lunes, 29 de febrero de 2016

29 FEBRERO: AMA SIN JUZGAR (UNA ACTITUD, UN COMPROMISO PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA)




Hoy lunes 29 febrero:


Ama sin juzgar


MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS LUNES 3ª SEMANA CUARESMA



Lunes 3ª Semana de Cuaresma

HOMBRES DE LA ALIANZA CON DIOS
Los hombres y mujeres de la Alianza con Dios, que la guardan con fidelidad, son agradables al Señor y Dios se manifiesta en ellos. El profeta Eliseo es "hombre de Dios" (2 R 5,8) y el Señor le escucha, al pedir la curación de la lepra del general Naamán, que acudió a lavarse siete veces en las aguas bendecidas del Jordán (2 R 5,14).
Jesús, que es el gran Profeta, de una Nueva Alianza, es plenamente agradable al Padre como Hijo querido por Él, aunque sus conciudadanos lo rechazan por su falta de fe y sus celotipias (Lc 4,29). Con frecuencia, los hombres y las mujeres, fieles a la alianza con su Dios, son rechazados por los que se rebelan contra la sumisión debida a Dios.
San José fue un hombre de fe y obediencia a Dios, que coronó la Antigua Alianza y comenzó a participar de la Nueva, que fue sellada en Jesucristo. San José hizo su alianza personal con Dios y se comprometió a aceptar a María como su esposa y a Jesús, el Salvador de su pueblo, plenamente como a hijo. Dios, en cambio, se comprometió con San José, el varón justo y fiel, para mostrar en él y con él su amorosa fidelidad y protección. Dios siempre cumple su parte en la alianza con los hombres, dándoles sus dones y sus promesas inmutables.
Hoy Dios quiere extender su alianza con nosotros. Le pedimos que extienda hoy su alianza a todos aquellos por los que San José intercede. ¡Qué valiosa es la intercesión de S. José por los moribundos, por los enfermos, por los emigrantes y desterrados, por los privados de los bienes materiales y espirituales, por los seguidores perseguidos de Jesús!
"San José, intercede hoy de modo especialísimo por todos aquellos que se reconocen como compañeros de Jesús o llevan su Nombre en el título de sus órdenes, congregaciones o asociaciones de vida cristiana. Mira a la Compañía de Jesús, tu Hijo, y cuídala. Y haznos a todos hombres y mujeres de una alianza fiel y firme ante Dios"


Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C 

domingo, 28 de febrero de 2016

MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS DOMINGO 3ª SEMANA CUARESMA


Domingo 3ª Semana de Cuaresma

EL CAMBIO A MFJOR


Cuando Dios se manifestó a Abrahán, que no tenía descendencia, le cambió, le hizo fecundo y "padre de muchos pueblos" (Rm 4,17). Dios fue también el que cambió a David de pastor en rey y le promete que su casa y su reino durarán por siempre en su presencia (2 S 7,16). Es en Jesús donde va a perdurar y a mejorar el reino de David. Cuando Dios actúa en nuestras vidas nos cambia mejorándonos. José, el carpintero de Nazaret, es elegido por Dios para hacer de esposo y protector de la Madre del Hijo unigénito de Dios. José, por el trato íntimo con Jesús y con María, va cambiando en mejor y santificándose cada vez más.
Dios quiere manifestársenos para cambiarnos a mejor y perfeccionarnos con su santidad. El "Yo-soy" se aparece a Moisés en la zarza ardiendo y le cambia de pastor de ovejas en guía y jefe de su pueblo, Israel (Gn 3,14). Dios les pide a los Israelitas que caminan por el desierto, un cambio radical desde sus protestas airadas hasta la obediencia fiel a su Señor: "No protestéis como protestaron algunos de ellos y perecieron" (1 Co 10,10).
La narración de la higuera estéril encierra una enseñanza parecida. Cristo le exige que pase de la infertilidad al fruto agradable y comestible, porque, de lo contrario, la higuera será cortada (Lc 13,7).

Cualquier cambio a mejor no es obra nuestra; es don de Dios: 'Todo depende de la fe y todo es gracia" (Rm 4,16). Pero al don gratuito de Dios hemos de responder con nuestra colaboración, con nuestro "sí", con el doble encarnacionismo de la acción transformativa de Dios en la corporeidad de nuestra humilde acción humana.

"Enséñame, Señor, a colaborar con tu maravillosa acción transformativa. Porque si no colaboramos Contigo, todos pereceremos de la misma manera (Lc 13,5). Señor, quiero ser siempre fiel colaborador tuyo, como Moisés, como Pablo, como Abrahán, como David y como San José, tu servidor humilde y fiel. Y tú, bendito San José, intercede por nosotros para que cambiemos continuamente a mejor según el modelo perfecto de Jesús, tu hijo adoptivo y bien amado. Amén".


Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.

“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C

sábado, 27 de febrero de 2016

2ª PREDICACIÓN CUARESMAL P. RANIERO CANTALAMESSA

Intro

ACOGED LA PALABRA SEMBRADA EN VOSOTROS.
UNA REFLEXIÓN SOBRE LA COSNTITUCIÓN DOGMÁTICAS DEI VERBUM
 

Segunda predicación de Cuaresma. 26 febrero 2016.
 
Continuamos nuestra reflexión sobre los principales documentos del Vaticano II. De las cuatro “constituciones” aprobadas, la de la Palabra de Dios, la Dei verbum, es la única, junto con la de la Iglesia, la Lumen gentium, en tener la calificación de “dogmática”. Esto se explica con el hecho de que con este texto el Concilio pretendía reafirmar el dogma de la inspiración divina de la Escritura y precisar, al mismo tiempo, su relación con la tradición. Fiel al intento de dar luz a las implicaciones más estrechamente espirituales y edificantes de los textos conciliares, me limitaré, también aquí, a algunas reflexiones dirigidas a la práctica y a la meditación personal.
 
1. Un Dios que habla


 El Dios bíblico es un Dios que habla. “Habla el Señor, … no está en silencio”, dice el salmo (Sal 50, 1-3). Dios mismo repite infinidad de veces en la Biblia: “Escucha, pueblo mío, quiero hablar” (Sal 50, 7). En esto, la Biblia ve la diferencia más clara con los ídolos que “tienen boca, pero no hablan” (Sal 115, 5). Dios se ha servido de la palabra para comunicarse con las criaturas humanas.

 Pero ¿qué significado debemos dar a expresiones tan antropomórficas como: “Dios dijo a Adán”, “así habla el Señor”, “dice el Señor”, “oráculo del Señor”, y otras similares? Se trata evidentemente de un hablar diferente al humano, un hablar a los oídos del corazón. ¡Dios habla como escribe! “Pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones”, dice en el profeta Jeremías (Jer 31, 33).

 Dios no tiene boca ni respiración humana: su boca es el profeta, su respiración es el Espíritu Santo. “Tú serás mi boca”, dice él mismo a sus profetas, o también “pondré mi palabra en tus labios”. Es el sentido de la célebre frase: “los hombres han hablado de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2 Pe 1, 21). La expresión “locuciones interiores”, con la que se expresa el hablar directo de Dios a ciertas almas místicas, se aplica, en un sentido cualitativamente diferente y superior, también al hablar de Dios a los profetas en la Biblia. Sin embargo, no se puede excluir que en algunos casos, como en el bautismo y la transfiguración de Jesús, se trataba de una voz que resonaba milagrosamente también a lo exterior.

 De todos modos se trata de un hablar en sentido verdadero; la criatura recibe un mensaje que puede traducir en palabras humanas. Así vívido y real es el hablar de Dios que el profeta recuerda con precisión el lugar y el tiempo en el que una cierta palabra “viene” sobre él: “El año de la muerte del rey Ozías” (Is 6, 1), “El año treinta, el día quinto del cuarto mes, mientras me encontraba en medio de los deportados, a orillas del río Queba” (Ez 1, 1), “En el segundo año del rey Darío, el primer día del sexto mes” (Ag 1, 1). Así de concreta es la palabra de Dios que de ella se dice que “cae” sobre Israel, como si fuera una piedra: “El Señor ha enviado una palabra a Jacob. Ella caerá sobre Israel” (Is 9, 7).
Otra veces la misma concreción se expresa con el símbolo no de la piedra que golpea, sino del pan que se come con gusto: “Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba, tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón” (Jer 15, 16; cf Ez 3, 1-3).

 Ninguna voz humana alcanza al hombre en la profundidad en la que lo hace la palabra de Dios. Esta “penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hb 4, 12). A veces el hablar de Dios es una voz que “ parte los cedros del Líbano” (Sal 29, 5), otras veces se parece al “rumor de una brisa suave” (1 Re 19, 12). Conoce todas las tonalidades del hablar humano.

 El discurso sobre la naturaleza del hablar de Dios cambia radicalmente en el momento en el que se lee en la Escritura la frase: “La palabra se hizo carne” (Jn 1, 14). Con la venida de Cristo, Dios habla también con voz humana, audible con los oídos también del cuerpo. “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos” (1 Jn 1, 1).
 
¡El Verbo ha sido visto y oído! Y sin embargo lo que se escucha no es palabra de hombre, sino palabra de Dios porque quien habla no es la naturaleza si no la persona, y la persona de Cristo es la misma persona divina del Hijo de Dios. En él Dios no nos habla más a través de un intermediario, “por medio de los profetas”, sino en persona, porque Cristo es “el resplandor de su gloria y la impronta de su ser” (cf Eb 1, 2). Al discurso indirecto, en tercera persona, se sustituye el discurso directo, en primera persona. Ya no “¡Así dice el Señor!”, u “¡Oráculo del Señor!”, sino “¡Yo os digo!”

El hablar de Dios, sea aquel mediado por los profetas del Antiguo Testamento, sea el nuevo y directo de Cristo, después de haber sido transmitido oralmente, se ha puesto por escrito, y tenemos así las divinas “Escrituras”.

San Agustín define el sacramento como “una palabra que se ve” (verbum visibile) ; nosotros podemos definir la palabra como “un sacramento que se oye”. En cada sacramento se distingue el signo visible y la realidad invisible que es la gracia. La palabra que leemos en la Biblia, en sí misma, no es más que un signo material, como el agua en el Bautismo y el pan en la Eucaristía, una palabra del vocabulario humana, no distinta de las otras. Pero al intervenir la fe y la iluminación del Espíritu Santo, a través de tal signo, nosotros entramos misteriosamente en contacto con la viviente verdad y voluntad de Dios y escuchamos la voz misma de Cristo.

“El cuerpo de Cristo -escribe Bossuet– no está más realmente presente en el sacramento adorable, de cuanto la verdad de Cristo lo está en la predicación evangélica. En el misterio de la Eucaristía las especies que veis son signos, pero lo que está encerrado en ellas es el mismo cuerpo de Cristo; en la Escritura, las palabras que escucháis son signos, pero el pensamiento que os dirigen es la verdad misma del Hijo de Dios” .

La sacramentalidad de la palabra de Dios se revela en hecho de que a veces ella misma obra manifiestamente más allá de la comprensión de la persona que puede ser limitada e imperfecta; obra casi por sí misma, ex opere operato, como se dice, precisamente, de los sacramentos. En la Iglesia ha habido y habrá libros más edificantes que algunos libros de la Biblia (basta pensar en La Imitación de Cristo); pero ninguno de ellos obra como obra el más modesto de los libros inspirados.
 
He escuchado a una persona dar un testimonio en un programa televisivo en el que yo también participaba. Era un alcohólico en fase terminal; no resistía más de una hora sin beber; la familia estaba al borde de la desesperación. Le invitaron con la mujer a un encuentro sobre la palabra de Dios. Allí alguno leyó un pasaje de la Escritura. Una frase le atravesó como una llama de fuego y le dio la certeza de ser sanado. Después de eso, cada vez que tenía la tentación de beber, corría para abrir la Biblia en ese punto y solo al releer las palabras sentía la fuerza que volvía a él, hasta el punto de estar completamente sanado. Cuando quería decir cuál era esa famosa frase, la voz se le rompía de la emoción. Era la palabra del Cantar de los Cantares: “Porque tus amores son más deliciosos que el vino” (Ct 1, 2). Los estudiosos habrían arrugado la nariz frente a esta aplicación, pero el hombre podría decir: “Yo estaba muerto y ahora he vuelto a la vida”, como el ciego de nacimiento decía a sus críticos: “Yo era ciego y ahora veo” (cf. Jn 9, 10 ss.).
 
Un hecho similar le sucedió también a san Agustín. En el culmen de su lucha por la castidad, oyó una voz que repetía: “Tolle, lege!”, toma y lee. Teniendo con él las cartas de san Pablo, abrió el libro decidido a tomar como la voluntad de Dios el primer texto en el que hubiese caído. Era Romanos 13, 13 s: “Vivamos con honestidad, como a la luz del día, y no andemos en glotonerías ni en borracheras, ni en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias…”. “No quise leer más, ni era necesario tampoco, pues al punto que di fin a la sentencia, como si se hubiera infiltrado en mi corazón una luz de seguridad, se disiparon todas las tinieblas de mis dudas” .
 
 
2. La lectio divina

 Después de estas observaciones sobre la palabra de Dios en general, quisiera concentrarme en la palabra de Dios como un camino de santificación personal. “La palabra de Dios –dice la Dei Verbum–, es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual” .

Desde el cartujo Guigo II , se han propuesto varios métodos y esquemas para la lectio divina. Estos, sin embargo, tienen la desventaja de estar diseñados casi siempre en función de la vida monástica y contemplativa, y por lo tanto poco adecuados a nuestro tiempo, en el que se recomienda la lectura personal de la Palabra de Dios a todos los creyentes, religiosos y laicos.

 Por fortuna, la Escritura nos propone, por sí misma, un método de lectura de la Biblia al alcance de todos. En la carta de Santiago (Santiago 1, 18-25) leemos un famoso texto sobre la palabra de Dios. Del mismo obtenemos un esquema de la lectio divina que tiene tres etapas u operaciones sucesivas: acoger la palabra, meditar la palabra, poner en práctica la palabra. Reflexionemos sobre cada una ellas.
 
a. Acoger la Palabra
La primera etapa es la escucha de la Palabra: “Recibid con docilidad, dice el apóstol, la Palabra sembrada en vosotros”. Esta primera etapa abarca todas las formas y las maneras en que el cristiano entra en contacto con la palabra de Dios: la escucha de la Palabra en la liturgia, las escuelas bíblicas, los subsidios escritos y –insustituible– la lectura personal de la Biblia.

“El Santo Concilio –se lee en la Dei Verbum– exhorta con vehemencia a todos los cristianos en particular a los religiosos, a que aprendan “el sublime conocimiento de Jesucristo” (Flp 3, 8), con la lectura frecuente de las divinas Escrituras. […] Lléguense, pues, gustosamente, al mismo sagrado texto, ya por la Sagrada Liturgia, llena del lenguaje de Dios, ya por la lectura espiritual, ya por instituciones aptas para ello, y por otros medios” .

En esta fase debemos tener cuidado con dos peligros. El primero es pararse en la primera etapa y transformar la lectura personal de la Palabra de Dios en una lectura impersonal. Este peligro es muy grande, sobre todo en los lugares de formación académica. Si uno espera a ser desafiado personalmente por la Palabra –observa Kierkegaard– hasta que no haya resuelto todos los problemas asociados con el texto, las variaciones y las diferencias de opinión de los expertos, nunca concluirá nada. La Palabra de Dios ha sido dada para que la pongas en práctica y no para que te ejercites en la exégesis de sus oscuridades . No son los puntos oscuros de la Biblia, decía el mismo filósofo, los que me dan miedo; ¡son sus puntos claros!

 Santiago compara la lectura de la palabra de Dios con contemplarse en el espejo; pero quien se limita a estudiar las fuentes, las variantes, los géneros literarios de la Biblia, sin hacer nada más, se parece a quien se pasa todo el tiempo mirando el espejo –examinando la forma, el material, el estilo, la época–, sin mirarse jamás en el espejo. Para él el espejo no cumple su función. El estudio crítico de la Palabra de Dios es indispensable y jamás se darán bastantes gracias a quienes emplean su vida en allanar el camino para una comprensión cada vez mejor del texto sagrado, pero esto no agota por sí solo el sentido de las Escrituras; es necesario, pero no suficiente.

 El otro peligro es el fundamentalismo: tomar todo lo que se lee en la Biblia a la letra, sin mediación hermenéutica alguna. Solo en apariencia los dos excesos, hipercriticismo y fundamentalismo, se oponen: tienen en común el hecho de quedarse en la letra, descuidando el Espíritu.

 Con la parábola de la semilla y el sembrador (Lc 8, 5-15), Jesús nos ofrece una ayuda para descubrir dónde estamos, cada uno de nosotros, en cuanto a la recepción de la palabra de Dios. Él distingue cuatro tipos de suelo: el camino, el terreno pedregoso, las espinas y el terreno bueno. Explica, entonces, lo que simbolizan los diferentes terrenos: el camino a aquellos en los que las palabras de Dios no tienen tiempo ni para detenerse; el terreno pedregoso, a los superficiales e inconstantes que escuchan tal vez con alegría, pero no dan a la palabra una oportunidad de echar raíces; el terreno lleno de zarzas, a los que se dejan ahogar por las preocupaciones y los placeres de la vida; el terreno bueno son los que escuchan y dan fruto con perseverancia.

 Leyendo, podríamos tener la tentación de sobrevolar a toda prisa sobre las tres primeras categorías, a la espera de llegar a la cuarta que, aun con todas nuestras limitaciones, pensamos que es nuestro caso. En realidad –y aquí está la sorpresa– el terreno bueno son los que, sin esfuerzo, ¡se reconocen en cada una de las tres categorías anteriores! Los que humildemente reconocen las veces que han escuchado distraídamente, las veces que han sido inconstantes en las propósitos que ha despertado en ellos la escucha de una palabra del Evangelio, las veces que se han dejado ganar por el activismo y por las preocupaciones materiales. He aquí, sin darse cuenta, que se están convirtiendo en el verdadero terreno bueno. ¡Que el Señor nos conceda también a nosotros ser de los suyos!

 Sobre el deber de aceptar la palabra de Dios y no dejar que ninguna caiga en saco roto, escuchemos la exhortación que daba a los cristianos de su tiempo uno de los más grandes estudiosos de la palabra de Dios, el escritor Orígenes:

“Vosotros que estáis acostumbrados a tomar parte en los divinos misterios, cuando recibís el cuerpo del Señor lo conserváis con todo cuidado y toda veneración para que ni una partícula caiga al suelo, para que nada se pierda del don consagrado. Estáis convencidos, justamente, de que es una culpa dejar caer sus fragmentos por descuido. Si por conservar su cuerpo sois tan cautos –y es justo que lo seáis–, sabed que descuidar la palabra de Dios no es culpa menor que descuidar su cuerpo” .
 
b. Contemplar la Palabra
La segunda etapa sugerida por Santiago consiste en “fijar la mirada” en la palabra, en el estar largo tiempo delante del espejo, vale a decir en la meditación o contemplación de la Palabra. Los Padres usaban para esto las imágenes del masticar o del rumear. “La lectura –escribía Giugo II– ofrece a la boca un alimento sustancioso, la meditación, lo mastica y lo despedaza” . “Cuando uno recuerda las cosas oídas dulcemente las vuelve a pensar en su corazón, se vuelve similar al rumiante”, dice san Agustín .

 El alma que se mira en el espejo de la Palabra aprende a conocer “cómo es”, aprende a conocerse a sí misma, descubre su deformidad de la imagen de Dios y de la imagen de Cristo. “Yo no busco mi gloria”, dice Jesús (Jn 8, 50): aquí el espejo delante de ti y en seguida ves lo lejos que estás de Jesús, si buscas tu gloria; “bienaventurados los pobres de espíritu”: el espejo está de nuevo delante de ti y en seguida te descubres lleno de apegos y lleno de cosas superfluas, lleno sobre todo de ti mismo; “la caridad es paciente…” y de das cuenta cuanto tú eres impaciente, envidioso, interesado. Más que “escrutar la Escritura” (cf Jn 5, 39), se trata de “dejarse escrutar” por la Escritura.

“La palabra de Dios –dice la Carta a los Hebreos– está viva, eficaz y más cortante que la mejor espada; esa penetra hasta el punto de división del alma y del espíritu, en las junturas y en la médula y escruta en los sentimientos y en los pensamientos del corazón. No hay criatura que pueda esconderse delante de él, pero todo está desnudo y descubierto a los ojos suyos. (Heb 4, 12-13).

 En el espejo de la Palabra, por suerte no vemos solamente a nosotros mismos y nuestra deformidad; vemos antes de todo el rostro de Dios; mejor aún, vemos el corazón de Dios.

 La Escritura, dice san Gregorio Magno, es “una carta de Dios omnipotente a su criatura; en ella se aprende a conocer el corazón de Dios en la palabra de Dios” . También para Dios vale el dicho de Jesús: “La boca habla de la plenitud del corazón” (Mt 12, 34); Dios nos ha hablado en la Escritura, de lo que llena siempre su corazón, o sea el amor. Todas las Escrituras han sido escritas para esta finalidad: que el hombre pudiera entender lo mucho que Dios lo ama, y lo entendiese para inflamarse de amor hacia él . El Año Jubilar de la Misericordia es una ocasión magnífica para volver a leer toda la Escritura desde este ángulo, como la historia de las misericordias de Dios.
 
c. Hacer la Palabra
Llegamos así a la tercera fase del camino, propuesto por el apóstol Santiago: “Sean de aquellos que ponen en práctica la palabra…, quien la pone el práctica encontrará su felicidad en el practicarla… Si uno escucha solamente y no pone en práctica la palabra, se asemeja a un hombre que observa el propio rostro en un espejo: apenas se siente observado se va, y enseguida se olvida cómo era”.

Esta es también la cosa que más le agrada a Jesús: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc 8, 21). Sin este “hacer la Palabra” todo el resto acaba siendo una ilusión, una construcción en la arena (Mt 7, 26). No se puede ni siquiera decir de haber entendido la Palabra porque, como escribe san Gregorio Magno, la palabra de Dios se entiende verdaderamente solamente cuando se comienza a practicarla.

 Esta tercera etapa consiste en obedecer a la Palabra. Las palabras de Dios, bajo la acción actual del Espíritu, se vuelven expresión de la voluntad viviente de Dios hacia mí, en un determinado momento. Si escuchamos con atención, nos daremos cuenta con sorpresa que no hay un día en el que, en la liturgia, en la recitación de un salmo, o en otros momentos, no descubramos una palabra de la cual debemos decir: “¡Esto es para mi!, ¡esto es lo que hoy tengo que hacer!”.

La obediencia a la palabra de Dios es la obediencia que podemos hacer siempre. De tener que obedecer a órdenes y a autoridades visibles, solo pasa a veces, tres o cuatro veces en la vida, se si trata de obediencias serias; pero obediencia a la palabra de Dios puede haber una en cada momento. Y también es la obediencia que podemos hacer todos, súbditos y superiores. San Ignacio de Antioquía daba este maravilloso consejo a un colega suyo del episcopado: “Nada se haga sin tu consenso, pero tú no hagas nada sin el consenso de Dios” .
 
Obedecer a la palabra de Dios significa, en realidad, seguir las buenas inspiraciones. Nuestro progreso espiritual depende en gran parte de nuestra sensibilidad a las buenas inspiraciones y a la rapidez con la que respondemos. Una palabra de Dios te ha sugerido un propósito, te ha puesto en el corazón el deseo de una buena confesión, de una reconciliación, de un acto de caridad; te invita a interrumpir un momento el trabajo y a dirigir a Dios un acto de amor. No pongas excusas, no dejes que pase. “Timeo Iesum transeuntem”, decía el mismo san Agustín ; o sea decir: “Tengo miedo de la buena inspiración que pasa y que no vuelve”.
 
Terminamos con el pensamiento de un antiguo Padre del desierto . Nuestra mente decía, es como un molino, este continúa a moler durante todo el día el primer grano que se pone en él. Apurémonos por lo tanto a poner en este molino, desde la mañana temprano, el buen grano de la palabra de Dios; de no hacerlo, viene el demonio y pone en él la cizaña.

 La palabra particular que podemos poner hoy en el molino de nuestro espíritu es el lema del año jubilar de la misericordia: “Sed misericordiosos como es misericordioso el Padre vuestro celestial”.
 
 
1.S. Augustin, Trattati sul Vangelo di Giovanni, 80, 3.
2.J.B. Bossuet, Sur la parole de Dieu, in Œuvres oratoires de Bossuet, III, Desclée de Brouwer, Paris 1927, p. 627.
3.S. Augustin, Confessioni, VIII, 29.
4.Dei Verbum, n. 21.
5.Guigo II, Lettera sulla vita contemplativa (Scala claustralium), 3, in Un itinerario di contemplazione. Antologia di autori certosini, Edizioni Paoline, Milano 1986, p. 22.
6.Dei Verbum, n. 25.
7.S. Kierkegaard, Per l’esame di se stessi. La Lettera di Giacomo, 1, 22, in Opere, a cura di C. Fabro, cit., pp. 909 ss.
8.Origene, In Exod. hom. XIII, 3.
9.Guigo II, Lettera sulla vita contemplativa (Scala claustralium), 3, in Un itinerario di contemplazione. Antologia di autori certosini, Edizioni Paoline, Milano 1986, p. 22.
10.S. Augustin, Enarr. in Ps., 46, 1 (CCL 38, 529).
11.S. Gregorio Magno, Registr. Epist., IV, 31 (PL 77, 706).
12.S. Augustin, De catech. rud., I, 8.
13.S. Gregorio Magno, Su Ezechiele, I, 10, 31 (CCL 142, p. 159).
14.S. Ignazio de Antiochia, L

Padre Raniero Cantalamessa
 

27 FEBRERO: INTERIORIZA. VUELVE A CASA (UNA ACTITUD, UN COMPROMISO PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA)

Hoy sábado 27 febrero:



Interioriza. Vuelve a casa

MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS SÁBADO 2ª SEMANA DE CUARESMA


Sábado 2ª Semana de Cuaresma

 
ALEGRES POR LA CONVERSIÓN DEL HERMANO

 
El amor de Dios es tan ancho que en él caben los hombres de todos los tiempos y todos los pecadores que se arrepienten: Dios "arrojará al fondo del mar todos nuestros delitos" (Mi 7,9). Cristo, desde su amor de Buen Pastor, se dedica también a acoger a los pecadores (Lc 15,2) y se goza profundamente con su conversión.

Nosotros, a imitación de Jesús, cuando vemos a un hermano alejado de Dios y distraído en el pecado, deberíamos llorarle con las lágrimas de Cristo, con el dolor de su Corazón, con el grito de nuestra intercesión y con el gemido por el desgarro del Cuerpo roto de Cristo. ¡Qué alegría, en cambio, cuando el hermano extraviado vuelve al abrazo y a la intimidad con Dios, cuando recapacita, y se arrepiente de los errores de su camino y retorna al techo acogedor de los hijos bien amados!

Sería ruindad y pequeñez de ánimo por nuestra parte indignarnos con la vuelta a la Casa del Padre del hermano arrepentido y tener envidia por la fiesta del retorno (Lc 15,28).

Cristo es el verdadero hermano mayor de Corazón siempre acogedor y verdadero modelo de amor perdonador, que siempre se alegra con su Padre celestial por nuestra conversión y la favorece, la ayuda y la perfecciona. "Gracias, Cristo, hermano mayor, por tu misericordia, por tu acogida para con nosotros, por tu alegría sincera cada vez que nos arrepentimos. Danos un corazón grande para amar y acoger las palabras de tu Padre:"Hijo, deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado" (Lc 15,32). Continúa, Señor Jesús, en este mundo nuestro otras muchas historias de amor, de alegría y de gozo por cada pecador que se convierte en hijo amado y perdonado por Ti y por tu Padre".


Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.

“El Pan de la Palabra... dánosle hoy” Ciclo C

viernes, 26 de febrero de 2016

¿QUÉ PINTA DIOS EN TU VIDA? DESDE MI CURSILLO, LO PINTA TODO EN ELLA

 
 
¿Te atreves a vivir el Cursillo de Cristiandad?
Deja que Dios entre en tu vida y la llene de alegría, sentido y colores.
Del 29 abril al 2 de mayo.
¡No dejes pasar esta oportunidad!


26 FEBRERO: AYUNA. HAZ UNA RENUNCIA (UNA ACTITUD, UN COMPROMISO PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA)



Hoy viernes 26 febrero:



Ayuna. Haz una renuncia


MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS VIERNES 2ª SEMANA DE CUARESMA






Viernes 2ª Semana de Cuaresma

 LA COMUNICACIÓN DE BIENES

¡Es terrible el ansia de poseer del hombre cuando no respeta los derechos de los demás y llega incluso a conspirar, no sólo contra los bienes ajenos, sino hasta contra la misma vida del prójimo! La historia de los hermanos de José, que por envidia traman su muerte (“Venid, matémosle y echémoslo en un pozo cualquiera”, Gn 37,20), es una historia dolorosa que se ha repetido tantas veces a lo largo de la historia de los hombres. "El hombre se convierte en un lobo para el hombre".
El ser humano en sus rebeldías llega hasta atentar contra los derechos de Dios. Todo es propiedad del Dios Creador que nos dejó el uso de sus bienes a sus siervos e hijos. Pero, con frecuencia, el hombre se vuelve orgulloso y egoísta y acaparador excluyente en el uso de las cosas frente a los demás. Se erige en propietario absoluto e injusto, que lucha por excluir de sus derechos legítimos a los otros hombres, e incluso hasta al mismo Dueño y Señor supremo de todo: "Los labradores (rebeldes), agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon" Mt 21,35). Y no pararon hasta tratar de excluir al mismo Hijo del Dueño Supremo de su herencia, matándolo (Mt 21,39).

Comprendo, Señor, tu indignación "Contra el egoísmo asesino y acaparador de tus bienes por unos pocos, que juegan a ser dioses por el poder y la riqueza". ¡Líbranos, Señor, de hundir en la miseria y en la muerte a ningún hijo tuyo por nuestra avaricia incontrolada! Enséñanos a trabajar por la instauración de tu justicia y de tu amor entre los hombres. 
Si creo que Tú eres el Dueño de todo y conozco tus planes sobre la comunicación de los bienes de la tierra para todos, tengo que luchar por la justicia de dar a cada uno lo necesario y fomentar la comunicación de bienes, terrenos y espirituales, entre tantos hijos tuyos, que agonizan y mueren en la miseria material y en el abandono espiritual de la carencia de Dios. Da igual que hoy a la limosna la llamemos "comunicación de bienes" y, en vez de limosneros, usemos para hacer llegar nuestros bienes a los pobres, a organizaciones internacionales de ayuda. Lo hermoso es que hoy el que recibió bienes de la tierra y del cielo en este mundo, los puede compartir más fácilmente que nunca con sus hermanos necesitados. ¡Bendito seas, Señor! 

Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.

“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C

jueves, 25 de febrero de 2016

NUEVA CARTA PASTORAL DE NUESTRO OBISPO: "MISERICORDIA CON TODOS, TAMBIÉN CON LOS EMBRIONES

Nueva Carta Pastoral de Mons. Reig Pla:
«Misericordia con todos, también con los embriones»




El Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla, ha publicado una nueva carta pastoral bajo el título «Misericordia con todos, también con los embriones».
Esta carta pastoral se inscribe en el corazón de la Cuaresma, en el contexto del Año Jubilar de la Misericordia y teniendo como horizonte la Jornada por la Vida que se celebrará el próximo mes de abril.
Al inicio de su carta, el Obispo de Alcalá de Henares recuerda que sus consideraciones «se hacen desde el respeto a todas las personas, proponiendo la verdad, de la que es testigo la Iglesia Católica, desde la misericordia y el amor».
Mons. Reig toma ocasión de una noticia publicada el pasado día 2 de febrero en la que se anunciaba que la “Autoridad de Embriología y Fertilización Humana” (HFEA) del Reino Unido ha aprobado una solicitud del equipo de investigación que dirige la Dra. Kathy Niakan del “Instituto Francis Crick” para renovar la licencia de la investigación de su laboratorio en la que se incluye la “edición de genes” en embriones humanos, es decir, la manipulación genética de embriones humanos.
La carta consta de diez puntos. En el primero apartado se afirma que «los embriones también merecen misericordia, son los primeros peregrinos indefensos cuya dignidad personal inalienable reclama que sean llamados a la existencia como consecuencia directa del abrazo conyugal. Por ello, también es aplicable aquí la obra de misericordia “dar posada al peregrino”. Esta posada no es otra que el vientre de la madre». Y en referencia a la fecundación in vitro, Mons. Reig se pregunta: ¿quién piensa en los millones de embriones de todo el mundo convocados a la existencia en gulags de laboratorio y hacinados en campos de congelación a los que se les han cerrado las puertas de sus familias y de la sociedad?; y afirma «las placas de cultivo - donde se produce la fecundación - y los tanques de nitrógeno líquido - donde son confinados los embriones - son también periferias existenciales».
En los apartados dos y tres Mons. Reig explica algunos detalles de la autorización que se ha aprobado en el Reino Unido para manipular genéticamente embriones y ofrece algunos textos del Magisterio de la Iglesia Católica sobre la experimentación con seres humanos, también en estado embrionario.
En los puntos cuatro y cinco recorre algunos casos conocidos de experimentación ilícita con seres humanos. En el apartado seis Mons. Reig resume, a la luz de la antropología adecuada y de la revelación, qué tienen en común todos los seres humanos.
En el apartado siete el Obispo expone algunos ejemplos de leyes españolas en la que se conculcan los derechos más elementales de los seres humanos en estado embrionario: el derecho a ser concebido como consecuencia del abrazo conyugal entre legítimos esposos, el derecho a la vida, el derecho a tener un padre y una madre conocidos, etc.
En el apartado ocho Mons. Reig explica que «el Papa Benedicto XVI afirmaba que “el libro de la naturaleza es uno e indivisible”; el Papa Francisco desarrolla el mismo concepto en Laudato Si’ con la expresión «ecología integral», lo mismo hizo el Papa San Juan Pablo II al hablar de la “ecología humana” en Centesimus annus. Sin embargo, todos tendemos a mirar la realidad atomizadamente - y así se procura que suceda desde el poder -, como si unas cosas no tuvieran relación con otras, como si todo fuera casual, como si el mal no estuviese organizado». «Que nadie se engañe, lo que contemplan nuestros ojos no es más que una de las muchas piezas del puzle de la estructura esclavista y de muerte que se está construyendo a nivel mundial. Injusticia social (con la síntesis del marxismo y el liberalismo), ecología idolátrica y fragmentada, anticoncepción, esterilización, aborto, “amor romántico”, divorcio, “amor libre”, técnicas de reproducción asistida, ‘pornificación’ de las relaciones personales y de la cultura, sexualidad sin verdad, usurpación deliberada de la filiación natural de los niños, manipulación hormonal / amputación y extirpación de órganos sanos / reasignación de la identidad personal (promovida sistemáticamente en los medios), eutanasia y suicidio asistido, manipulación de embriones, realidad virtual sustitutiva, etc., son solo una parte de los escalones, programados, científica y sistemáticamente, en orden a la de-construcción de la “identidad-misión”, querida por Dios para el ser humano: en su unidad sustancial cuerpo-espíritu, en la diferencia varón-mujer, en la llamada a la comunión con el prójimo y en la vocación a adorar y amar, sobre todas las cosas, a la Santísima Trinidad».
Continua el obispo explicando que estamos ante «un ataque planificado, científica y sistemáticamente, contra el orden de la creación y de la redención» en el que los poderosos aplastan a los débiles; «la arquitectura jurídica de muchos Estados - referida a la vida, al matrimonio y a la familia - se ha constituido en una gigantesca «estructura de pecado» (Cf. San Juan Pablo II, Encíclicas Sollicitudo rei socialis, 36-40 y Evangelium vitae, 24); lo mismo ha sucedido con buena parte de las instituciones internacionales, los partidos políticos y sindicatos mayoritarios y gran parte de los medios de comunicación, las ONG y las grandes empresas multinacionales». El nuevo objetivo que se pretende, explica el obispo, es el transhumanismo, el posthumanismo. Dice el obispo: «tras las fases previas de de-construcción de la familia, del matrimonio y del sujeto humano, el objetivo de los poderosos es, ahora, el transhumanismo, es decir, “producir”, a medio plazo, un nuevo ser post-humano: mejorándolo genéticamente, incorporándole tecnología (los cyborg) y, por último, intentando “volcar” su conciencia en ordenadores. Se trata del sueño quimérico de la inmortalidad y de la superación de las barreras espacio-temporales propias de los que serán considerados “misérrimos seres humanos biológicos sin mejorar”». El Obispo de Alcalá de Henares explica aquí que «la ideología global subyacente, que está siendo sutilmente promovida en todo este proceso, es lo que se ha venido a llamar tecno-nihilismo, hija natural de la dictadura del relativismo»; «la naturaleza humana se torna así en un simple instrumento bioeconómico al servicio del tecnocapitalismo. La cuestión es clara: para maximizar el enriquecimiento de los poderosos y alcanzar sus fines (post-humanismo) la lógica de producción-consumo no debe tener límite moral alguno».
En el apartado nueve Mons. Reig ofrece una palabra de amor y esperanza a otras posibles víctimas de la industria-mercado de la reproducción asistida: los hijos nacidos por estos métodos, los padres, las mujeres a las que se “alquila su vientre”, los jóvenes a los que se convence para que “donen” sus óvulos o espermatozoides y los profesionales de la medicina. Mons. Reig recuerda «que la acción inicua que cometen todos los que cooperan en la fecundación in vitro no afecta a la dignidad inalienable del niño así concebido, que es siempre una criatura amada de Dios, totalmente inocente del atentado cometido por otros contra la ley natural y la Ley de Divina»; al mismo tiempo el obispo propone a todos los que hayan podido errar en esta materia el aceite de la misericordia derramada por Dios a través del Sacramento de la Reconciliación.
Para terminar, Mons, Reig recuerda que «Jesucristo es el verdadero portador de esperanza», por lo que es necesario trabajar (oración y milicia) por «por el Reinado Social de Cristo», al tiempo que nos ponemos en manos de la Santísima Virgen María, Madre de la Vida. Sabemos que «la esperanza no defrauda» (Rm 5, 5), concluye. La carta pastoral puede encontrarse en: www.obispadoalcala.org

27 FEBRERO: MARCHA Y VIGILIA POR LOS CRISTIANOS PERSEGUIDOS

27 de febrero. Marcha, Misa y Vigilia por los Cristianos Perseguidos


http://www.obispadoalcala.org/cutenews-es/data/upimages/2016-02-27_Marcha-Vigilia_Paracuellos.jpg

25 FEBRERO: PREGÚNTATE: ¿CUÁNTO TE SOBRA? ¿CUÁNTO TE FALTA? (UNA ACTITUD, UN COMPROMISO PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA)



Hoy jueves 25 de febrero:



Pregúntate: ¿Cuánto te sobra? ¿Cuánto te falta?

MEDITACIÓN P. CEFERINO SANTOS JUEVES 2ª SEMANA DE CUARESMA



Jueves 2ª Semana de Cuaresma

 LOS MEDIADORES

¡Es terrible apoyarse orgullosamente en uno mismo y olvidarse y apartarse de Dios! "Maldito el que ...en la carne busca su fuerza, apartando' su corazón del Señor" (Jr 17,5). Bastará una enfermedad grave, un accidente importante de circulación para que el hombre soberbio y confiado en su poder quede convertido en un "muñeco roto". El hombre, tanto sano como "roto", necesita de Dios: "Bendito quien confía en el Señor y pone en él su confianza" (Jr 17,7). En la muerte y en el más allá, el hombre es impotente sin la ayuda de Dios. El rico del evangelio de hoy, se encuentra desgraciado y roto tras su muerte y sin la ayuda de verdaderos mediadores (Lc 16,22-26). .
Afortunadamente, los creyentes en Dios no marchan solos. Tenemos a los mensajeros de Dios entre nosotros: 'Tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan" (Lc 16,29). Afortunadamente, a Jesús no vamos solos. Están los "mediadores", que nos acercan a Jesús: Felipe acerca hasta Jesús a los griegos que fueron a las fiestas (Jn 12,21). María presenta a los pastores ante Jesús (Lc 2,16) y después a los Magos (Mt 2,11), y ahora y siempre a todas las generaciones que buscan a Jesús. Y tenemos a los ángeles, que nos ayudan a presentar nuestras ofrendas y nuestras vidas ante Dios.
Tenemos también a la comunidad eclesial; no nos acercamos solos ante el Trono de Dios, sino con "miríadas de ángeles, con la reunión solemne y con la asamblea de primogénitos inscritos en los cielos" (Hb 12,22-23), con el pueblo de Dios y con los que antes no tuvieron compasión, pero ahora son compadecidos (1 P 2,10).

Pero, sobre todo, tenemos a Jesús, "el único y supremo Mediador entre Dios y los hombres" (1 Tm 2,5). ¿Cómo podemos decir que vivimos solitariamente? ¿Cómo podemos decir que caminamos solos hacia Dios? Gracias, Señor, por todos los mediadores que has puesto, mientras vivimos aquí abajo, como alivio y ayuda en nuestro camino.

 Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C

miércoles, 24 de febrero de 2016

MEDITACIÓN P. CEFERINO SANTOS MIÉRCOLES 2ª SEMANA CUARESMA



Miércoles 2ª Semana de Cuaresma

 LA ENTREGA

El sacerdote, el sabio según Dios y el profeta (Jr 18,18) han de ser hombres entregados al servicio del Señor y de su pueblo. El servicio obediente a Dios conlleva, con frecuencia y a imitación de Cristo Maestro, el cáliz de la amargura, de la persecución y el sufrimiento: "Mi cáliz lo beberéis" (Mt 20,23). La entrega al servicio de Dios supone la aceptación de la cruz sin quejas ni resistencias.
En Jesús tenemos el gran modelo de sacerdote, de sabio y de profeta que se ofrenda por nosotros. Cristo se entregó sin reservas a la voluntad del Padre y a sus hermanos los hombres: "El Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados y lo condenarán a muerte" (Mt 20,18). A través de la entrega generosa Dios nos dignifica, nos da el titulo real de servidores suyos -despreciados y perseguidos, a veces-; sin tiempo para la propia evasión y descanso, siempre.

"Acepta, Señor, la oblación y la entrega de tus servidores para que la voluntad del Padre celeste se realice cada hora y cada momento, por medio del sacrificio de la entrega continuada, de la renuncia constante de uno mismo. Me declaro propiedad tuya en plenitud, Señor mío, y renuncio al uso libre de mí mismo y de las cosas que empleo y proclamo también propiedad tuya. ¡Cuida, Señor, de la viña que Tú plantaste! Concédenos que el servicio sacrificado de tus servidores sirva para el rescate de muchos (Mt 20,28).” 

Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C

24 FEBRERO: TESTIMONIA. LLEVA EL EVANGELIO A ALGUIEN (UNA ACCIÓN, UN COMPROMISO PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA)



Hoy miércoles 24 de febrero:



Testimonia. Lleva el Evangelio a alguien






34 ANIVERSARIO ULTREYA "S. JUAN PABLO II". FOTOS

El lunes 22 de febrero celebramos el 34 aniversario de la Ultreya "San Juan Pablo II" de San Fernando de Henares en la parroquia "Santos Juan y Pablo".
Invitados por nuestros hermanos y hermanas "cumpleañeros", nos dimos cita y congregamos un buen número de cursillistas del resto de las Ultreyas de la diócesis festejando la Misericordia de Dios con todos y cada uno de nosotros.
Eucaristía, charla, testimonios y compartir fraterno.
¡Muchas felicidades! A seguir caminando y fermentando ambientes. ¡Ultreya! Siempre... ¡De Colores!







 


















martes, 23 de febrero de 2016

23 FEBRERO: ABRAZA TU PEQUEÑEZ (UNA ACCIÓN, UN COMPROMISO PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA)


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Hoy martes 23 de febrero:



Abraza tu pequeñez

MEDITACIÓN P. CEFERINO SANTOS MARTES 2ª SEMANA CUARESMA


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Martes 2ª Semana de Cuaresma

 SOLO ÉL

Sólo Dios nos puede ayudar a cambiar radicalmente: "Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien, buscad la justicia, defended al oprimido, sed abogados del huérfano, defensores de la viuda" (Is 1,17). Sin el apoyo de Dios no podemos cumplir sus mandatos y exigencias. Cuando nos abrimos al amor del prójimo necesitado, Dios nos perdona y hace blanquear nuestros pecados como la nieve (Is 1,18). Esto es acción misericordiosa de Dios.
No nos salvamos sólo por "cargar en los hombros fardos pesados e insoportables" (Mt 23,4) de preceptos y observancias legales. Nadie puede perdonarnos ni salvarnos sino sólo El, Cristo el Salvador. Nadie lava las manchas de nuestro pecado sino sólo Él. Nadie enseña el camino de la vida eterna, sino sólo Él, el Cristo: el único maestro para el tiempo y para la eternidad: "uno solo es vuestro Maestro" (Mt 23,8). Y nadie tiene autoridad y señorío sobre todas las edades y sobre todos los hombres, sino sólo Él: el único Señor. "Uno solo es vuestro Señor, Cristo" (Mt 23,10).

Sólo lo que está sometido a Ti, Señor Jesús, queda sublimado y ennoblecido. Lo demás son esclavitudes envilecedoras, aunque las llamemos nuestras libertades. Solo Tú nos elevas al orden de lo sobrenatural y de lo divino, cuando nos sometemos plenamente a Ti y sólo a Ti te reverenciamos como a nuestro Maestro y Señor, como a nuestro único Jefe y nuestro único Dios. Haz que vivamos siempre sometidos a Ti, Dios nuestro, y sólo a Ti. Amén. 

lunes, 22 de febrero de 2016

22 FEBRERO: HAZ UN SERVICIO (UNA ACCIÓN, UN COMPROMISO PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA)



Hoy lunes 22 de febrero:



Haz un servicio

JESÚS PONE AL FRENTE A PEDRO, QUE HA RECONOCIDO SU DEBILIDAD Y HA CONFESADO A JESÚS COMO EL HIJO DE DIOS


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Lunes 22 de febrero
Mateo (16,13-19):
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»  Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»  Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
Reflexión:
Hoy celebramos la Cátedra de San Pedro, La Cátedra de Pedro, su enseñanza proviene de su experiencia personal, El confiesa que Jesús es “El Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Todo en él brota de esta experiencia. El encuentro con Jesús al que le llevo su hermano Andrés, le cambió la vida. Fue otro hombre antes y después de conocer a Jesús. Y esta  experiencia gozosa es la que trató de contagiar a todas las personas a las que se dirigió, principalmente después de la muerte y resurrección de Jesús, después de “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificará mi iglesia” y del encargo recibido de “id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
Pedro pide a sus sucesores, que sean “pastores del rebaño de Dios”, como lo fue Cristo y que constantemente se miren en este modelo. Nada de gobernarlo “a la fuerza… como déspotas… esperando sórdida ganancia”, sino siguiendo siempre los pasos y los modos del “Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús, no deja de sorprendernos. Ningún administrador de una gran empresa, hubiese puesto al frente de ella a Pedro, el rudo pescador de Galilea. Sin embargo, Jesús le pone al frente de su comunidad, de su iglesia, porque Pedro ha reconocido su debilidad, la he confesado, ha reconocido a Jesús como el Hijo de Dios, ha reconocido que sin Él no puede hacer nada y confía plenamente en la asistencia amorosa de Jesús en su corazón y en toda la comunidad de sus seguidores. “El Señor dice a Simón Pedro: Yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos”.
Pidamos por nuestro Pedro de hoy, Francisco, piedra en la que hoy Jesús sigue edificando la Iglesia con solidez, pidamos para que su fe no se apague y nos de firmeza a sus hermanos. Buenos días

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