QUIERO MISERICORDIA
Como Dios es misericordioso con todos, no ha de extrañarnos que Él nos exija también a nosotros misericordia con los demás: "Quiero misericordia y no sacrificios" (Os 6,6). Nos pide una compasión duradera con los hermanos: vuestra misericordia es como nube mañanera... que se evapora" (Os 6,5).
No nos bastan las prácticas cuaresmales de oración, ayuno y limosna, si nos falta la compasión que se apiada y comprende a los hermanos. El fariseo del evangelio oraba todos los días, pagaba su diezmo y ayunaba dos veces por semana (Lc 18,11-12), pero le faltaban dos cosas: humildad y misericordia. Desde su complacida autosuficiencia y su dureza de corazón juzga desfavorablemente al publicano arrepentido: “No soy como ese publicano" (Lc 18,11b). La oración del fariseo es una exposición de sus pretendidos méritos: 'Te doy gracias porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros" (Lc 18,11a). Su oración se convierte en una acusación inmisericorde de los otros y en una exaltación propia; pero no de Dios. Por ensalzarse, quedará humillado (Lc 18,14b) y no recibe la justificación gratuita de Dios.
En cambio, "al corazón quebrantado y humillado (del publicano), Dios no lo desprecia" (Sl 51,19), tiene compasión de él (Lc 18,13) y hace que vuelva a su casa justificado (Lc 18,14a). Desde la humillación y el arrepentimiento "madrugamos a Dios para buscarle" (Os 6,1) con oraciones y súplicas. Él nos curará y nos vendará (Ib.) porque es misericordioso. El "bajará sobre nosotros como lluvia temprana y como lluvia tardía" (Os 6,3) para ejercitar su amor y su misericordia con nosotros. A cambio, nos exige misericordia, bondad, paciencia y conocimiento de Dios con preferencia a otros sacrificios y holocaustos.
Nos acogemos, Señor, a tu Corazón, lleno de piedad y de misericordia y Te pedimos que en la escuela de tu Corazón aprendamos tus lecciones de humildad y de amor misericordioso.
"Yo os decía en mi Evangelio: ´Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso' (Lc 6,39). Hacéis bien en venir a aprender la misericordia de mi Padre a mi propio Corazón. En Mí recibiréis acogida y remedio para vuestras vidas rotas, y compasión abundante para vuestros enfermos y oprimidos. Dichosos vosotros si sois misericordiosos con los demás, porque recibiréis misericordia abundante, generosa y sin límites".
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY CICLO B
Pág. 88 (Ceferino Santos S.J.)
Pág. 88 (Ceferino Santos S.J.)
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