo que con sólo su paso enmohece les armas, es admirable el dinamismo que el Espíritu Santo infunde en la Iglesia, despertando iniciativas y obras que, sin necesidad de destruir ni aminorar fórmulas e instituciones todavía vigentes, adornan de nueva eficacia y lozanía   el mensaje evangélico.
Pablo VI

Mas, si cambian los tiempos y algunos métodos envejecen, si surgen nuevas manifestaciones del espíritu, la tarea permanente del laico seguirá siendo la inserción del cristianismo en la vida, mediante el encuentro personal con Dios y en  la comunión  con los hermanos.  El seglar, al formarse en cristiano, reforma su mentalidad y conforma su vida con la imagen de Cristo, por medio de la fe, la esperanza y la caridad; transforma, actuando en plena responsabilidad propia, las estructuras temporales en las que está inmerso; guiado en su acción por la mirada de Cristo, trata de rehacer continuamente el mundo, según el plan y designio de Dios.

Pende sobre la humanidad, en este preciso momento de su historia, la amenaza de quedar derrotada, en virtud de su mismo progreso; existen novedades, en la época actual, que sin duda son buenas y útiles al hombre; pero hay también cambios e innovaciones en el vivir moderno que gravan desordenadamente sobre la vida religiosa y la ponen en peligro, dejando al hombre en la incertidumbre, y no rara vez en la angustia.

Van quedando atrás, por fortuna, los tiempos en que la profesión cristiana en nuestros pueblos, tradicionalmente católicos, se relegaba al ámbito individual y privado, sin trascender al social, profesional y civil.  Un mas elevado nivel de cultura teológica y litúrgica, el acceso de los seglares al apostolado organizado, particularmente en las filas de la Acción Católica, han acercado más la religión a la vida. Pero un enfoque demasiado sentimental y casi exclusivamente piadoso y devocional en los métodos pastorales, el no dar siempre la importancia debida al núcleo esencial y a lo fundamental cristiano, entre otros factores que sería largo examinar, han hecho que, en no pocas de nuestras estadísticas y dentro de nuestros templos, aparezca acusador el desigual porcentaje de práctica religiosa entre el hombre y la mujer, entre el niño y el adulto.

LA FIGURA DE CRISTO.
¿Será la figura de Cristo -nos preguntamos ante estos fenómenos- capaz todavía de despertar el entusiasmo en una juventud víctima a veces de la desilusión? ¿Tiene aún el Evangelio entrada en el hombre fuerte, el jefe de industria, el catedrático, el obrero, en la ciudad como en el campo?  Los ideales cristianos que configuraron al conductor y guía de otras épocas, que han sido buenos para hacer santos en todas las clases y estamentos sociales, que han engendrado varones perfectos, maestros del vivir, artífices del progreso, ¿serán válidos para nuestra época?
La respuesta, felizmente afirmativa, la encontramos en vosotros. Al veros, el alma se abre a la esperanza: la religión, con sus valores, si es presentada rectamente, conserva todavía su poder de atracción, su interés en los hombres, en los jóvenes que, según vuestro lenguaje, "pisan fuerte”, tienen estilo, con puesto en las profesiones, con influjo en la vida.
Más aún, la llamada al cristianismo no es para versátiles o tímidos, para los que se detienen en la mitad del camino o se entregan a oportunismos y viles compromisos.
El hombre acabado y perfecto, el hombre valiente y seguro de sí mismo, el hombre capaz de actuar y de amar, es siempre buen alumno de la disciplina de Cristo.

LLAMADOS, DISCIPULOS, TESTIGOS, MIEMBROS VIVOS DE CRISTO.
¡Oh qué riqueza de valores encierra la vocación cristiana! Recordadlo siempre; vividlo.
A Cristo os une el compromiso solemne del Bautismo; a El os ligan las relaciones vitales de los Sacramentos, que hacen circular, por vuestras almas, su sangre redentora. Cristo ocupa el centro de referencia de la historia universal, cósmica y humana: porque todas las cosas fueron hechas en El y por El; todo lo puso el Padre bajo su poder; a todos El atrae desde la cruz; y El enlaza también con el corazón de cada uno como amigo; a todos invita a su gran empresa.
¡Oh hombres, oh jóvenes que tenéis la sana ambición de las cosas grandes y hermosas!  Sabed, con alegría, que podréis ser, que debéis ser, que ya sois, si lo queréis, de Cristo. De Cristo Verbo Encarnado, Hijo de Dios, Mesías del mundo, esperanza de la humanidad y único Maestro, de Cristo pan de vida, Pontífice, víctima, mediador entre Dios y los hombres.
Sí; vosotros sois sus llamados, sus discípulos, sus testigos, miembros vivos, entrelazados en su inmenso y único Cuerpo Místico.

EL SENTIDO DE IGLESIA ES NORTE, PALANCA, LUZ Y MANANTIAL
DEL MOVIMIENTO DE CURSILLOS.
Habéis querido venir aquí, centro y corazón de la Iglesia, para sentir más de cerca sus palpitaciones, para acrecentar vuestro ya grande amor hacia Ella, para tomar conciencia más viva de vuestra pertenencia al reino de Dios sobre la tierra, para afianzados en los deberes y exigencias apostólicas que de ello derivan.
Sabemos que en vuestra palestra de espiritualidad y apostolado, en el Movimiento de Cursillos, el "sensus Ecclesiae" es norte que orienta, palanca que mueve, luz y manantial que inspira y vitaliza.  Llevaos de esta visita a Roma, Iglesia reina que preside la caridad, un amor hacia la Iglesia mayor aún, si pudiera ser, del que os devora, un propósito decidido de hacer Iglesia




Pablo VI
Mas, recordad siempre que:
"no es la conformidad con el espíritu del mundo, no es la inmunidad frente a las disciplinas de una razonable ascética, no es la indiferencia hacia las libres costumbres de nuestro tiempo, no es la emancipación ante la autoridad de los prudentes y legítimos superiores, no es la apatía hacia las formas contradictorias del pensamiento moderno lo que puede dar vigor a la Iglesia.... sino su actitud para vivir según la gracia divina, su fidelidad al Evangelio, su cohesión jerárquica y comunitaria    ("Ecclesiam Suam".- núm. 47).


EL POSCONCILIO.
Y, finalmente, una breve reflexión sobre el Concilio, diríamos mejor sobre el Posconcilio.
El desarrollo doctrinal de sus documentos - al igual que lo ha sido su elaboración - es obra del magisterio de los Obispos, coadyuvados por los peritos; mas su estudio, difusión y aplicación toca a toda la Iglesia.
Nos conmueve la delicadeza con que, en nuestra humilde persona, depositáis vuestra gratitud al Episcopado del mundo entero por el don del Concilio celebrado.  Al ganar el Jubileo en nuestra Catedral de Letrán, pedid al Espíritu Santo que siga iluminando y guiando al pueblo de Dios; que pastores y fieles sepamos aprovechar y hacer rendir los talentos confiados a la Iglesia en este período de su historia: para realizar la imagen ideal de la Esposa Santa e Inmaculada (Cf.  Eph. 5, 27), para crecimiento y aumento del Cuerpo Místico de Cristo, para la unión de todos los cristianos, para la recristianización del mundo entero.
En esta esperanzadora tarea, el Concilio especifica vuestro cometido con palabras que bien pueden formar parte de vuestro programa; "Los seglares han de procurar, en la medida de sus fuerzas, sanear las estructuras y los ambientes del mundo, si en algún caso incitan al pecado, de modo que todo esto se conforme a las normas de la justicia, y favorezca, más bien que impida, la práctica de las virtudes. Obrando así, impregnarán de sentido moral la cultura y el trabajo humano" ("Lumen Gentium", núm. 36).
¿No es eso lo que vosotros pretendéis al querer sustituir en el alma las tinieblas del pecado con los colores vivos de la gracia, y al querer poner transparencia de fe luminosa donde antes había duda, tormento, egoísmo?
Sea vuestro Posconcilio una primavera de flores cristianas que alegren . el paisaje del mundo, y una aurora de nuevas luces que marquen vuestro camino y el camino de los hombres que, quizá sin saberlo, también se dirigen hacia Dios.
GOZO SOBREABUNDANTE DEL PAPA.
Amadísimos hijos; La visión de los males que afligen a la Iglesia y a la humanidad, muchas veces oprimen nuestra alma. Mas permitidnos expresar el gozo sobreabundante que, en estos momentos, la inunda ante el coro inmenso de vuestra fe viril en Cristo, de vuestra fidelidad a la Iglesia, de vuestra fervorosa adhesión a esta cátedra de Pedro y aI ministerio de la jerarquía episcopal.
¡Cursillistas de Cristiandad! 
Cristo, la Iglesia, el Papa cuentan con vosotros.
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  Pablo VI
Cursillistas de Cristiandad: ¿Seréis siempre apóstoles? (Los Cursillistas contestan al Papa con un "sí" entusiasta y unánime.)
¿Trataréis con vuestro testimonio de que la Iglesia aparezca al mundo bella, como Cristo la vio, la quiso, la amó? (Nuevamente se responde con un "sí" clamoroso.)
¿Estáis listos para realizar el programa del Concilio? (Se repite el "sí", más entusiasta todavía.)
¡Gracias, gracias! ¡San Pablo os aliente; la Virgen, Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia, os ampare!
En nombre de su Hijo, recibid nuestra más amplia y cordial bendición apostólica.

(L'Osservatore Romano .- 29 mayo 1966 )

Una tercera intervención de Pablo VI en relación a Cursillos la tendremos con motivo de la   2ª ULTREYA MUNDIAL realizada en 1970 en Ciudad de Méjico, en el marco del 2º Encuentro Mundial y del 2º Encuentro Latinoamericano, y como digno broche de oro de estos. Como lo hicimos con la 1ª Ultreya Mundial, por el profundo significado que tiene el Mensaje del Papa, reproducimos a continuación el texto completo de sus palabras en esa oportunidad:




CURSILLOS DE CRISTIANDAD
2ª ULTREYA MUNDIAL
ALOCUCION DE S.S. EL PAPA PABLO VI
MEJICO, 21.05.1970




Cursillistas de Cristiandad, Hermanos e Hijos amadísimos: Gran alegría y consuelo sentimos en estos momentos al poder alargar nuestra presencia espiritual por medio de estas palabras y hasta esa Ciudad de México, tan querida y amada, hoy convertida en escenario ante el mundo de un acontecimiento especial: la Segunda Ultreya Mundial de los Cursillos de Cristiandad.  Habéis llegado por todos los caminos, fieles a una concepción peregrinante de vuestro estilo ascético, para celebrar bajo la luz del Espíritu y el sabio consejo de vuestros Pastores, un encuentro fraternal de estudio y oración.
   Pablo VI

No es la primera vez que nos dirigimos a vosotros. Permitidnos recordar las voces de otro encuentro, en el Vaticano, cuyos ecos resuenan todavía con la misma firmeza y emoción que supisteis dar a las promesas de ser apóstoles, dar testimonio de la belleza de la Iglesia, realizar el programa del Concilio. Quisiéramos también ahora confortamos con nuestras palabras - breves y sencillas - pero dictadas por el amor.
Escrutando las inquietudes del mundo que vosotros queréis llevar a Cristo se observa un hecho real: el interés de las nuevas generaciones por los ideales sanos y puros, por los hombres que los encarnaron. ¿Podemos los cristianos, con justa esperanza, mirar estos síntomas con espíritu de fe para acomodar nuestro mensaje a las realidades consoladoras que se nos anuncian?  La respuesta es gratamente afirmativa y la misión del cristiano será perseverar en el empeño de conciliar la actividad de apostolado con una nueva situación que exige soluciones precisas y justas, verdaderas y cabales.
En esta tarea, el apóstol debe encontrar una afirmación vital que nazca de su experiencia propia, de los ideales más familiares y cercanos al fondo de su vida cristiana. Y ¿cuál es el ideal más cercano, más familiar para un cristiano?  La respuesta sólo es una: Cristo.
El es el Hijo de Dios que se hace Hombre entre los hombres; lo encontramos, sobre todo, al lado de los que sufren, de los niños, de los pobres para ofrecerles la salud, el reino de los cielos, la gran riqueza de poseer a Dios; lo vemos caminar cañadas y subir repechos diciendo a los que le siguen: "Yo soy el Camino de la Verdad y la Vida" (Jn.14,6). La gente, deslumbrada, le llama "Salvador", "Maestro", "Señor". Jesús de Nazaret es fascinante y su figura ha quedado en los evangelios como ideal del hombre perfecto. Seguir sus pasos es un caminar por el mundo haciendo el bien.
Los cristianos han de acelerar los tiempos de la conformación del hombre actual al modelo de Cristo con un impulso y estilo peculiar. ¿Qué fuerza les impele a ello? La fuerza de su vida interior alimentada por la participación en los sacramentos de la Iglesia, especialmente en la Eucaristía. Tenéis que presentar al mundo el rostro de un modelo fiel, la inmensa simpatía de un ideal sublime y excelso. Esta es una tarea que debéis emprender a partir de vuestra amistad con Jesús, de vuestro conocimiento de El, de vuestra configuración cristiana. Lo sabéis muy bien vosotros, Cursillistas de Cristiandad que hicisteis de Cristo el Amigo, el Maestro, el Señor.
Vuestra vida comienza así una nueva etapa: la del testimonio. Es lícito preguntarse: ¿hacia dónde dirigir las energías, las actividades de apostolado?. No será difícil encontrar los campos para vuestros generosos deseos. Os recordaremos especialmente al del amor en la familia, la santificación del hogar cristiano que constituye el núcleo de vida más amable y más cercano.
Llevad también el cristianismo, a manos llenas, al ambiente profesional de vuestro trabajo. Una forma auténtica de testimonio cristiano es el compromiso concreto, sostenido por la gracia y en colaboración con todos los hombres de buena voluntad y dispuestos a la edificación de una sociedad en la que sea posible la verdadera promoción humana en la aplicación de la justicia social y en el respeto de la dignidad y libertades fundamentales de todos.
Junto con vuestros Pastores estudiad los caminos aptos para la difusión del Evangelio.  Pero, sobre todo, sed hijos fieles de la Iglesia.  El mundo busca unidad de pensamiento, de soluciones, de doctrina, de ideales.  Permaneced siempre con la Iglesia, leales a sus orientaciones, seguros de que así la proyección de vuestra vida cristiana tendrá no sólo unidad sino también los signos claros y atrayentes de la autenticidad y la eficacia.




¡Animo, Cursillistas! 
Peregrinad los caminos del mundo llevando en vuestro rostro, con firmeza y serenidad, el sello divino de la gracia. Que florezca en todo el mundo, con mil colores, vuestra amistad con Cristo. Que la Virgen de Guadalupe y San Pablo Apóstol, que Nos mismo hemos declarado vuestro celestial Patrono, os ayuden a vivir siempre estos ideales cristianos. 
 Pablo VI
Con estos deseos y en prenda de abundantes gracias del cielo recibid, señor cardenal de la Ciudad de México, venerables hermanos en el Episcopado, queridos sacerdotes y cursillistas asistentes a la Segunda Ultreya Mundial una especial bendición apostólica que muy de corazón extendemos a vuestros familiares y compañeros.
(L'Osservatore Romano.- 31 Mayo 1970)
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Monseñor Juan Hervás
Juan Pablo II , con motivo de la celebración de las Bodas de Oro Sacerdotales de Monseñor Juan Hervás y Benet, quiso hacerle llegar su saludo, su gratitud y su reconocimiento.

Este Pastor, que con sólo treinta y ocho años de edad había sido convocado a la plenitud de su sacerdocio, siendo designado Obispo Auxiliar de Valencia, Obispo Coadjutor primero y después Residencial de Mallorca y Obispo de Ciudad Real, y que tendría una brillante participación en el Concilio Vaticano lI, con prolijas intervenciones, notables por su ponderación y su amor a la Iglesia, merecía en la celebración de estos cincuenta años de entrega, este regalo del Pontífice.
En una nota, en la cual reconoce que su nombre se perpetuará, sobre todo, como Obispo Promotor de los Cursillos de Cristiandad, Cursillos, a los nutrió con su doctrina, defendió con su arrojo, alentó con su apoyo, difundió con sus escritos y por los que también mucho sufrió, el santo Padre le señala:




Al venerable Hermano
JUAN HERVAS Y BENET,
Obispo Títular de Alinda
Prelado Dimisionario de Ciudad Real
Venerable Hermano:

Síendo inminente la fecha íntimamente gozosa de tu jubileo sacerdotal, también yo deseo expresarse mis felicitaciones, deseos y augurios, con los que quede de manifiesto mi afecto hacía tí. Pues, al considerar a todos los Obispos como hermanos, apóstoles de las Iglesias y gloria de Cristo (cfr. 2ªCor,8,28), según la mente de San Pablo, es muy conveniente que, al menos a través de estas letras, comparta tu gozo y contigo dé gracias a Dios, de quien procede - todo bien y toda dádiva perfecta - (Jac,1,17).
Hace cincuenta años que fuiste llamado a los más excelsos honores de esta tierra y a las responsabilidades más graves; fuiste revestido de la dignidad sacerdotal y después elevado, por la consagración episcopal, a la plenitud del sacerdocio. Nos consta con qué celo, por la gloria de Dios y por el bien de las almas, has trabajado durante toda tu vida, y de qué manera has ejercido los cargos que te fueron confiados junto con el orden presbiteral.
La Iglesia mallorquina primero te tuvo como Obispo bueno y fiel, pastor entregado a la grey, solícito por las necesidades de los fieles y por el bien de las almas. Cuando más adelante, en el año 1955, te fue confiado el gobierno de la Prelatura de Ciudad Real, idéntico celo sacerdotal, nacido de una fe solidísima y de tu fidelidad a la Cabeza visible de la Iglesia, te impelió a mirar por el bien pastoral de la nueva comunidad, con excelentes iniciativas. Entre otras cosas, creaste nuevas parroquias, cuidaste de la restauración del templo catedral.
Destacó, sin embargo, tu celo de pastor en el cuidado especial para promover eficazmente la formación religiosa, principalmente por medio de los Cursillos de Cristiandad, que tú promoviste y cuidaste que se difundieran en la América Latina.
Muchas otras iniciativas llevaste a efecto para una acertada renovación de la Liturgia sagrada, y dedicaste esfuerzos infatigables a la catequesis y a la formación de los adultos, valiéndose de fieles seglares, que asociaste eficazmente a tu trabajo, en el cultivo de la viña del Señor.
Tienes, pues, motivos de alegría, Venerable Hermano, y de dar muchas gracias al Dador de todo bien, por la abundante cosecha de frutos espirituales que El te ha concedido recoger.
Que la Virgen María, madre fecunda de los Apóstoles y de los Obispos, te sonría siempre, y te alcance abundantes dones del cielo para ti y para todos los que contigo celebren esta fiesta natalicia de tu sacerdocio.
Estos ardientes deseos, que de todo corazón te hemos manifestado, se ven confirmados por la Bendición Apostólica que con gran amor te impartimos.
Ciudad del Vaticano, 26 de mayo de 1979, primero de nuestro Pontificado.

Juan Pablo II, Papa

El 17 de abril de 1980 marcaría un hito importante en la marcha del Movimiento de Cursillos. Ese día el Santo Padre Juan Pablo II va a recibir en audiencia privada, en representación del Movimiento, a Monseñor Hugo Polanco, Arzobispo Consiliario de la Oficina Latinoamericana de Cursillos, a Monseñor José Capmany, Obispo Consiliario del Secretariado Nacional de España y del Grupo Europeo de Trabajo, a Andrés Dauajhre, Presidente del Secretariado Nacional de la República Dominicana y de la Oficina Latinoamericana, a Antonio Illana, Vicepresidente del Secretariado Nacional de España y del Grupo Europeo, y a el P. Diego Bona y Nestore Zuccari, Consiliario y Presidente, respectivamente, del Secretariado Diocesano de Roma. La audiencia se desarrolló en un ambiente de insólita e inexpresable cordialidad.



- "Cursillos, Cursillos, curso pequeño, vivencia fuerte"... 
Con estas frases inició el encuentro Juan Pablo lI, demostrando que el Movimiento no le era desconocido.
En unas palabras iniciales, Monseñor Capmany ofrecerá al Papa unos libros -"Cursillos de Cristiandad, instrumento de renovación cristiana", "Ideas Fundamentales", "Para caminar en Cursillos de Cristiandad",- y un álbum de fotografías, a través de las cuales se puede entretejer la historia de Cursillos. Juan Pablo II fue hojeando el álbum, comentando algunas de sus frases.

 Poco a poco el Papa se iría interesando por la marcha del Movimiento, dialogando con cada uno de los participantes. Preguntó por el grado y porcentaje de perseverancia, frente a lo cual Monseñor Polanco le indicó que, al no ser Cursillos una asociación, resultaba difícil dar cabal respuesta a la pregunta, si bien estimaba que, al menos en ciertos lugares, era alta la cota de los que permanecían fieles a sus compromisos.

En un momento de la audiencia, el Santo Padre, movido seguramente por la descripción que acababa de recibir, no sólo de América y Europa, sino también de los diez países asiáticos en los que el Movimiento va proclamando su función de evangelización, preguntó a boca de jarro: 
-"¿Que puedo hacer por cursillos?".
Oportunidad que no dejó pasar el P. Bona, Consiliario del Movimiento en Roma, para invitarlo para que el 30 de abril de 1980, se dirigiera a los Cursillistas que, con motivo de la 1ª Ultreya Nacional de Italia, se reunirían en la Plaza de San Pedro, a la hora de la Audiencia General. Asimismo Andrés Dauajhre, Presidente de la Oficina Latinoamericana, se introdujo en el diálogo para informar al Vicario de Cristo que, en junio de ese año, Santo Domingo, República Dominicana serviría de marco para la celebración del Vº Encuentro Latinoamericano de Dirigentes de Cursillos. Juan Pablo iba tomando nota con un lápiz rojo y azul. Y, sin dudarlo, adquiría el compromiso de saludar a la Uitreya de Italia y de llegar, con un mensaje, hasta el Encuentro de Santo Domingo.
Al saber, en el decurso de la audiencia y por directas preguntas suyas, que los Cursillos no habían llegado todavía a ciertos países de Europa, Juan Pablo II formuló categóricamente este encargo:
 -"Llevad los Cursillos a Francia y a Polonia". 
La petición no cayó en saco roto y en aquellos mismos días se iniciaron en Roma las primeras gestiones y contactos, estudiándose la estrategia a seguir para lograr que Polonia y Francia puedan experimentar, en plazo rápido, la llamada de Dios que conlleva el Movimiento de Cursillos.
A los nervios propios del momento, sucedió, por obra y gracia de la cordialidad y de la sencillez del Papa, una corriente de familiaridad, que pronto hizo olvidar a los participantes en tan feliz encuentro, que estaban ante el Conductor y Maestro de toda la Iglesia, ante el líder seguramente más destacado de la actualidad mundial, ante el Padre que alienta, que anima, que se interesa por los problemas de todos.
Para ellos la figura del Santo Padre se ensanchó aún más, si ello es posible, al constatar que por encima de las estrecheces de su tiempo y de la multiplicidad de sus problemas, estaban con el hombre abierto, afable, tremendamente afectuoso, que hacía sentirse plenamente a gusto en su presencia.
Para el Movimiento de Cursillos estas, del 17 de abril de 1980, han sido una de sus horas más profundas y más esperanzadoras. El corazón del Padre había sintonizado con el nuestro, y los representantes de los distintos Continentes se dispersaron en un clima de profundo compromiso.
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Una nueva intervención de Juan Pablo II a los Cursillos de Cristiandad la registramos con motivo de la 2ª Ultreya Nacional de Italia:



CURSILLOS DE CRISTIANDAD
2ª ULTREYA NACIONAL ITALIA 
ALOCUCION DE S.S. EL PAPA JUAN PABLO II
ROMA, 20.04.1985
Muy queridos hermanos y hermanas, que estáis tornando parte en la Segunda Uitreya italiana de "Cursillos de Cristiandad".
Me produce especial alegría este encuentro con vosotros, aquí en la Basílica Vaticana, donde se ha celebrado la Santa Misa con vosotros y para vosotros.  En ella habéis hecho profesión de fidelidad al Papa con la intensidad y entusiasmo, con que ahora me expresáis vuestra adhesión y vuestro afecto.
En este encuentro, junto a la tumba de San Pedro, se concentra la historia de vuestro Movimiento, pues con él se consolidan la fe en Cristo Jesús y en su Evangelio, el amor y adhesión a la Iglesia y la pasión por el hombre
A todos os saludo con suma cordialidad.  Dedico una palabra especial al señor Cardenal Eduardo Pironio, y os animo en vuestro empeño de ir siempre "más adelante" – Ultreya -, cual verdaderos servidores del Evangelio, hacia el hombre, hacia todo hombre.
Mi aprecio a vuestro Movimiento procede, ante todo, de saber que, con su pedagogía peculiar, acerca a Dios, fomentando en sus miembros, individual y comunitariamente, una relación firme y concreta con Cristo Señor y un "primer anuncio", que permite comenzar una experiencia de vida cristiana madura.
En segundo lugar, de la constatación de vuestro propósito de vivir el Bautismo auténtica y constantemente, en plena unión con la Iglesia y su Magisterio, preocupándoos por ser levadura evangélica donde vivís y trabajáis.
Partiendo de aquí, mi aprecio se transforma en exhortación, a fin de que, cada vez más, seais agentes de evangelización.
CAMBIO INTERIOR.
Para ser evangelizadores auténticos, es preciso aprender a estar ante Dios; es necesario educar la mente y el corazón para mirar a Cristo, dirigiéndose a El con afecto, amándolo, porque sólo si conseguís que Cristo sea la meta constante de vuestra vida, podréis animar cada vez más al mundo con su Espíritu.
Evangelizar es anunciar la familiaridad que tiene Dios con el hombre en Cristo, de la cual se ha tenido experiencia: "La Vida se ha manifestado, y nosotros hemos visto y testificamos y os anunciamos la vida eterna, que estaba en el Padre y se nos manifestó" (1ªJn.1,2). Por consiguiente, evangelizar es llevar la Buena Noticia de Cristo "a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad... Pero no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos, con la novedad del Bautismo y de la vida según el Evangelio.  La finalidad de la evangelización es, por consiguiente, este cambio interior" ("Evangelii Nuntiandi", 18).
Evangelizar es persuadir a la conversión, que con la fuerza del Evangelio cambia "los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de Interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la palabra de Dios y con el designio de salvación".("Evangelii Nuntiandi", 19).
Convertirse quiere decir aceptar plenamente el abrazo entrañable y exigente de Uno más grande que nosotros, cuya fidelidad y misericordia son infinitas.
La persona que nace a la fe, sigue siendo siempre un ser herido en la inteligencia y la voluntad.  Con la renovación de la conciencia y la vida, la conversión y penitencia permiten así reparar las fracturas, cicatrizar las heridas e instaurar la unidad esencial en todos los niveles. "Convertirse es cambiar la vida en coherencia con el cambio de corazón" ("Reconciliatio et paenitentia", 4).
Anunciar la conversión significa llevar al mundo el perdón de Dios, el misterio de piedad que es Cristo, el "si" misericordioso del Padre al hijo que vuelve a casa, seguro del amor gratuito, al cual confiarse.  Es construir una realidad humana nueva, teniendo a Cristo como impronta, como sigilo indestructible de una vida enraizada en Dios y, por lo mismo, llena de significado.
Convertirse es mensurar el propio ser y el propio actuar desde la altura de Dios, desde su abrazo misericordioso, seguros de que "quien comenzó la buena obra, la llevará a cabo" (Fil.1,6).
PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO.
Los "Cursillos de Cristiandad" son también instrumento, suscitado por Dios, para anunciar el Evangelio en nuestro tiempo, para que los hombres se conviertan a Cristo, para que se salven las almas y para que sobre la tierra haya paz en la verdad y la caridad.
Pero indudablemente vuestro Movimiento tiene características peculiares que lo hacen realmente eficaz sólo si se realizan y se viven totalmente.
Recordando un elemento fundamental del programa formativo de los "Cursillos", podemos decir que Jesús Redentor mira a la humanidad de tres maneras diferentes.  Por una parte, está la mirada de Jesús al joven rico (Mc.10,17-22) para llamarlo a una vida de fervor más intenso y de total entrega a la verdad y al testimonio; está también la mirada de Jesús a las multitudes "fatigadas y decaídas como ovejas sin pastor" (Mt,9,36), para invitarlas a la oración pidiendo "obreros" generosos para la mies de Dios; y está, por último, la mirada de Jesús a Pedro tras la negación (Lc.22,68), para reprenderle por su cobardía y animarle al dolor y a la confianza.
Pues bien, esta humanidad representada en los sucesos descritos en el Evangelio, se asoma cada día a vuestras ansias apostólicas: están los alejados de la verdad y de la gracia, que viven en el error o en el pecado; están los inquietos e inseguros, que buscan con afán el significado de su existencia y el fundamento del universo entero; están los tibios e indiferentes que, cansados y desalentados, recorren el camino de la vida sin problemas ni interrogantes trascendentales.

PARA SER FERMENTO EN LOS AMBIENTES.
Pues vosotros, que pertenecéis a los "Cursillos de Cristiandad", debéis ser precisamente fermento en los diversos ambientes de la sociedad moderna para conseguir que el hombre de hoy se encuentre con la mirada de Cristo Salvador.  Se trata de una tarea maravillosa y formidable, un ideal grandioso que exige empeño generoso, en orden a aprovechar la posibilidad de formación espiritual que ponen a vuestra disposición los Cursillos; sólo si os preocupáis cuidadosamente de vuestra formación, seréis verdaderamente capaces de evangelizar el ambiente en que vivís con el testimonio coherente cae vida cristiana en la familia, el matrimonio, el trabajo, la escuela, según el espíritu de la “profesión de fidelidad al Papa", que habéis proclamado, y que abarca un programa serio y completo de vida cristiana.
Poneos, pues, al servicio de las parroquias y de las diócesis, sea para catequesis de niños y adultos o para la animación de actividades varias en consultorios, tareas sociales y civiles, voluntariado, cuidado de los pobres y de las personas que sufren.
Cristo cuenta con vosotros y vosotros podéis contar con su gracia.
Por consiguiente, os exhorto a no conformaros con la mentalidad de este siglo, sino a transformaros renovando vuestra mente para discernir así la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable a El y perfecto (Cf.Rom.12,2), y ruego por vosotros a la Virgen María para que os ayude a estar abiertos como Ella a la iniciativa de Dios en vuestra vida y ser testigos de su amor.
Pidiendo para vosotros y cuantos representáis la abundancia de dones, os bendigo de corazón.

Probablemente existan, al menos globalmente, algunos precedentes en el sentido de que  tanto en el pontificado de Juan Pablo II, como en los de Pablo VI, Juan XXIII y Pio XII,  los Papas hayan orado por el éxito espiritual y apostólico de los Cursillos, dentro de la intención general de los Movimientos y Asociaciones de la Iglesia, ya que sobre sus hombros y su corazón gravita la solicitud por todas los iglesias y, consecuentemente, por todas sus instituciones, actividades y proyectos.
Pero tenemos antecedentes concretos que con ocasión del  Cursillo de Hombres Nº 406 de Madrid celebrado entre el 14 y el  17 de abril de 1988 los responsables de este movieron los hilos precisos para conseguir que llegara al conocimiento del Santo Padre la celebración de su Cursillo y para que aquél interviniera en la "palanca" o "intendencia" del mismo. 
Imaginamos cual sería la sorpresa, la satisfacción y consuelo de todos, cuando el Santo Padre,  hizo llegar al Cursillo, a través de Monseñor Agustín García Gasco, Obispo Auxiliar de Madrid, hoy Secretario de la Conferencia Episcopal Española, el siguiente telegrama, que fué leído en la Clausura:





 Ese mismo año 1988 Juan Pablo II, con motivo de la celebración de los 25 años del Movimiento en Chile, hará llegar a la 3ª Ultreya Nacional, celebrada con motivo de este acontecimiento el siguiente telegrama, cuyo facsimil reproducimos:





La siguiente oportunidad en que Juan Pablo II se va a dirigir a los cursillistas y que tenemos registrada es con motivo de la 3ª Ultreya Nacional de Italia:




CURSILLOS DE CRISTIANDAD
3ª ULTREYA NACIONAL ITALIA 
ALOCUCION DE S.S. EL PAPA JUAN PABLO II
ROMA, 24.11.1990
1.- Con gran alegría os acojo a todos vosotros, queridísimos hermanos y hermanas, venidos a Roma para participar en la Tercera Ultreya Nacional de los Cursillos de Cristiandad. Saludo a mis venerados hermanos en el episcopado aquí presentes; saludo a los coordinadores diocesanos, a los responsables territoriales y a los miembros del grupo de trabajo interdiocesano, que constituyen las “estructuras de comunión” de vuestro movimiento.
Os abrazo con efecto a cada uno de vosotros, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que ofrecéis vuestra contribución a la evangelización, poniendoos al servicio de la pastoral diocesana.
   
Habéis deseado ardientemente que los trabajos de esta jornada previeran el encuentro con el Sucesor de Pedro, para afirmar una vez más vuestra voluntad firme de servir a la Iglesia acogiendo toda directiva del Magisterio y conformándoos a sus orientaciones pastorales. En efecto, tenéis el compromiso de permanecer siempre en sintonía y obrar en estrecha unión con la comunidad eclesial.  Tenéis la misión especial de evangelizar a la sociedad, cuidando la formación de las conciencias y penetrando los ambientes en los que vivís con el espíritu evangélico.
SEGUIMIENTO EXIGENTE DE CRISTO.
2.- El término Ultreya, tan familiar para vosotros, remite a la imagen sugestiva de la vida cristiana como itinerario de conversión interior y como peregrinación espiritual. Subraya que nuestra existencia de creyentes es el seguimiento exigente de Cristo, quien nos pide que vayamos siempre más allá de nuestros proyectos y aspiraciones; Jesús nos invita a negarnos a nosotros mismos, a tomar la cruz y a seguirle (cfr.Mt. 16,24).  Sólo así nos convertimos en hombres “nuevos", fermento vivo de un mundo renovado.
La humanidad tiene necesidad de apóstoles del Evangelio. De apóstoles que no antepongan nada a la fidelidad a Cristo; de hombres y mujeres que proclamen la verdad y trasmitan, con la coherencia de su comportamiento, la alegría de haber encontrado al divino Salvador; de personas que sepan hablar de Dios y dar testimonio de su amor a los hombres de su tiempo, expuestos a tantos atractivos efímeros y distraídos por ideologías consumistas con frecuencia deshumanizantes.
MIRAR CONSTANTEMENTE A JESÚS.
3.- Vuestro papel en la Iglesia, queridos hermanos y hermanas, consiste en crear núcleos de creyentes que lleven el mensaje de la salvación a todo lugar, haciendo valer el peso de su opinión no con la imposición, sino con la credibilidad de su testimonio.  Se trata, como a vosotros mismos os gusta repetir, de “vertebrar” este mundo nuestro, construyendo “vértebras" cristianas para la sociedad.  Es más, vosotros mismos debéis ser estas “vértebras” espirituales para permitir que el Evangelio se transforme en el esqueleto dé la humanidad renovada por el Espíritu Pero para poder desempeñar un papel tan delicado es necesario, ante todo, que redescubrais vuestra vocación y la profundicéis cada día mediante el encuentro personal con la gracia y la misericordia divina; debéis alimentamos de oración incesante, para que seáis auténticos adoradores del Padre y discípulos asiduos de su palabra; la participación frecuente en los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía os es indispensable para perseverar en el camino de la santificación. Los ojos de vuestro espíritu deben mirar constantemente a Cristo, al tabernáculo, porque es del misterio eucarístico de donde recibís la luz y la fuerza necesarias para avanzar por el camino de la santidad.
Asimismo, en esta perspectiva resultan muy útiles la dirección espiritual y la participación regular en las jornadas de convivencia, en los retiros y en los ejercicios espirituales, así como también en los demás encuentros de formación previstos por vuestro movimiento. De esa forma, experimentareis cuan sorprendente es la acción del Espíritu Santo y de la gracia de Dios que transforma la existencia del creyente.

INSTRUMENTOS DE SU AMOR.
4.- “Cristo cuenta conmigo; yo cuento con él".
Esta breve expresión sintetiza bien el empeño misionero que se os confía.  Todo os llega de él; pero El os pide la disponibilidad para poder obrar eficazmente a través de vuestras personas. Sed por tanto dóciles instrumentos de su amor, intrépidos testigos y humildes servidores suyos. El “rollo", el anuncio viviente que habéis recibido, debéis seguir difundiéndolo debéis seguir difundiéndolo: vosotros mismos debéis ser el anuncio vivo del Evangelio. 

   
Con el espíritu imbuido de esperanza y de ardor misionero “gritáis" vuestra fidelidad a Cristo sin faltar jamás a sus esperanzas.  Gritadlas, con la vida, en el cumplimiento cotidiano de  vuestro deber.  Sabéis cuán apasionante es trabajar por el reinode Dios y conocéis bien la sed espiritual del corazón humano.
"Una grande, comprometedora y magnífica empresa” - escribí en la exhortación Chrístifideles laící - “ha sido confiada a la Iglesia: la de una nueva evangelización, de la que el mundo actual tiene una gran necesidad. Los fieles laicos han de sentirse parte viva y responsable de esta empresa” (Enc. CL.- Nº 64) He aquí el campo apostólico abierto también a vosotros en estos años de gran importancia histórica: La Iglesia os pide que seáis instrumentos de reconciliación y de fraternidad, difundiendo la amistad entre cuantos viven cerca de vosotros. Os pido que contribuyáis a un nuevo florecimiento del mundo, transformado con frecuencia en un desierto a causa del egoísmo y el pecado.
UNA CADENA DE ORACIONES.
5.- Queridos hermanos y hermanas, en los Cursillos de Cristiandad, después de haber experimentado durante los tres días del curso un fuerte impacto con el amor de Dios y con las exigencias prácticas que derivan de él, comienza lo que llamáis el cuarto día, que dura, prácticamente, toda la existencia.  En este largo día - es decir cada día de la vida - debéis ser fieles, vigilantes y perseverantes. En toda ocasión debéis ayudaros y animaros mutuamente con el ejemplo y el apoyo fraterno, rezando incesantemente y ofreciendo al Padre celestial todo sufrimiento y toda prueba. ¿Acaso no es reconfortante saber que de todas las naciones del mundo, en las que el movimiento se ha difundido, se eleva hacia el cielo una cadena de oraciones a través de las llamadas 'intendencias"?. Tal solidaridad espiritual, cuando se hace habitual, es una ayuda preciosa para que cada uno pueda perseverar en la propia vocación.
Mientras os animo a crecer en el entusiasmo y en la generosidad, confío a cada uno de vosotros y a todo el Movimiento a María, Madre de Cristo y de la Iglesia.  Que ella os guíe y os sostenga: la Virgen os proteja siempre
En Su nombre imparto de corazón a todos mí bendición apostólica.


Tres años mas tarde, la 1ª Ultreya Europea en Sevilla recibirá su palabra:


CURSILLOS DE CRISTIANDAD
1ª ULTREYA EUROPEA 
ALOCUCION DE S.S. EL PAPA JUAN PABLO II 
SEVILLA. ESPAÑA, 12.06.1993



Vaticano, 3 de junio de 1993

Su Santidad Juan Pablo II, saluda con particular afecto a los organizadores y participantes en la 1ª Ultreya Europea del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, que se celebra en Sevilla con ocasión del XLV Congreso Eucarístico Internacional, y les alienta a permanecer fieles a la gracia recibida y a ser siempre testigos de los genuinos valores evangélicos en las sociedades europeas para que, reavivando las raíces cristianas de este continente, se construya una Europa del hombre y para el hombre, en la plenitud de sus derechos y en solidaridad fraterna.
  

Al mismo tiempo, el Santo Padre les anima a hacer de esta efeméride una ocasión propicia para dar un decidido impulso en las tareas de la nueva evangelización, renovando el compromiso de apostolado, que incumbe a todo bautizado, de promover la paz, la justicia y el auténtico progreso, basado en la libertad genuina, es decir, en la elección que brota de la conciencia recta. Asímismo, Su Santidad exhorta a todos los cursillistas a una creciente formación cristiana y una activa participación en la vida litúrgica y caritativa la iglesia, colaborando con las iniciativas pastorales de cada diócesis.
Con estos deseos, y bajo la mirada misericordiosa de la Virgen María -Estrella de la nueva evangelización, el Sumo Pontífice eleva fervientes plegarias para que el Señor haga muy fecundos los trabajos de ese encuentro eclesial, mientras, en prenda de constante asistencia divina, imparte complacido la implorada Bendición Apostólica.



En 1995, con motivo de la 4ª Ultreya Nacional italiana, nuevamente el Papa tendrá una palabra para los cursillistas:


CURSILLOS DE CRISTIANDAD
4ª ULTREYA NACIONAL ITALIA 
ALOCUCION DE S.S. EL PAPA JUAN PABLO II
ROMA, 06.05.1995
   
Queridísimos hermanos y hermanas:
1.- Doy mi más cordial bienvenida a todos vosotros, llegados desde las diversas regiones de Italia para participar en la 4ª Ultreya Nacional de los Cursillos de Cristiandad. Saludo muy particularmente a los Venerables Hermanos en el Episcopado aquí presentes y dirijo mi pensamiento en estos momentos a los sacerdotes y laicos que integran las “estructuras de comunión” de vuestro Movimiento, al mismo tiempo que doy gracias a Dios por la abundancia de dones y de luces con que actúa mediante todos y cada uno de vosotros.
La celebración de esta Ultreya Nacional está en consonancia con vuestro estilo de evangelizadores, que se refuerza con la experiencia de comunión con el sucesor de Pedro y con las diócesis, reafirmándose así la dimensión eclesial. Realmente, como nos recuerda la “Evangelii Nuntiandi”, “evangelizar no es nunca y para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente eclesial”. “Cada uno de los evangelizadores evangeliza en nombre de la Iglesia, la cual a su vez, lo hace en virtud de un mandato del Señor” (Enc.EN.Nº 60).
2.- Vuestro Movimiento os pide ser fermento evangélico en la “masa” del mundo. Es tarea no fácil que supone una gran humildad y una sólida fe en el Señor. Actuando en el mundo donde no faltan signos de esperanza y de energías positivas seriamente dedicadas al servicio del bien, descubrís, sin embargo, cada día las grandes heridas que lo debilitan, como son la secularización y la indiferencia religiosa, la violencia que de vez en cuando aplasta a hombres y mujeres indefensos, el desprecio, a veces solapado, de la vida humana.  Poneos, con vuestra discreta acción apostólica, de parte de esta humanidad herida, y disponedla para que acoja la Verdad del hombre: a Cristo. Después de haber preparado el terreno a la Gracia redentora, podréis ofrecer a muchos hermanos, mediante los Cursillos de Cristiandad, un encuentro intenso, liberalizador y gozoso con el Señor. Permaneced siendo siempre fermento vivo.  Pero ¿cómo conseguir mantener este fervor evangélico?
3.- Vuestro programa espiritual y apostólico utiliza la imagen del “trípode” para indicar que la piedad, el estudio y la acción son las condiciones que garantizan la fidelidad a vuestra vocación.
El evangelizador es ante todo aquel que, habiendo encontrado la piedra preciosa de que habla el Evangelio, siente la necesidad de comunicar su hallazgo a los demás. Precisamente, en la escucha orante se puede captar la buena noticia del amor de Dios. La oración sigue siendo la gran ocasión para experimentar la alegría de ser los hijos amados del Señor.  Así como también a la oración está ligada la necesidad que tiene el apóstol de vivir constantemente la Gracia divina. De hecho, no son sólo sus palabras sino, sobre todo, su identidad como templo del Dios vivo, y su configuración con Cristo, lo que suscita el deseo del encuentro con Dios en aquel que está alejado de Él.
“Adorad al Señor, a Cristo, siempre prontos para responder a los que os pregunten por la razón de vuestra esperanza” (1ªPe.3,13). Pedro sugiere otra dimensión irrenunciable del evangelizador: la necesidad de profundizar en el fundamento racional de la buena noticia mediante el estudio continuado de la Palabra de Dios y de la Tradición viva de la Iglesia. El principio guía del anuncio cristiano: la fidelidad a Dios y al hombre, requiere una atención constante a la cultura contemporánea.
Este estudio debe unir al rigor científico la dimensión sapiencial, que llevará a acoger el dato revelado como don y como gracia, estimulando a poder compartir con los demás la alegría de haberse encontrado con la Verdad.
Los primeros destinatarios de este compartir serán los mismos familiares: a este propósito os exhorto a vivir, a sostener y difundir la práctica recomendable de la lectura del Evangelio en familia, preciosa ocasión para un encuentro con el Señor.
Finalmente, la aproximación del tercer milenio cristiano, y la urgencia de la nueva evangelización, deberán encontramos particularmente dedicados, con renovado ardor y con métodos siempre decuados, a la acción misionera.
   
Ésta, como os lo propusisteis en la minimisión tenida por vuestro Movimiento en 1993, deberá ser siempre más minuciosa y estar más ramificada, para llevar a Jesús a todos los ambientes, testimoniandoa los que están lejos el rostro misericordioso del Padre y una experiencia renovada de la Iglesia.
4.- Queridísimos hermanos y hermanas; Cristo os necesita, no os sustraigáis a su invitación.  Sed generosos y valientes en la respuesta.
Que la 4ª Ultreya Nacional sea el principio de un nuevo camino de Gracia para vuestro Movimiento y para tantos hermanos que están lejos. Que María, la Madre de la IgIesia, os acompañe en el empeño cotidiano por la evangelización.
De todo corazón quiero animaros y os bendigo.

Otro importante mensaje de Juan Pablo II lo tenemos en sus palabras a la 6ª Ultreya Nacional de España en 1997, en Guadalajara.


CURSILLOS DE CRISTIANDAD
 6ª ULTREYA NACIONAL DE ESPAÑA
MENSAJE DE S.S. JUAN PABLO II
GUADALAJARA, ESPAÑA, 19.04.1997


Con ocasión de la Ultreya Nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, que tiene lugar en Guadalajara, Su Santidad Juan Pablo II saluda cordialmente a los participantes en la misma y les alienta a comprometerse en el anuncio de Jesucristo en el propio ambiente familiar y profesional, cooperando a la vez en diversas actividades pastorales de las respectivas diócesis, de acuerdo con directrices episcopado para «proclamar el año de gracia del Señor» (Is.61,2). De este modo se podrá contar con la generosa colaboración de todos para atender los diversos sectores de cara a la nueva evangelización que ha de preparar el gran jubileo del año dos mil.
Asegurando su ferviente plegaria al Señor, por intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia, para que los Cursillistas de Cristiandad sean fermento de auténtica vida cristiana en medio de la sociedad española, el Santo Padre les imparte complacido la implorada bendición apostólica.
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Una nueva intervención de Juan Pablo II en relación a Cursillos, la tendremos con motivo de la 3ª ULTREYA MUNDIAL en Roma, en el marco del Jubileo de los 2000 años del nacimiento de Cristo. Esta Ultreya del gran jubileo tendrá como tema: "Evangelizar los ambientes en el tercer milenio cristiano: un desafío para los Cursillos de Cristiandad”.
Tras recibir al inicio del encuentro las palabras de saludo de la Presidenta Mundial del Moviento de Cursillos, Frances Ruppert, y ante la presencia de cerca de cuarenta mil miembros del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, procedentes de todo el mundoel Papa pronuncirá en italiano, francés, inglés, castellano, portugués y polaco, el siguiente discurso, cuyo texto completo, por el profundo significado que tiene,  y como lo hicimos con las dos Ultreyas Mundiales anteriores, realizadas en Roma (1966) y en Ciudad de México (1970), reproducimos a continuacion según ha sido publicado por la edición castellana de “L'Osservatore Romano”.



CURSILLOS DE CRISTIANDAD
3ª ULTREYA MUNDIAL 
ALOCUCION DE S.S. EL PAPA JUAN PABLO II
ROMA, 29.07.2000










Amadísimos hermanos y hermanas:
1. Me alegra dirigiros mi afectuoso saludo a todos vosotros, que habéis venido aquí desde los cinco continentes para la tercera Ultreya mundial de los Cursillos de Cristiandad,  la Ultreya del gran jubileo. Gracias por vuestra visita y sed todos bienvenidos. 
Saludo a los cursillistas de lengua española, venidos desde América y desde España, recordando que fue en Palma de Mallorca donde nació esta experiencia apostólica iniciada por monseñor Juan Hervás, celoso pastor de aquella comunidad eclesial. 
Os doy la bienvenida a cada uno, y os aliento a hacer de esta Ultreya del gran jubileo un tiempo de renovado compromiso de santidad de vida y de apostolado. 
Dirijo un cordial saludo de bienvenida a todos los participantes de lengua francesa. 
Saludo, en particular, a todos los que han venido de países de lengua alemana. Quiera Dios que esta celebración fortalezca vuestra fe. 
Saludo a la presidenta del organismo mundial de los Cursillos de Cristiandad y le  agradezco las cordiales palabras que me ha dirigido en vuestro nombre, presentando el compromiso apostólico de vuestro movimiento y el bien que el Señor realiza a través de vosotros. Saludo a los fundadores y a los animadores espirituales, así como a los diversos responsables del movimiento. Vuestra presencia, tan variada y alegre, testimonia que la pequeña semilla sembrada en España hace más de cincuenta años se ha convertido en un gran árbol lleno de frutos del Espíritu. Más aún, sigue constituyendo una feliz respuesta a la pregunta  formulada  por  mi  venerado predecesor, el Papa Pablo VI, en la primera Ultreya mundial de Roma: "El Evangelio ¿puede aún conquistar al hombre maduro, (...) tanto en la civilización urbana como en la agrícola?" (AAS58, 1966, 503). 
Por tanto, me uno con alegría a vuestra acción de gracias al Señor por cuanto ha realizado y sigue realizando en la Iglesia mediante los Cursillos de Cristiandad. 
El tema de esta Ultreya mundial  -"Evangelizar los ambientes en el tercer milenio cristiano: un "desafío" para los Cursillos de Cristiandad"- atestigua el esfuerzo de volver a proponer con medios y entusiasmo  renovados la experiencia de Cristo a los hombres y a las mujeres del siglo XXI. Esto es más urgente aún dado que "enteros países y naciones, en los que en un tiempo la religión y la vida cristiana fueron florecientes y capaces de dar origen a comunidades de fe viva y operante, están ahora sometidos a dura prueba por la continua difusión del indiferentismo, del secularismo y del ateísmo" (Christifideles laici, 34). 

2. Levadura profética. 
Ante esa situación, que desafía a los creyentes a "rehacer el entramado cristiano de la sociedad humana" (ib.), el método del cursillo quiere contribuir a cambiar en sentido cristiano los ambientes donde las personas viven y actúan, mediante la inserción de "hombres nuevos", que han llegado a serlo gracias a su encuentro con Cristo. A este objetivo tienden los tres días del "cursillo" de cristiandad, durante los cuales un equipo de sacerdotes y laicos, sostenidos por la oración y el ofrecimiento de sacrificios por parte de los demás miembros del movimiento, comunica las verdades fundamentales de la fe cristiana, especialmente de modo "vivencial". El anuncio de Cristo, propuesto de este modo, abre casi siempre a los participantes en el cursillo al don de la conversión y a una conciencia más viva del bautismo recibido y de la propia misión en la Iglesia. Se  sienten llamados a ser "levadura" profética, que se mezcla con la harina para fermentar todo (cf. Mt 13, 33), "sal de la tierra" y "luz del mundo" (Mt 5, 13-14) para anunciar a cuantos encuentran que únicamente en Jesucristo está la salvación (cf. Hch 4, 12) y que "el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado" (Gaudium et spes, 22). 

3. La diaconía de la verdad. 
Queridos hermanos y hermanas, sed testigos intrépidos del "servicio a la verdad" y trabajad sin descanso con la "fuerza de la comunión". Apoyándoos en vuestras ricas experiencias espirituales, que son un tesoro, aceptad el "desafío" que nuestro tiempo plantea a la nueva evangelización, y dadle sin miedo vuestra respuesta. 
Frente a una cultura que, con mucha frecuencia, niega la existencia misma de una verdad objetiva de valor universal y que a menudo se pierde en las "arenas movedizas" del nihilismo (cf.  Fides et ratio, 5), los fieles deben saber indicar claramente que Cristo es el camino, la verdad y la vida (cf. Jn 14, 6). 
A vosotros, que le habéis abierto generosamente vuestro corazón, Jesús os pide que anunciéis incansablemente su nombre a quienes aún no lo conocen. Os llama a su servicio, al servicio de su verdad, la verdad que nos hace libres. 
Cuanto más transparente sea esta "diaconía de la verdad" en vuestra vida diaria, tanto más convincente será. Como os recuerda una oración que se reza mucho en el movimiento de los Cursillos, "Cristo no tiene manos; sólo tiene nuestras manos para cambiar el mundo actual. Cristo no tiene pies; sólo tiene nuestros pies para llevar al mundo hacia él. Cristo no tiene labios; sólo tiene nuestros labios para hablar a los hombres". 


4. Fidelidad al Magisterio y comunión eclesial.
Este es vuestro apostolado. Llevadlo a cabo en constante sintonía eclesial, para que así se manifieste la "fuerza de la comunión" que es a la vez el estilo y el contenido mismo de la misión del pueblo de Dios. Frente a las diversas formas de individualismo, que fragmenta y dispersa la capacidad y los recursos evangelizadores, aunad vuestros esfuerzos misioneros a los de las múltiples agrupaciones eclesiales suscitadas por el Espíritu en la Iglesia de nuestro tiempo. 
Esforzaos para que resalte de nuevo la belleza de las primeras comunidades cristianas, que hacían decir con admiración a los paganos: "¡Mirad cómo se aman!". Y sed siempre dóciles a las indicaciones del Magisterio. En efecto, ningún carisma dispensa de la referencia y de la sumisión a los pastores de la Iglesia, cuyo discernimiento es garantía de fidelidad al carisma mismo. Que la actual celebración jubilar suscite en todos vosotros una renovada fidelidad a vuestra inspiración original y una más firme comunión eclesial. 


5. "De colores, de colores se visten los campos en la primavera. De colores, de colores son los pajaritos que vienen de fuera. De colores, de colores es el arco iris que vemos lucir...". 
Durante los días del cursillo, las palabras de esta canción popular española ayudan a los participantes a reflexionar sobre la belleza multiforme de la creación. Encontrándoos con Cristo, habéis aprendido a mirar con ojos nuevos a las personas y a la naturaleza, a los acontecimientos cotidianos y a la vida en general. Habéis experimentado que la verdadera felicidad se logra en el seguimiento del Señor. Esta experiencia personal y comunitaria debe ser transmitida a los otros. 
Muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo, que por desgracia se alejan de Dios, esperan de vosotros la luz de la fe que les ayude a redescubrir los colores de la existencia y de la alegría de sentirse amados de Dios. 
"¡Ánimo! ¡Ultreya! ¡Adelante!", os repite hoy el Sucesor de Pedro. Contemplad a María, ejemplo de fidelidad indefectible a Dios, y, como ella, en todas las circunstancias poned vuestra confianza en Dios, Padre de misericordia, que mantiene vuestros pasos por el camino de la verdad y del amor.

Mi saludo se extiende, con la misma cordialidad, a todos los demás peregrinos que se han dado cita aquí.  En particular, a los de la diócesis de Leiría, Fátima, encabezados por su obispo, el querido Monseñor Serafim.Queridos hermanos y hermanas, han pasado dos meses desde que tuve la alegría de encontrarme entre vosotros, gozando de vuestra cordial hospitalidad y testimoniando vuestra radiante alegría por la confirmación de la santidad de dos paisanos vuestros: los beatos Francisco y Jacinta Marto.  Hoy  vosotros, representación elegida de esa Iglesia particular, me devolvéis la visita.  Habéis venido a la tumba del Príncipe de los Apóstoles, con espíritu de oración v penitencia, para implorar perdón e indulgencia y renovar vuestra entrega a la obra de divinización de la humanidad que comenzó hace dos mil años con el nacimiento de Dios encarnado.

Saludo de corazón a toda la diócesis de Leiría, Fátima, deseando que este gran jubileo de la Encarnación sea para todos vosotros el “año de Gracia del Señor” que se hizo realidad con Jesús  y en Jesús (cf. Lc. 4,19-21), a fin de que esperéis confiadamente en la fuerza de su mensaje y de su obra de salvación, améis a todos con amor de donación y también de reparación por la ingratitud de tantas personas con respecto a Dios, y testimoniéis la fe con valentía y coherencia en la sociedad actual.
Que la Virgen Santísima, presente místicamente en vuestros santuarios marianos, entre los que sobresale, por elección de ella, el de Fátima, os acompañe maternalmente en vuestro camino de penitencia y conversión, y os sostenga en la realización de vuestros propósitos para bien de vuestra diócesis y para la salvación del mundo.
Os saludo cordialmente a vosotros, peregrinos de Polonia, que habéis venido a este encuentro.  Os agradezco vuestro compromiso por la nueva evangelización y la construcción de la civilización del amor y la solidaridad en el mundo.  La Iglesia os necesita.  Necesita vuestra actitud cristiana y vuestra santidad, para que se realice en el mundo la gran obra de la salvación.

Con afecto, os aseguro un constante recuerdo en la oración y os imparto a todos la bendición apostólica, propiciadora de abundantes gracias divinas.






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CURSILLOS DE CRISTIANDAD
40 ANIVERSARIO DE LOS CURSILLOS EN ITALIA 
ALOCUCION DE S.S. EL PAPA JUAN PABLO II
ROMA, 04.05.2002





El Sábado 4 de Mayo de 2002, Juan Pablo II recibirá en la sala Clementina del Vaticano, a un grupo de responsables nacionales, territoriales y diocesanos del Movimiento Cursillos de Cristiandad, en el marco de la celebración del 40° aniversario de la presencia de los Cursillos en Italia y de la reciente aprobación de sus estatutos por la Conferencia Episcopal Italiana.
En la actualidad los Cursillos están presentes en mas de sesenta países del mundo.
Al inicio del encuentro dos representantes del grupo saludaron al Santo Padre en nombre de la asamblea, y el Vicario de Cristo les dirigió el discurso que ofrecemos a continuación:




Amadísimos hermanos y hermanas: 
1.- Es para mi motivo de alegría encontrarme hoy con vosotros: ¡gracias por esta visita! Vuestra presencia, tan numerosa y alegre, testimonia cuanto dije a los cursillistas de todo el mundo que acudieron a Roma con ocasión del gran jubileo del año 2000: en verdad, “la pequeña semilla sembrada en España hace mas de cincuenta años se ha con­vertido en un gran árbol lleno de frutos del Espíritu”. (Discurso a los participantes en la III Ultreya, 29 de julio de 2000, n.1: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 4 de agosto de 2000, p.3).

Doy a todos mi más cordial bienvenida. Saludo, en particular, a vuestros dos representantes, que se han hecho intérpretes de los sentimientos comunes, así como a los animadores espirituales y a los diversos responsables del Movimiento. 
Los Cursillos de Cristiandad están presentes actualmente en más de sesenta países de todos los continentes y en ochocientas diócesis. Aquella semilla ha germinado y ha crecido durante estos años también en tierra italiana, dando  abundantes frutos de conversión y santidad de vida, en profunda sintonía con las orientaciones pastorales de la Conferencia Episcopal Italiana.



2.- En este momento deseo volver con el pensamiento, juntamente con vosotros, a dos citas que tuvieron gran significado y alcance. Me refiero, ante todo, al encuentro con los miembros de los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades, en la plaza de San Pedro, durante la inolvidable vigilia de Pentecostés, el 30 de mayo de 1998. 
En aquella ocasión reconocí en estas nuevas realidades eclesiales una respuesta providencial, suscitada por el Espíritu Santo para la formación cristiana y para la evangelización. Pero, al mismo tiempo, exhorté a crecer en la conciencia y en la identidad eclesial: “Hoy ante vosotros se abre una etapa nueva: la de la madurez eclesial. (...) La Iglesia espera de vosotros frutos "maduros" de comunión y de compromiso” Discurso en el Encuentro Mundial de los Movimientos, 30 de mayo de 1998, n.6: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de junio de 1998, p.14). 



Esa invitación conserva plenamente su actualidad y urgencia, y constituye un auténtico desafió que es preciso afrontar con valentía y determinación. En la línea de este compromiso para alcanzar una madurez eclesial cada vez mas sólida se sitúa la solicitud que el organismo mundial de los Cursillos ha hecho al dicasterio competente de la Curia Romana, a fin de obtener el reconocimiento canónico y la aprobación de sus estatutos.



3.- El segundo acontecimiento importante que quisiera recordar es la IIIª Ultreya Mundial, que culminó con el encuentro jubilar de vuestros miembros en la plaza de San Pedro, al que acabo de referirme. A este propósito, deseo renovaros la exhortación que os dirigí en aquella ocasión a ser testigos audaces de la “diaconía de la verdad”, trabajando incansablemente con la “fuerza de la comunión”. 
En efecto, esa consigna es cada día más necesaria y comprometedora. Vosotros daréis ciertamente la valiosa contribución que brota de vuestro carisma particular. En efecto, el anuncio kerigmatico que constituye el corazón de vuestro movimiento consiste únicamente en “fijar la mirada en el rostro de Cristo”, a lo cual invite en la "Novo Millennio Ineunte" (cf. n.16 ss). Esa mirada conlleva respetar “la primacía de la gracia”, para emprender un camino de catequesis y oración, de conversión y santidad de vida. Los frutos que produce son un sentido más fuerte de pertenencia a la Iglesia y un nuevo impulso de evangelización en los ambientes de vida y de actividad diaria. 



4.- Amadísimos cursillistas, proseguid con confianza el camino de formación y vida cristiana que habéis emprendido con tanta generosidad. !Duc in altum! Os encomiendo a la protección materna de Maria Santísima, ejemplo admirable de obediencia a la voluntad del Padre y discípula fiel de su Hijo. 
Asegurándoos un recuerdo especial en la oración, con afecto os imparto la bendición apostólica a vosotros, aquí presentes, y a vuestros seres queridos
(L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 10 de Mayo de 2002, p.6).


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El Papa Benedicto XVI: 


CURSILLOS DE CRISTIANDAD
4ª ULTREYA MUNDIAL 
MENSAJE DEL S.S.BENEDICTO XVI
LOS ANGELES, CALIFORNIA, USA, 01.08.2009


 


El Santo Padre envía sus saludos cordiales y buenos deseos a todos los reunidos en Anaheim, California,  para la IV Ultreya Mundial de Cursillos de Cristiandad.
Él se une a cursillistas de todo el mundo en dar gracias a Dios por todo lo que el movimiento ha hecho para enriquecer las vidas de los fieles, avivando en ellos el fuego de amor que se convierte en la energía  de la misión.
Al mismo tiempo, el Santo Padre invita a esta gran asamblea internacional a buscar  la luz y la fuerza del Espíritu Santo para poder responder aún  más efectivamente al desafío urgente de la nueva evangelización, ofreciendo una correcta catequesis y continua formación en la fe a aquellos jóvenes católicos que anhelan conocer aún más completamente a Jesucristo y el poder de su resurrección.
Consciente de la inmensa contribución que el Movimiento de Cursillos ha hecho en la renovación  de la Iglesia, promoviendo el llamado universal a la santidad y el testimonio profético que incumbe a todos los bautizados, Su Santidad ora por que la Ultreya Mundial inspire en los Cursillistas jóvenes y mayores un renovado compromiso con Cristo y su Iglesia, y un compromiso más activo, para la extensión del reino de Dios, de Verdad, Justicia y Paz.
Con estos sentimientos y con gran afecto en el Señor, el Santo Padre gustosamente imparte su Bendición Apostólica como una promesa de los dones del Espíritu, Sabiduría, Alegría, y Paz.

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A LOS CURSILLISTAS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE BUENOS AIRES

Carta del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires,
a los Cursillistas de la arquidiócesis  (13 de junio de 2011, Fiesta de María, Madre de la Iglesia)

Queridos Cursillistas:

“La buena semilla son los que pertenecen al Reino”         (Mt 13,38)
En la proximidad de la solemnidad de San Pablo, vuestro patrono y modelo de cómo “vivir de colores” damos gracias a Dios por todos los frutos, que a lo largo de los años, la Obra de los Cursillos de Cristiandad le ha brindado generosamente a la Iglesia.
Vuestro servicio de anunciar a Cristo siendo sus testigos en los ambientes cotidianos, es vivenciar, renovar en forma concreta el Bautismo que en El hemos recibido y los convierte en discípulos y misioneros de la Palabra, según lo expresado en la “Const. de la Iglesia”: “A este apostolado, todos están llamados por el mismo Señor, en razón del Bautismo y la Confirmación” (Nº 33).
Les escribo conciente de las dificultades que presenta la inculturación del Evangelio en la sociedad actual y en la confianza que vuestra audacia y fervor apostólico, nacidos del encuentro personal consigo mismo y con Cristo los lleve a hacer historia, en función del bien, para que muchos hermanos, excluidos o no, que viven en la periferia se sientan abrazados por el amor de Jesús.
Ser peregrinos en nuestra Ciudad significa no instalarnos, estar abiertos a la vida y prestar atención a lo que pasa en nuestro corazón como un buen samaritano ante la realidad difícil de tantos hermanos.
Es necesario que el Movimiento de Cursillos de Cristiandad a través de la participación de todos, continúe su camino de conversión pastoral como nos propone Aparecida.
Como Cursillistas en tiempos difíciles deben pedir a Dios la Gracia de tener muchos ahijados, de tener siempre un precursillo en marcha, para no caer en la desesperanza que paraliza y angustia. El regalo del Kerigma que recibieron en el Cursillo es misionante como propone el trípode (piedad, estudio y acción).
Como Iglesia Arquidiocesana necesitamos la unidad de todos en Cristo, para que El, sólo El reine en nuestros corazones y poder así reconocerlo como los discípulos en Emaús.
Al darte gracias por tu peregrinar como cursillista te pido que no dejes de renovar en Jesús Eucaristía tu ardor y fervor apostólico y el de tus hermanos de Reunión de Grupo.
Hoy más que nunca necesitamos que tu cercanía en los ambientes sea luz y alegría para tantos hermanos que ignoran que Dios es un Padre que los ama con ternura.
Hoy más que nunca necesitamos tu presencia para que muchas familias encuentren en el amor trascendente de Cristo, una nueva y más grande dimensión del amor humano.
Hoy más que nunca necesitamos de tu persona y tu testimonio en las Ultreyas, para seguir “adelante”, más allá, en el anuncio y vivencia del Kerigma.
Les pido por favor que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen, Madre de la Divina Gracia, los cuide.
Afectuosamente.

Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires



Queridos Cursillistas:

...damos gracias a Dios por todos los frutos, que a lo largo de los años, la Obra de los Cursillos de Cristiandad le ha brindado generosamente a la Iglesia.
Vuestro servicio de anunciar a Cristo siendo sus testigos en los ambientes cotidianos, es vivenciar, renovar en forma concreta el Bautismo que en El hemos recibido y los convierte en discípulos y misioneros de la Palabra, según lo expresado en la “Const. de la Iglesia”: “A este apostolado, todos están llamados por el mismo Señor, en razón del Bautismo y la Confirmación” (Nº 33).
Les escribo conciente de las dificultades que presenta la inculturación del Evangelio en la sociedad actual y en la confianza que vuestra audacia y fervor apostólico, nacidos del encuentro personal consigo mismo y con Cristo los lleve a hacer historia, en función del bien, para que muchos hermanos, excluidos o no, que viven en la periferia se sientan abrazados por el amor de Jesús....