viernes, 30 de mayo de 2014

LA VIDA CRISTIANA ES...


VEN, OH SANTO ESPÍRITU

En el decenario del Espíritu Santo, le invocamos:



NO HAY PERSONA MAS ALEGRE QUE UN CRISTIANO


 El Espíritu Santo es el autor de la alegría cristiana

No le resulta sencillo a Je­sús conseguir que los discípulos superen la tristeza después de haberles anunciado su marcha. No se diferenciaban mucho de nosotros, a quienes tanto nos cuesta superar los momentos difíciles. Por eso, el Señor vuelve a insistir en la tristeza y la alegría, pero esta vez con un ejemplo clarificador: se sirve Jesús de una breve parábola, sacada de la experiencia del nacimiento de un ser humano. “La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza porque ha llegado su hora; pero en cuanto da a luz al niño ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre”.
Este lenguaje figurativo referente a los dolores del parto tiene sus raíces en el Antiguo Testamento, en que se aplica al día del Señor y a la venida del Mesías. Así en los profetas Isaías, Oseas y Miqueas, por ejemplo. Según la mentalidad judía que reflejan los discursos escatológicos de los sinópticos, al día final del Señor precederá una gran tribulación para los elegidos, preludio de la alegría por la victoria final, lo mismo que los dolores del parto dan paso al gozo de una nueva vida.
La tristeza de los discípulos tendrá un doble motivo de dolor: la partida de Jesús en su muerte, y las tribulaciones que él les ha predicho. Igualmente la alegría que seguirá tiene una doble causa: la victoria de Cristo sobre la muerte en su resurrección, y la presencia duradera del Señor por medio de su Espíritu; si bien esta alegría no excluye el dolor impuesto por el odio del mundo.
Deberíamos recordar con más frecuencia la comparación que el Señor propone entre dolor y gozo, y la madre que da a luz un hijo. «Ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre». Con esta alegría vivieron los apóstoles el nacimiento de los nuevos creyentes a la vida de Dios. Con esa alegría debe­mos trabajar los creyentes de hoy para que al mun­do le siga naciendo un hombre. En aquel enfermo atendido está naciendo un hombre al mundo; y en aquel niño alfabetizado, y en aquel anciano acogido, y en aquel desesperado al que se le escucha…, y en este abrazo de perdón, y en esta conversación man­tenida, y en esta persona que ayudamos a encon­trarse a sí misma, y en esa otra a la que devolvemos las ganas de vivir… No encontraremos persona más alegre que un cristiano que vive a tope su vocación de entrega a los demás. Es la presencia de Cristo resucitado que aparece siempre con el gozo, con la alegría, con la vida a raudales.
Preciosa la misión que el Señor nos encomienda: hacer presente su sonrisa, su paz, su perdón, su alegría, su vida.

cursillosdecristiandad.es

Vuestra tristeza se convertirá en gozo


Hoy comenzamos el Decenario del Espíritu Santo. Reviviendo el Cenáculo, vemos a la Madre de Jesús, Madre del Buen Consejo, conversando con los Apóstoles. ¡Qué conversación tan cordial y llena! El repaso de todas las alegrías que habían tenido al lado del Maestro. Los días pascuales, la Ascensión y las promesas de Jesús. Los sufrimientos de los días de la Pasión se han tornado alegrías. ¡Qué ambiente tan bonito en el Cenáculo! Y el que se está preparando, como Jesús les ha dicho.

Nosotros sabemos que María, Reina de los Apóstoles, Esposa del Espíritu Santo, Madre de la Iglesia naciente, nos guía para recibir los dones y los frutos del Espíritu Santo. Los dones son como la vela de una embarcación cuando está desplegada y el viento —que representa la gracia— le va a favor: ¡qué rapidez y facilidad en el camino!

El Señor nos promete también en nuestra ruta convertir las fatigas en alegría: «Vuestra alegría nadie os la podrá quitar» (Jn 16,23) y «vuestra alegría será completa» (Jn 16,24). Y en el Salmo 126,6: «Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando trayendo sus gavillas».

Durante toda esta semana, la Liturgia nos habla de rejuvenecer, de exultar (saltar de alegría), de la felicidad segura y eterna. Todo nos lleva a vivir de oración. Como nos dice san Josemaría: «Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante de tu camino. —Pide esa misma alegría sobrenatural para todos».

El ser humano necesita reír para la salud física y espiritual. El humor sano enseña a vivir. San Pablo nos dirá: «Sabemos que todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios» (Rom 8,28). ¡He aquí una buena jaculatoria!: «¡Todo es para bien!»; «Omnia in bonum!».

MI MUJER NUNCA RENUNCIARÁ A SU FE

Entrevista en «Avvenire»; su bebé acaba de nacer en prisión
«Mi mujer nunca renunciará a su fe», dice el marido de la sudanesa cristiana encarcelada en Sudán
«Mi mujer nunca renunciará a su fe», dice el marido de la sudanesa  cristiana encarcelada en Sudán
Foto de boda de Daniel y Meryam... pero el Estado islámico sudanés no reconoce el matrimonio y apenas dejan que se vean una vez a la semana
Actualizado 29 mayo 2014 
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 Meriam Ibrahim ha dado a luz a su niña en la cárcel: la ejecutarán por cristiana cuando la destete
 Llaman la atención de la Corte Suprema de Sudán sobre la embarazada cristiana condenada a muerte
 El marido de la embarazada condenada a muerte en Sudán, que usa silla de ruedas: «Sólo rezo»
 Omar era un soldado musulmán a quien hablaron de Santa Bakhita: hoy, católico, se plantea ser cura
[El diario italiano Avvenire, propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana, sigue con atención el caso de Meryam Ibrahim, cristiana ortodoxa sudanesa condenada a muerte en Sudán y encarcelada con cadenas por negarse a renunciar al cristianismo. Ella acaba de dar a luz a su hija Maya este pasado martes en prisión. El diario entrevista a su marido, que es además ciudadano norteamericano. Nota de ReL]

 «Quisiera agradecer la movilización que habéis puesto en marcha en favor de mi esposa. El apoyo de vuestros lectores, así como de todos aquellos que se han movido por Meryam, es fundamental para mí. Y en la situación en la que estamos, todo esto podría tener resultados positivos a nivel de presiones políticas. Esperemos que esta campaña no sea inútil».

Así responde a Avvenire Daniel Wani, el marido de Meryam Ibrahim, en silla de ruedas a causa de una distrofia muscular y que ayer [el martes 27 de mayo] fue padre por segunda vez.

Daniel no está sereno y a menudo, cuando le dirigen preguntas que van demasiado a fondo en el caso legal de su mujer, prefiere responder con un amable «no comment».

-¿Cómo se siente tras el nacimiento de Maya?
Estoy dividido entre la alegría y la frustración. Obviamente estoy contento; después de tanta angustia, mi mujer y mi hija están bien. Pero por otra parte estoy muy decepcionado, porque no me han dado permiso para verlas. Tal vez me permitan hacerlo mañana, tal vez no. Lo único positivo es que las visitas pasarán a ser dos a la semana, en lugar de una como era hasta ahora. Pero hoy me habría gustado estar al lado de mi mujer.

-Su hija recién nacida, ¿le da esperanzas también para el caso judicial?
-Ciertamente, un niño es siempre una bendición, una esperanza. Y en nuestro caso significa mucho más. Lo único que quiero es tener más tiempo para estar con mi familia. Cuando voy a verles no me conceden mucho tiempo para hablar con Meryam y Martin, mi primogénito. Además hay siempre alguien controlándonos. Para las autoridades sudanesas, que consideran nulo nuestro matrimonio, mi mujer y yo, pero también mis hijos y yo, somos unos extraños entre nosotros.

-En los últimos días se ha dicho que Meryam no está siendo tratada bien en la cárcel… -Camina con cadenas y verla así, para mí, es terrible. Ha tenido complicaciones durante el embarazo, pero no sabemos de qué tipo porque no la ha visitado ningún médico. Pero Meryam es fuerte, es mucho más fuerte que yo. Cuando la condenaron yo me eché a llorar, pero ella se mantuvo firme, ni siquiera se estremeció. También por esto no renunciará jamás a su fe, como le había pedido el juez. Y yo, aunque quiero verla libre, no le pediría nunca que lo hiciera.

-¿Cómo vive su hijo Martin todo lo que está sucediendo?
-Aunque aún no ha cumplido los dos años, entiende lo que está sucediendo. Pero tiene el carácter de su madre. Hay otros dos niños en la cárcel con él, y las condiciones no son buenas: la prisión no es un buen sitio para un niño. Me han dado permiso para llevarles medicinas y alimentos, pero los riesgos higiénicos son enormes, por no hablar de los psicológicos.

-¿Cómo transcurren sus días a la espera de tener novedades sobre el proceso judicial?-Tengo algunos amigos, tanto cristianos como musulmanes; también estos últimos piensan que la condena de Meryam es injusta. Intento hacer pasar el tiempo, pero para mí estar sin ella es terrible, terrible. Por esto, sentir la cercanía de tanta gente, saber que hay quien se preocupa por nosotros, es muy, muy importante. Y para quien quiera venir aquí, a Jartum, mi puerta está abierta.

(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)