martes, 31 de marzo de 2015

Y TÚ, ¿QUÉ HACES EN SEMANA SANTA?


¿QUÉ HACER EN LA SEMANA SANTA?

Acompañemos al Amigo en estos momentos cruciales y definitivos para nosotros y nuestra salvación.

MEDITACIONES P.CEFERINO SANTOS: MARTES SANTO


DIOS ES GLORIFICADO
 
No hay vida cristiana madura sin un "sí" personal y decidido, dicho desde la fe y el amor a Cristo y a su Padre. Dios es glorificado en el Hijo (Jn 13,11) de modo pleno. Jesús, el Hijo unigénito del Padre, es un "sí" total al querer del Padre y, por eso, Dios es en Jesús honrado y santificado en plenitud.
 
Cuando Cristo "estaba en el seno de Dios" (Is 49,1) era la Palabra completa del Padre, el "sí" íntegro y la imagen perfecta del Padre. Cuando Adán desobedece a Dios, el Hijo se ofrece para encarnarse en obediencia total a su Padre: "El Señor me llamó en las entrañas maternas y pronunció mi nombre" (Is 49,1). 'Tú eres mi siervo de quien estoy orgulloso" (Is 49,3). Desde hoy existe ya un hombre que obedece en todo a su Padre Dios y le glorifica sin límites: "Desde el vientre me formó siervo suyo" (Is 49,5). Y este hombre es Jesús: el hombre-Dios que glorifica plenamente a su Padre.
 
La desobediencia de Adán, la traición de Judas (Jn 13,26), los pecados de los hombres empañaban la gloria de Dios. El sí continuado de Cristo, desde su entrada en el mundo hasta el momento de su muerte en que "todo está cumplido" (Jn 19,30), devuelve a Dios la gloria que los hombres le habíamos robado.
 
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY.
CICLO B Pág. 106 y 107 (Ceferino Santos S.J.)

MARTES SANTO. ¿QUÉ HIZO JESÚS?

 
Jesús vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo, profetiza que será destruido.
Los discípulos están tristes porque Jesús les anuncia que dentro de dos días le matarán.
Los cristianos, como Él, hemos aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida. Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en tono irónico: "sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará porque tiene miedo a ser herida". Y salió valerosamente al frente de sus soldados, y fue gravemente herida.


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No tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.

lunes, 30 de marzo de 2015

Ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos


Hoy, en el Evangelio, se nos resumen dos actitudes sobre Dios, Jesucristo y la vida misma. Ante la unción que hace María a su Señor, Judas protesta: «Dice Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo había de entregar: ‘¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres?’» (Jn 12,4-5). Lo que dice no es ninguna barbaridad, ligaba con la doctrina de Jesús. Pero es muy fácil protestar ante lo que hacen los otros, aunque no se tengan segundas intenciones como en el caso de Judas.

Cualquier protesta ha de ser un acto de responsabilidad: con la protesta nos hemos de plantear cómo lo haríamos nosotros, qué estamos dispuestos a hacer nosotros. Si no, la protesta puede ser sólo —como en este caso— la queja de los que actúan mal ante los que miran de hacer las cosas tan bien como pueden.

María unge los pies de Jesús y los seca con sus cabellos, porque cree que es lo que debe hacer. Es una acción tintada de espléndida magnanimidad: lo hizo «tomando una libra de perfume de nardo puro, muy caro» (Jn 12,3). Es un acto de amor y, como todo acto de amor, difícil de entender por aquellos que no lo comparten. Creo que, a partir de aquel momento, María entendió lo que siglos más tarde escribiría san Agustín: «Quizá en esta tierra los pies del Señor todavía están necesitados. Pues, ¿de quién, fuera de sus miembros, dijo: ‘Todo lo que hagáis a uno de estos pequeños... me lo hacéis a mí? Vosotros gastáis aquello que os sobra, pero habéis hecho lo que es de agradecer para mis pies’».

La protesta de Judas no tiene ninguna utilidad, sólo le lleva a la traición. La acción de María la lleva a amar más a su Señor y, como consecuencia, a amar más a los “pies” de Cristo que hay en este mundo.

LUNES SANTO: ¡QUÉ HIZO JESÚS?


LUNES SANTO: ¿QUÉ HIZO HOY JESÚS?
Jesús ha dormido en el pueblo de Betania, en la casa de Lázaro, Marta y María, sus mejores amigos. A media mañana sube andando a Jerusalén, que está a unos cuatro kilómetros. En el camino, como es la hora de comer tiene hambre. Se acerca a una frondosa higuera, llena de hojas, pero en la que no hay higos, entonces la secó por no tener frutos. Al llegar a Jerusalén, va al templo y lo encuentra lleno de comerciantes haciendo negocios y los echa a latigazos, pidiéndonos que tratemos con respeto a Dios y a las cosas de Dios. Por la tarde pasa por el monte de los olivos, donde estuvo haciendo un rato de oración, y vuelve a pie a Betania.
 

 A lo mejor Dios tampoco encuentra en ti los frutos que Él esperaba. Pídele perdón. ¿Tratas con respeto a Dios y a sus cosas? ¿Cómo te comportas en Misa, en el Oratorio, o en la Iglesia? ¿Haces con cariño las genuflexiones? Cuando oyes blasfemias, ¿pides perdón a Dios interiormente?
Fíjate como Jesús dedicaba todos los días a hacer un rato de oración como tú ahora. No lo dejes ningún día, aunque sea unos pocos minutos.

domingo, 29 de marzo de 2015

Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios


Hoy, en la Liturgia de la palabra leemos la pasión del Señor según san Marcos y escuchamos un testimonio que nos deja sobrecogidos: «Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios» (Mc 15,39). El evangelista tiene mucho cuidado en poner estas palabras en labios de un centurión romano, que atónito, había asistido a una más de entre tantas ejecuciones que le debería tocar presenciar en función de su estancia en un país extranjero y sometido.

No debe ser fácil preguntarse qué debió ver en Aquel rostro -a duras penas humano- como para emitir semejante expresión. De una manera u otra debió descubrir un rostro inocente, alguien abandonado y quizá traicionado, a merced de intereses particulares; o quizá alguien que era objeto de una injusticia en medio de una sociedad no muy justa; alguien que calla, soporta e, incluso, misteriosamente acepta todo lo que se le está viniendo encima. Quizá, incluso, podría llegar a sentirse colaborando en una injusticia ante la cual él no mueve ni un dedo por impedirla, como tantos otros se lavan las manos ante los problemas de los demás.

La imagen de aquel centurión romano es la imagen de la Humanidad que contempla. Es, al mismo tiempo, la profesión de fe de un pagano. Jesús muere solo, inocente, golpeado, abandonado y confiado a la vez, con un sentido profundo de su misión, con los "restos de amor" que los golpes le han dejado en su cuerpo.

Pero antes -en su entrada en Jerusalén- le han aclamado como Aquel que viene en nombre del Señor (cf. Mc 11,9). Nuestra aclamación este año no es de expectación, ilusionada y sin conocimiento, como la de aquellos habitantes de Jerusalén. Nuestra aclamación se dirige a Aquel que ya ha pasado por el trago de la donación total y del que ha salido victorioso. En fin, «nosotros deberíamos prosternarnos a los pies de Cristo, no poniendo bajo sus pies nuestras túnicas o unas ramas inertes, que muy pronto perderían su verdor, su fruto y su aspecto agradable, sino revistiéndonos de su gracia» (San Andrés de Creta).

MEDITACIONES CUARESMALES P.CEFERINO SANTOS: DOMINGO DE RAMOS


BENDITO EL REINO QUE LLEGA
 
Hay horas importantes en la historia. Para muchos es fecha clave la celebración del Jubileo del año 2000. Recordamos los veinte siglos de nacimiento de Cristo. En Semana Santa conmemoramos la muerte redentora de Cristo. Cristo se convierte en un eje central de la cronología y de la historia.
Jesús, al comenzar su predicación en Galilea, proclamaba: "Se ha cumplido el tiempo de las oportunidades, el kairós o el plazo de Dios; ya llega el Reinado de Dios" (Mc 1,15). Se trataba de un momento importante en la historia de la salvación. Hoy, al entrar Jesús en Jerusalén para su Pasión, es aclamado por el gentío: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor como rey! "¡Bendito el Reino que llega de nuestro padre David!" (Mc 11,10).
Cuando Cristo se enfrenta con su pasión, en su combate contra el pecado, contra Satanás y contra la muerte, "ofrece su espalda a los que le golpeaban" (Is 50,6) y se somete "a una muerte de cruz" (Flp 2,8) para ser levantado sobre todo (Flp 2,9) como resucitado y como rey vencedor, de modo que "toda lengua proclame que Jesús, el Cristo, es el único Señor para gloria de Dios Padre" (Flp 2,11). Desde el trono de la cruz Cristo comenzó su Reinado de amor.
Al entrar en la Pasión, Cristo es ungido en Betania como Rey con un frasco de perfume de nardo, derramado sobre su cabeza (Mc 14,3) y, a la vez, es consagrado como Sacerdote, Profeta y víctima. Él es un rey, que entrega su cuerpo y su sangre como precio de salvación por sus consagrados y súbditos y como señal de conquista: 'Tomad, esto es mi Cuerpo" (Mc 14,22). "Esta es mi sangre derramada por todos" (Mc 14,24) tanto en la Pasión como en la Eucaristía. Gracias a la Eucaristía comenzamos ya a participar del vino nuevo del Reino de Dios (Mc 14,25) y somos incorporados al Reino de la paz y del amor.
Cristo es constituido Señor de todo por el Padre, aunque Pedro y nosotros le neguemos tres veces (Mc 14,71-72) o treinta y tres. Es el Hijo de Dios bendito (Mc 14,61), que está sentado como Supremo Señor a la derecha del Todopoderoso (Mc 14,62), aunque los sumos sacerdotes y nosotros con ellos rechacemos su supremo Señorío.
Cristo desde la Cruz empieza a reinar para siempre y su Reino no tiene fin. Nosotros queremos aceptar hoy su dominio y su reinado que durará por los siglos. Con reverencia repetimos lo que los soldados romanos pronunciaban por burla: "¡Salve: Te saludamos, Rey de los judíos!" (Mc 15,18). Y sobre su cruz ponemos un nuevo letrero: Jesús, "rey de los judíos" (Mc 15,26) y "Rey de la humanidad redimida de todos los tiempos".
No Te pedimos, Jesús, con los judíos que, si eres rey de Israel, bajes de la Cruz (Mc 15,32). Te pedimos más bien que perseveres en tu trono del suplicio redentor hasta que todos los pueblos y naciones se sometan a tu poder y señorío salvífico. Destruye desde la cruz el reino de Satanás y del pecado para que la influencia santa de tu reinado llegue a todos nosotros y a todo lo nuestro. ¡Bendito tu Reino que llega! (Mc 11,10). ¡Bendita tu persona divina de Hijo verdadero de Dios (Mc 15,39) y Señor de señores!
"Aceptad la humildad de mi Reino. Mi cabalgadura real es un asno; mi trono una cruz; mi cátedra de maestro un pequeño sagrario. Yo reino en la pequeñez y el escondimiento de los corazones. Yo soy el que ensalzo a los humildes. Admitid mis caminos de cruz y humildad que se tornan en sendas de gloria. Soy vuestro Rey y Señor".
 
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY.
CICLO B Pág. 104 y 105 (Ceferino Santos S.J.)
 
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sábado, 28 de marzo de 2015

UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DE LA SEMANA SANTA 2015

UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DE LA SEMANA SANTA 2015



Jesús resucitaTenemos la suerte de saber, por el evangelio, lo que hizo Jesucristo cada uno de los días de esta semana. Aquí lo tienes. Es la semana más importante de todo el año. Con cada cosa que hizo y dijo, nos quiso enseñar. Habla con Él de eso.

El jueves, viernes y domingo hay Oficios; aunque el jueves y el viernes no es obligatoria la asistencia, ojalá puedas ir los tres días.



LUNES SANTO (30 de Marzo)
¿Qué hizo hoy Jesús? Jesús ha dormido en el pueblo de Betania, en la casa de Lázaro, Marta y María, sus mejores amigos. A media mañana sube andando a Jerusalén, que está a unos cuatro kilómetros. En el camino, como es la hora de comer tiene hambre. Se acerca a una frondosa higuera, llena de hojas, pero en la que no hay higos, entonces la secó por no tener frutos. Al llegar a Jerusalén, va al templo y lo encuentra lleno de comerciantes haciendo negocios y los echa a latigazos, pidiéndonos que tratemos con respeto a Dios y a las cosas de Dios. Por la tarde pasa por el monte de los olivos, donde estuvo haciendo un rato de oración, y vuelve a pie a Betania.
A lo mejor Dios tampoco encuentra en ti los frutos que Él esperaba. Pídele perdón. ¿Tratas con respeto a Dios y a sus cosas? ¿Cómo te comportas en Misa, en el Oratorio, o en la Iglesia? ¿Haces con cariño las genuflexiones? Cuando oyes blasfemias, ¿pides perdón a Dios interiormente?
Fíjate como Jesús dedicaba todos los días a hacer un rato de oración como tú ahora. No lo dejes ningún día, aunque sea unos pocos minutos.


MARTES SANTO (31 de Marzo)
Jesús vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo, profetiza que será destruído. Los discípulos están tristes porque Jesús les anuncia que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida. Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en tono irónico: "sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará porque tiene miedo a ser herida". Y salió valerosamente al frente de sus soldados, y fue gravemente herida.
No tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.


MIÉRCOLES SANTO (1 de Abril)

Jesús se queda en Betania. Simón, el leproso que había sido curado por Jesús, invita al Señor a comer en su casa, por lo agradecido que le estaba. Mientras están comiendo, entra en la casa una mujer del pueblo llamada María; rompe un frasco de perfume carísimo y lo echa a los pies del Señor. Los besa y los seca con sus cabellos. A Jesús le gustó ese detalle de cariño.

Es entonces cuando Judas busca a los jefes del pueblo judío y les dice: "¿Qué me dais si os lo entrego?". Ellos se alegraron y prometieron darle dinero.
¿Eres agradecido como Simón por las veces que a ti también te he curado de tus pecados? Cada vez, después de confesarte, dale gracias por haberte perdonado.
A Jesús le gustará que hoy tengas algún detalle de cariño con Él, como María. Piensa ahora uno concreto y regálaselo ya.


JUEVES SANTO (2 de Abril)
La última Cena. Por la mañana de¡ Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos. Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.
Hazle tú hoy compañía al Señor, que está solo. Haz el propósito de no abandonarle nunca, y de visitarle con frecuencia en el sagrario.


VIERNES SANTO (3 de Abril)
Hoy muere. Al amanecer del viernes, le juzgan. Tiene sueño, frío, le han dado golpes. Deciden condenarle y lo llevan a Pilatos. Judas, desesperado, no supo volver con la Virgen y pedir perdón, y se ahorcó. Los judíos prefirieron a Barrabás. Pilatos se lava las manos y manda crucificar a Jesús. Antes, ordenó que le azotaran. La Virgen está delante mientras le abren la piel a pedazos con el látigo. Después, le colocan una corona de espinas y se burlan de Él. Jesús recorre Jerusalén con la Cruz. Al subir al Calvado se encuentra con su Madre. Simón le ayuda a llevar la Cruz. Alrededor de las doce del mediodía, le crucificaron. Nos dio a su Madre como Madre nuestra y hacia las tres se murió y entregó el espíritu al Padre. Para certificar la muerte, le traspasaron con una lanza. Por la noche, entre José de Arimatea y Nicodemo le desclavan, y dejan el Cuerpo en manos de su Madre. Son cerca de las siete cuando le entierran en el sepulcro.
¡Dame, Señor dolor de amor! Ojalá lleves en el bolsillo un crucifijo y lo beses con frecuencia.



SÁBADO SANTO (4 de Abril)
Jesús ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin vida. Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto para redimirnos.
Estamos tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.
Pasa el día unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el sepulcro. Haz el propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de Él.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN (5 de Abril)
En cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor.
Desde entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios.
Como Pedro y Juan, tú también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que Jesús ha resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.


Texto del P. José Pedro Manglano Castellary

http://webcatolicodejavier.org/reflexdiapascua.html

¡FELICIDADES STA. TERESA! Decálogo en el Año Teresiano

 

Damos gracias a Dios porque tal día como  hoy hace 500 años nacía esta gran santa española, doctora de la Iglesia, andariega, y enamorada del Señor totalmente.
Santa Teresa: enséñanos a amarle con esa "determinada determinación". Nos encomendamos a tu protección.

Os recordamos este Decálogo de nuestro CONSILIARIO Nacional con motivo del Año Teresiano que estamos celebrando.
¡Santa Teresa: ruega hoy y siempre por todos nosotros!

DECÁLOGO EN EL AÑO TERESIANO

  1. 1.Teresa de Jesús en Ávila y Segovia

Había nacido en Ávila. Recorrió media España a pie y en carro. Llegó por tanto a Segovia donde llevó a cabo la fundación del Monasterio de Carmelitas de San José el 19 de marzo de 1574. El actual convento está a unos metros más adelante, junto a la plaza de la Merced, así denominada por ocupar el solar del desaparecido convento de frailes Mercedarios que tanto se opusieron a la llegada de las monjas.

  1. 2.Teresa de Jesús Orante

La oración centra y absorbe toda la vida de Teresa. Es su preocupación dominante. Ser siempre llama viva, testimonio permanente, en el silencio y clausura, en sus idas y venidas, en sus proyectos y trabajos: oración y meditación. La oración es elemento vital de la vida consagrada: “Todas ocupadas en oración” decía la Santa que significa “tratar de amistad estando muchas veces en silencio con quién sabemos que nos ama” (Vida 8, 5)

  1. Teresa de Jesús Reformadora

Con delicado equilibrio vive el principio de autoridad incondicionalmente. Teresa vive la integridad de la fe con toda su vitalidad y sus exigencias con espíritu combativo. Se responsabiliza y asume la vivencia y la exigencia del carisma Carmelita en el momento crítico que vive la Iglesia. Descubre la necesidad imperiosa de la Reforma eclesiástica universal y sobre todo de la vida religiosa y en particular la del Carmen como solución única urgente a los males de la humanidad en crisis y se dedica a ello en cuerpo y alma.

  1. Teresa de Jesús Mujer

“Mujer que fuiste santa sin dejar de ser mujer” cantaba el himno del IV centenario de su muerte (1982). Es un prototipo femenino y de plena actualidad. Tiene conciencia refleja del papel de primera importancia que la mujer está llamada a desempeñar en el mundo y en la Iglesia. Por eso vive y denuncia en su tiempo la discriminación y la marginación de la mujer en lo eclesial y en lo civil. Actúa sin embargo en los dos ambientes sin complejo, siempre con plena dignidad personal en línea correcta de superación.

  1. Teresa de Jesús Hija de la Iglesia

No podemos alcanzar a Cristo sin la Iglesia. Ella “sintió la Iglesia”, vivió “la pasión de la Iglesia” como miembro del Cuerpo Místico (Juan Pablo II). La pasión de amor por Cristo fue pasión de amor por la Iglesia. Reforma la Orden Carmelita con la intención de servir y defender mejor a la “Santa Iglesia Católica Romana” y está dispuesta a dar la vida por ellos y murió diciendo “al final muero hija de la Iglesia”.

  1. Teresa de Jesús humana

Toda llena de humanidad fue Teresa. Es prototipo de persona atrayente conquista el mundo con su simpatía universal. Junto a su espiritualidad evangélica y virtudes teologales no hay que olvidar las virtudes humanas: afabilidad, veracidad, modestia, amabilidad, alegría, cultura. Todos Reyes, monjas, familias, arrieros se sienten atraídos por ella. Es atractiva en lo físico, en lo espiritual y humano. Humanismo, don de gentes, educación esmerada, sentido práctico de la vida, grandeza personal, cultural y arte y buen gusto con San Juan de la Cruz, “padre de su alma”.

  1. Teresa de Jesús Evangelizadora

En su momento podemos afirmar que la Santa evangelizó sin tibiezas, con ardor nunca apagado, con métodos alejados de la inercia, con expresiones nimbadas de luz. Nada la deja indiferente o desinteresada, “Oh hermosura que excedes”. Comunica a todos la alegría del evangelio que es siempre una alegría misionera. Para renovar la Iglesia es necesario convertirnos todos en auténticos evangelizadores y esto exige grupos de “amigos fuertes de Dios”.

  1. Teresa de Jesús Doctora

Ha sido la primera mujer proclamada oficialmente “doctora de la Iglesia” por Pablo VI el 27 de septiembre de 1970. La difusión de sus escritos y enseñanzas, la solidez y actualidad de su pensamiento espiritual, su magisterio de la oración válido para el hombre de hoy justifican este título. Sus cartas innumerables (479) a toda clase de personas rezuman profundidad, religiosidad, espontaneidad, humanismo con atinadas observaciones de orden moral y psicológico. Entre los libros abundantes su obra maestra “Las Moradas”.

  1. Teresa de Jesús Andariega

Necesitamos seguir los pasos de la Santa Andariega para descubrir al “Jesús de Teresa”. En su caminar por este mundo padeció frecuentes dolores y achaques, pero con tenacidad y fe alcanzó los 67 años. En veinte años (1562-1582) fundó 17 conventos de monjas y 14 de fraile. El primero de todos (1568) con San Juan de la Cruz en Duruelo. La muerte le llegó en 1582 en Alba de Tormes durante uno de sus viajes. “Tan alta vida espero que muero porque no muero”.

10. Teresa de Jesús toda de Dios

Nos enseña a ser testigos incansables de Dios, de su presencia y de su acción, nos enseña a sentir realmente esta sed de Dios que existe en lo más hondo de nuestro corazón, este deseo de ver a Dios, de buscar a Dios, de estar en diálogo con Él y de ser sus amigos fuertes. Dios lo dice todo, lo abarca todo, lo expresa todo, sin Dios no hay mujer, ni orante, ni doctora, ni santa. Sin Dios no hay Teresa. El 12 de marzo fue canonizada por Gregorio XV.

DON ANGEL RUBIO
Consiliario Nal. Cursillos de Cristiandad España



MEDITACIONES CUARESMALES P.CEFERINO SANTOS: SÁBADO 5º

QUE UNO MUERA POR EL PUEBLO
 
Cuando Caifás, sumo sacerdote, propone al Sanedrín o senado judío, que muera uno por el pueblo, para que no perezca la nación entera, sin saberlo, está profetizando (Jn 11,50-51). Los judíos quieren matar a Cristo porque "hace muchos milagros" (Jn 11,47) y acaba de resucitar y devolver a la vida a Lázaro. No saben que al quitar la vida Cristo, Él, que es la Vida, nos la va a dar a todos los que creamos en Él. Porque Cristo muere, la entera nación de los humanos comienza a salvarse y Él empieza a reunir a los hijos de Dios dispersos (Jn 11,52).
Jesús, elevado en lo alto de la cruz y del cielo, va atrayendo a todos hacia Él, que es la Vida y por Él todos comenzamos a poseer la existencia propia de los hijos de Dios. Él es el fecundo grano de trigo, que cae en tierra y muere para dar vida a muchos granos. Él es el que "nos congrega de todas partes" (Ez 37,21); el que hace de nosotros un solo pueblo sobre la tierra (Ez 37,22) y nos reconcilia con nosotros mismos, con los otros y con Dios. "No volverán a profanarse con sus abominables idolatrías y con sus crímenes; los purificaré. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios" (Ez 37,23). Gracias a que Cristo muere por nosotros, quedamos liberados del dominio de Satanás y del pecado, de los poderes mundanales y de la opresión del mal. "Para ser libres, Él nos liberó" (Ga 5,1).
No permitas, Señor Jesús, que después de tu muerte volvamos a ser atados al yugo de la esclavitud y de los bajos instintos. Envíanos tu Espíritu que nos da la vida para que sigamos sus pasos (Ga 5,25). Haz con nosotros una alianza de paz (Ez 37,26), sellada con tu sangre, para que sepan las naciones que Tú eres el Señor que nos santifica porque has puesto tu Santuario entre nosotros para siempre.
"Mi muerte fue un acto de obediencia y servicio total al Padre y el gesto de mi suprema solidaridad hacia vosotros. Yo no morí por algo; sino por alguien: por todos vosotros, mis amigos y hermanos. Mi historia es la historia del amor de Dios por cada uno de vosotros".
 
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY.
CICLO B Pág. 102 (Ceferino Santos S.J.)
 
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SÓLO DIOS BASTA. STA. TERESA DE JESÚS

 
 
Santa Teresa: en el día de tu cumpleaños, recuérdanos que sólo Dios llena nuestra vida y corazón por completo.
Nos acogemos a tu intercesión.
 
 

28 MARZO: 5º CENTENARIO NACIMIENTO STA. TERESA DE JESÚS


Santa Teresa de Ávila / Imagen de dominio público_Wikipedia_270315

Un día como hoy, hace 500 años, nació Santa Teresa de Jesús, religiosa valiente que luchó por sus sueños de reforma y cuyos mensajes místicos la convirtieron en la Primera mujer Doctora de la Iglesia. Ella solía decir: “Quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta”.

Santa Teresa nació en Ávila (España) el 28 de marzo de 1515. Por este motivo el Papa Francisco concedió un “tiempo jubilar” que inició el 15 de octubre del 2014, fiesta litúrgica de la santa, y que concluirá en quincena de octubre de este año.

Nos encomendamos a esta gran santa, con "determinada determinación" para que nos haga amar a Cristo sin titubeos ni dobleces, deseando hacer Su voluntad, con total disponibilidad: "Señor, ¿qué mandas hacer de mi? Tuyo/a soy, para ti nací."

Oración para el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús

Dios, Padre nuestro,
te alabamos y te bendecimos,
porque nos concedes la gracia de celebrar
el V centenario del nacimiento
de Santa Teresa de Jesús.
Señor Jesucristo, "amigo verdadero",
ayúdanos a crecer en tu amistad,
para que, como Teresa, hija de la Iglesia,
demos testimonio de tu alegría ante el mundo,
atentos a las necesidades
de la Humanidad.
Espíritu Santo,
ayúdanos a avanzar,
"con limpia conciencia y humildad",
en el camino de la vida interior,
cimentados en la verdad,
con renovado desprendimiento,
y amor fraterno incondicional.
Como Teresa de Jesús,
maestra de espiritualidad,
enséñanos a orar de todo corazón:
"Vuestra soy, Señor, para Vos nací
¿qué mandáis hacer de mi? Amén.



jueves, 26 de marzo de 2015

GALERÍA FOTOGRÁFICA CLAUSURA CURSILLO 65.

Nuestro Cursillo 65, celebrado desde el 19, día de San José, fue clausurado el pasado domingo 22 de marzo.
Damos gracias a Dios por las 27 nuevas y valientes personas que le dijeron que sí y están decididas a vivir con autenticidad su ser cristianos, a fermentar evangélicamente sus ambientes y a caminar en racimo.
Nuestro Obispo, que no podría estar  como acostumbra en la Clausura, al encontrarse en Roma,
tuvo la deferencia de acercarse el sábado y compartir un rato con el Cursillo.
Gracias don Juan Antonio por su cercanía y cariño.
 

Aquí tenéis algunas instantáneas de la clausura.



























MEDITACIONES CUARESMALES P.CEFERINO SANTOS: JUEVES 5º


MÁS QUE NUESTRO PADRE ABRAHÁN
 
Abrahán fue grande a los ojos de Dios, que le hizo "padre de una muchedumbre de pueblos" (Gn 17,4). De él van a descender biológicamente judíos y árabes. San Pablo añade que Abrahán es "padre de todos nosotros" (Rm 4,16), porque descendemos de la fe de Abrahán y hemos heredado sus promesas.
Pero donde hemos renacido verdaderamente como hijos de Dios por la sangre y por el agua, ha sido al pie de la Cruz de Jesús, que quiere comunicarnos vida eterna y que "el que observe y cumpla su palabra, no sepa lo que es morir para siempre" (Jn 8,51). Es Cristo y no Abrahán, quien nos da la existencia divina y perdurable. Abrahán mismo ha recibido la vida y la imagen del Hijo de Dios en él para poder configurarse en Cristo.
Aquello que los judíos del tiempo de Cristo no querían admitir era la purísima verdad: Jesús "es más que nuestro padre Abrahán que murió" (Jn 8,53) y que comenzó a vivir en un momento concreto del tiempo y de la historia. Cristo, en cambio, ha sido engendrado desde toda la eternidad en el seno del Padre. Él es el preexistente con el Padre. Como Jesús afirmaba: "antes de que naciera Abrahán, existía Yo" (Jn 8,58).
Cristo es mayor que Abrahán porque da vida eterna y filiación divina a todos los que creen en Él. Abrahán no ha salvado a nadie; Cristo salva a todos. Abrahán dejó a sus herederos un pedazo de tierra, que sus descendientes se disputan hasta hoy porque es pequeña para tantos. Jesús nos ganó una herencia eterna a los hijos de Dios, que jamás se agotará y será suficiente para todos. Abrahán nace en tierra de gentiles. Cristo es engendrado desde siempre en el seno de Dios. Los judíos tienen a Abrahán como padre. ''Vuestro padre Abrahán" (Jn 8,56), les dice Cristo, que, en cambio, no usa la expresión "nuestro padre Abrahán", porque Él no tiene otro padre más que el que está el cielo y sólo tiene como Padre a Dios.
¡Oh, Cristo! El Padre te glorifica (Jn 8,54). Nosotros, unidos a tu Padre celeste, también Te queremos glorificar, adorar y reverenciar porque eres más que nuestro padre Abrahán. Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios. ¡Bendito Tú por los siglos!
"Vosotros, pequeñuelos míos, sois una brizna de luz y de existencia, nacida en el tiempo y que se apaga pronto en este mundo; pero tenéis un destino inmortal. Pasa pronto la figura de este mundo, pero Yo, vuestra herencia eterna, no paso ni me acabo. Quiero que seáis mis amigos y mi pueblo para siempre. Buscad los bienes de arriba, que no mueren".
 
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY.
CICLO B Pág. 101 (Ceferino Santos S.J.)
 
rcc-es.com

ENCUENTRO NACIONAL DE JÓVENES DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD.

ENRJMCC15

Estuvimos participando en dicho encuentro.

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El fin de semana de los días 13, 14 y 15 de marzo, se ha celebrado en los Ángeles de San Rafael (Segovia), el Encuentro Nacional de jóvenes del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC), en el que han participado 80 jóvenes de 15 diócesis españolas: Córdoba, Málaga, Sevilla, Badajoz, Plasencia, Cartagena-Murcia, Orihuela-Alicante, Valencia, Ciudad Real, Alcalá de Henares, Toledo, Madrid, Burgos, Pamplona y Oviedo.
El encuentro ha estado marcado por el momento tan especial que está viviendo Movimiento de Cursillos de Cristiandad, con la próxima publicación de las terceras Ideas Fundamentales. Por ello, durante el fin de semana, se desarrollaron 4 talleres basados en el capítulo dedicado, en las Ideas Fundamentales, a la Mentalidad del cursillista. Los talleres trataron sobre:

 a) El MCC y la persona.
b) El MCC y Dios.
c) El MCC y la Iglesia.
d) El MCC y el mundo.
Asimismo, el encuentro contó también con la presencia, desde el sábado, del Consiliario Nacional del MCC y Obispo emérito de Segovia, D. Angel Rubio Castro, el cual nos recordaba en una de sus intervenciones, la importancia de la palabra ultreya!!, y el aliento necesario para seguir caminando en la Iglesia, en el MCC y en el mundo.
De nuevo fue una experiencia de Dios, un regalo del Señor que estuvo presente en medio de todos los jóvenes y que nos ha ayudado a volver a nuestras Diócesis con un gran entusiasmo y una renovada mentalidad.

Paco Galindo Chacón
Responsable Área de Juventud
Secretariado Nacional
Movimiento de Cursillos de Cristiandad de España

Vuestro Padre Abraham se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró


Hoy nos sitúa san Juan ante una manifestación de Jesús en el Templo. El Salvador revela un hecho desconocido para los judíos: que Abraham vio y se alegró al contemplar el día de Jesús. Todos sabían que Dios había hecho una alianza con Abraham, asegurándole grandes promesas de salvación para su descendencia. Sin embargo, desconocían hasta qué punto llegaba la luz de Dios. Cristo les revela que Abraham vio al Mesías en el día de Yahvé, al cual llama mi día.

En esta revelación Jesús se muestra poseyendo la visión eterna de Dios. Pero, sobre todo se manifiesta como alguien preexistente y presente en el tiempo de Abraham. Poco después, en el fuego de la discusión, cuando le alegan que aún no tiene cincuenta años les dice: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy» (Jn 8,58) Es una declaración notoria de su divinidad, podían entenderla perfectamente, y también hubieran podido creer si hubieran conocido más al Padre. La expresión “Yo soy” es parte del tetragrama santo Yahvhé, revelado en el monte Sinaí.

El cristianismo es más que un conjunto de reglas morales elevadas, como pueden ser el amor perfecto, o, incluso, el perdón. El cristianismo es la fe en una persona. Jesús es Dios y hombre verdadero. «Perfecto Dios y perfecto Hombre», dice el Símbolo Atanasiano. San Hilario de Poitiers escribe en una bella oración: «Otórganos, pues, un modo de expresión adecuado y digno, ilumina nuestra inteligencia, haz también que nuestras palabras sean expresión de nuestra fe, es decir, que nosotros, que por los profetas y los Apóstoles te conocemos a ti, Dios Padre y al único Señor Jesucristo, podamos también celebrarte a ti como Dios, en quien no hay unicidad de persona, y confesar a tu Hijo, en todo igual a ti».

miércoles, 25 de marzo de 2015

MARÍA EN LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR. CATEQUESIS DE S.JUAN PABLO ii

María en la Anunciación del Señor
Catequesis de Juan Pablo II
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Relato de la Anunciación
Evangelio según San Lucas (Lc 1,26-38)
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.
 

La esclava obediente del Señor
Catequesis de Juan Pablo II (4-IX-96)
1. Las palabras de María en la Anunciación: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), ponen de manifiesto una actitud característica de la religiosidad hebrea. Moisés, al comienzo de la antigua alianza, como respuesta a la llamada del Señor, se había declarado su siervo (cf. Ex 4,10; 14,31). Al llegar la nueva alianza, también María responde a Dios con un acto de libre sumisión y de consciente abandono a su voluntad, manifestando plena disponibilidad a ser «la esclava del Señor».
La expresión «siervo» de Dios se aplica en el Antiguo Testamento a todos los que son llamados a ejercer una misión en favor del pueblo elegido: Abraham (Gn 26,24), Isaac (Gn 24,14) Jacob (Ex 32,13; Ez 37,25), Josué (Jos 24,29), David (2 Sm 7,8) etc. Son siervos también los profetas y los sacerdotes, a quienes se encomienda la misión de formar al pueblo para el servicio fiel del Señor. El libro del profeta Isaías exalta en la docilidad del «Siervo sufriente» un modelo de fidelidad a Dios con la esperanza de rescate por los pecados del pueblo (cf, Is 42-53). También algunas mujeres brindan ejemplos de fidelidad, como la reina Ester, que, antes de interceder por la salvación de los hebreos, dirige una oración a Dios, llamándose varias veces «tu sierva» (Est 4,17).
2. María, la «llena de gracia», al proclamarse «esclava del Señor», desea comprometerse a realizar personalmente de modo perfecto el servicio que Dios espera de todo su pueblo. Las palabras: «He aquí la esclava del Señor» anuncian a Aquel que dirá de sí mismo: «El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mc 10,45; cf. Mt 20,28). Así, el Espíritu Santo realiza entre la Madre y el Hijo una armonía de disposiciones íntimas, que permitirá a María asumir plenamente su función materna con respecto a Jesús, acompañándolo en su misión de Siervo.
En la vida de Jesús, la voluntad de servir es constante y sorprendente. En efecto, como Hijo de Dios, hubiera podido con razón hacer que le sirvieran. Al atribuirse el título de «Hijo del hombre», a propósito del cual el libro de Daniel afirma: «Todos los pueblos, naciones y lenguas le servirán» (Dn 7,14), hubiera podido exigir el dominio sobre los demás. Por el contrario, al rechazar la mentalidad de su tiempo manifestada mediante la aspiración de los discípulos a ocupar los primeros lugares (cf. Mc 9,34) y mediante la protesta de Pedro durante el lavatorio de los pies (cf. Jn 13,6), Jesús no quiere ser servido, sino que desea servir hasta el punto de entregar totalmente su vida en la obra de la redención.
3. También María, aun teniendo conciencia de la altísima dignidad que se le había concedido, ante el anuncio del ángel se declara de forma espontánea «esclava del Señor». En este compromiso de servicio ella incluye también su propósito de servir al prójimo, como lo demuestra la relación que guardan el episodio de la Anunciación y el de la Visitación: cuando el ángel le informa de que Isabel espera el nacimiento de un hijo, María se pone en camino y «de prisa» (Lc 1,39) acude a Galilea para ayudar a su prima en los preparativos del nacimiento del niño, con plena disponibilidad. Así brinda a los cristianos de todos los tiempos un modelo sublime de servicio.
Las palabras «Hágase en mi según tu palabra» (Lc 1,38), manifiestan en María, que se declara esclava del Señor, una obediencia total a la voluntad de Dios. El optativo «hágase» (génoito), que usa san Lucas, no sólo expresa aceptación, sino también acogida convencida del proyecto divino, hecho propio con el compromiso de todos sus recursos personales.
4. María, acogiendo plenamente la voluntad divina, anticipa y hace suya la actitud de Cristo que, según la carta a los Hebreos, al entrar en el mundo, dice: «Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo (...). Entonces dije: ¡He aquí que vengo (...) a hacer, oh Dios, tu voluntad!» (Hb 10,5-7; Sal 40,7-9).
Además, la docilidad de María anuncia y prefigura la que manifestará Jesús durante su vida pública hasta el Calvario. Cristo dirá: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra» (Jn 4,34). En esta misma línea, María hace de la voluntad del Padre el principio inspirador de toda su vida, buscando en ella la fuerza necesaria para el cumplimiento de la misión que se le confió.
Aunque en el momento de la Anunciación María no conoce aún el sacrificio que caracterizará la misión de Cristo, la profecía de Simeón le hará vislumbrar el trágico destino de su Hijo (cf. Lc 2,34-35). La Virgen se asociará a él con íntima participación. Con su obediencia plena a la voluntad de Dios, María está dispuesta a vivir todo lo que el amor divino tiene previsto para su vida, hasta la «espada» que atravesará su alma.
 
[L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, del 6-IX-96]
 
 



http://www.franciscanos.org/jpabloII/jpiianunciacion.html

MEDITACIONES CUARESMALES P. CEFERINO SANTOS:MIÉRCOLES 5º.


LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
 
Cuando Cristo tomó carne humana y entró en el mundo, dijo: ... me has preparado un cuerpo" (Hb 10,5); "aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad" (Hb 10,7). Con este "sí" de Cristo a la voluntad de su Padre, éste recibe la gloria que le es debida en Jesús. Desde ahora, el Padre glorificará al Hijo (Jn 13,32). Desde ahora, la promesa de "Dios-con-nosotros", del Enmanuel, es ya una realidad gozosa.
Dios es glorificado de modo especial con el "sí" perseverante de María a su Señor y su Dios. Desde el lejano: "Aquí está la esclava del Señor: hágase en mí según su palabra" (Lc 1,38) y desde el día de la Encarnación del Hijo de Dios como hombre, hasta este momento en que medito, María es la respuesta generosa de obediencia y servicio fiel y continuado a Dios. La nueva Eva y el nuevo Adán viven la fidelidad total a la santa voluntad del Padre celestial.
Santa Madre de Dios: lucha con nosotros para hacernos maduros en la fe, prontos en la respuesta generosa y personal al querer de Dios. Haznos imitadores de tu compromiso con Jesús, que toma carne humana por nosotros y no rehuye el sufrimiento de su pasión y su muerte redentora para devolver la gloria detraída a Dios.
"Yo, vuestra Madre, intercedo por vosotros para que aprendáis a dar vuestro sí a Jesús y al Padre con corazón generoso. Orad y ayunad por mis hijos alejados, para que se dejen conducir por mí al abrazo perdonador de mi Hijo Jesús. Pedidme que Cristo se encarne también en vosotros. Yo os ayudaré con el Espíritu Santo, que me cubrió con su sombra".
 
 
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY.
CICLO B Pág. 107 (Ceferino Santos S.J.)

No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios


Hoy celebramos la fiesta de la Anunciación del Señor. Dios, con el anuncio del ángel Gabriel y la aceptación de María de la expresa voluntad divina de encarnarse en sus entrañas, asume la naturaleza humana —«compartió en todo nuestra condición humana, menos en el pecado»— para elevarnos como hijos de Dios y hacernos así partícipes de su naturaleza divina. El misterio de fe es tan grande que María, ante este anuncio, se queda como asustada. Gabriel le dice: «No temas, María» (Lc 1,30): el Todopoderoso te ha mirado con predilección, te ha escogido como Madre del Salvador del mundo. Las iniciativas divinas rompen los débiles razonamientos humanos.

«¡No temas!». Palabras que leeremos frecuentemente en el Evangelio; el mismo Señor las tendrá que repetir a los Apóstoles cuando éstos sientan de cerca la fuerza sobrenatural y también el miedo o el susto ante las obras prodigiosas de Dios. Nos podemos preguntar el porqué de este miedo. ¿Es un miedo malo, un temor irracional? ¡No!; es un temor lógico en aquellos que se ven pequeños y pobres ante Dios, que sienten claramente su flaqueza, la debilidad ante la grandeza divina y experimentan su poquedad frente a la riqueza del Omnipotente. Es el papa san León quien se pregunta: «¿Quién no verá en Cristo mismo la propia debilidad?». María, la humilde doncella del pueblo, se ve tan poca cosa... ¡pero en Cristo se siente fuerte y desaparece el miedo!

Entonces comprendemos bien que Dios «ha escogido lo débil del mundo, para confundir lo fuerte» (1Cor 1,26). El Señor mira a María viendo la pequeñez de su esclava y obrando en Ella la más grande maravilla de la historia: la Encarnación del Verbo eterno como Cabeza de una renovada Humanidad. Qué bien se aplican a María aquellas palabras que Bernanos dijo a la protagonista de La alegría: «Un sentido exquisito de su propia flaqueza la reconfortaba y la consolaba maravillosamente, porque era como si fuera el signo inefable de la presencia de Dios en Ella; Dios mismo resplandecía en su corazón».
 

martes, 24 de marzo de 2015

MEDITACIONES CUARESMALES P.CEFERINO SANTOS: MARTES 5º

YO SOY DE ALLÁ ARRIBA
 
¡Qué poco sabemos de Cristo, si ignoramos que Él viene de arriba y es de arriba (Jn 8,23) y que no es de este mundo! ¡Cuánto ignoraríamos de Cristo, si, cuando es levantado en la cruz, no se nos desvela su Yo divino y su "Yo soy" (Jn 8,28), en igualdad de naturaleza con el Padre, que "le envió, que está con Él y no le ha dejado nunca solo" (Jn 8,29)!
¡Qué grande es Jesús, que, levantado en alto desde el estandarte glorioso de su Cruz, cura a todos los que la serpiente infernal mordió con el veneno del pecado (Nm 21,9) y ahora le miran con fe!
Nosotros somos hombres de la tierra de este mundo y "de aquí abajo" (Jn 8,23). Por eso, solos no podemos ir a lo alto, "a donde va Jesús" (Jn 8,21). Ningún hombre por sí solo puede ascender al cielo ni conquistar la herencia de] Reino de Dios. Pero con Jesús todo lo podemos. Comenzamos a ascender con Él hacia el cielo por la fe en su persona divina: "Si creéis que Yo soy" (Jn 8,28). Aceptando a Jesús como Dios y Señor comenzamos a subir al más allá de arriba, y por el amor, formamos un uno con Él, para que donde Él esté, estemos también nosotros (Jn 17,24) y contemplemos su gloria.
Jesús, sin dejar de ser de aquí abajo, es "de, allá arriba". Con la fuerza y el amor del Espíritu Santo ascendemos también hacia Él. Y nos gozamos con todos los hermanos y hermanas que murieron en el amor de Dios y de los demás, y que ahora están "allá arriba", gozosos, resplandecientes, identificados con Cristo e inmersos para siempre en el gozo de Dios. Por la comunión de los santos ascendemos con ellos hacia Dios.
A Ti vamos, Señor, por la fe, por el sometimiento a tu santa voluntad, por la comunión de los santos, por el arrepentimiento y por el amor. Sal a nuestro encuentro, Jesús, como Juez misericordioso, mientras caminamos hacia tu eterno abrazo. Amén.
"Mis brazos y mi Corazón están siempre abiertos para acogeros. En mis manos sacerdotales os levanto como ofrenda viva y santa para mi Padre. Alzad vuestros corazones y vuestras manos con el ofrecimiento de vuestro servicio a los pobres y de vuestras vidas. Donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón".
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY.
CICLO B Pág. 98 y 99 (Ceferino Santos S.J.)
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CARTEL SEMANA SANTA DE ALCALÁ

lunes, 23 de marzo de 2015

CURSILLO 65, ¡BIENVENIDO A VUESTRO 4º DÍA!


Clausurado nuestro Cursillo 65 está abierto al mundo y ya viviendo su 4º Día. A vivir con autenticidad y a fermentar de Evangelio todos los ambientes.
¡Felicidades y bienvenidos a vuestro 4º Día!



Vete, y en adelante no peques más


Hoy contemplamos en el Evangelio el rostro misericordioso de Jesús. Dios es Amor, y Amor que perdona, Amor que se compadece de nuestras flaquezas, Amor que salva. Los maestros de la Ley de Moisés y los fariseos «le llevan una mujer sorprendida en adulterio» (Jn 8,4) y piden al Señor: «¿Tú qué dices?» (Jn 8,5). No les interesa tanto seguir una enseñanza de Jesús como poderlo acusar de que va contra de la Ley de Moisés. Pero el Maestro aprovecha esta ocasión para manifestar que Él ha venido a buscar a los pecadores, a enderezar a los caídos, a llamarlos a la conversión y a la penitencia. Y éste es el mensaje de la Cuaresma para nosotros, ya que todos somos pecadores y todos necesitamos de la gracia salvadora de Dios.

Se dice que hoy día se ha perdido el sentido del pecado. Muchos no saben lo que está bien o mal, ni por qué. Es lo mismo que decir —en forma positiva— que se ha perdido el sentido del Amor a Dios: del Amor que Dios nos tiene, y —por nuestra parte— la correspondencia que este Amor pide. Quien ama no ofende. Quien se sabe amado y perdonado, vuelve amor por Amor: «Preguntaron al Amigo cuál era la fuente del amor. Respondió que aquella donde el Amado nos ha lavado nuestras culpas» (Ramon Llull).

Por esto, el sentido de la conversión y de la penitencia propias de la Cuaresma es ponernos cara a cara ante Dios, mirar a los ojos del Señor en la Cruz, acudir a manifestarle personalmente nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia. Y como a la mujer del Evangelio, Jesús nos dirá: «Tampoco yo te condeno... En adelante no peques más» (Jn 8,11). Dios perdona, y esto conlleva por nuestra parte una exigencia, un compromiso: ¡No peques más!