DICHOSOS LOS QUE TUVIERON CONSTANCIA
Cristo es el amigo verdaderamente fiel y constante, que no nos abandona cuando nos alcanza la desgracia. Él nos conserva en su amor, aunque nosotros le fallemos. Él nos llama amigos suyos: "Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando" (Jn 15,14). La constancia en el amor es algo que falla hasta en el seno de las mismas familias humanas. Los hermanos de José conspiran para matarlo, guiados por la envidia (Gn 37,18). En Judá, uno de sus hermanos, queda un resto de compasión y persuade a los otros para que no maten a José y lo vendan como esclavo a unos mercaderes por veinte monedas (Gn 37,28). Es triste que la envidia y el apego al dinero, se antepongan al amor de un hermano de sangre.
Dios no actúa así. Él es el Dios Padre que se mantiene constante en nuestro amor y busca la salvación de cada uno de sus hijos. Él cuida con amor nuestra viña, le pone una cerca y cava en ella un lagar (Mt 21,33) para poder recoger de nosotros frutos de vida eterna. Dios se mantiene constante en enviarnos mensajeros, profetas y servidores (Mt 21,36) para facilitar nuestra salvación eterna. Y, finalmente, nos envía a Jesús, su propio Hijo (Mt 21,38), para que muera por nosotros y sea la piedra angular de nuestra salvación (Mt 21,42).
Oh, Dios, Tú eres el amigo fiel y el Padre amoroso, que nunca nos abandona. Sin descanso Te damos gracias por tu fidelidad. Haznos constantes en tu amor, firmes en la paciencia, fieles en el servicio constante y en la oración continuada.
"Recordad las maravillas de mi amor por vosotros. Cada día os ofrezco mi salvación y mi gracia, mis sacramentos, mi Palabra y mi vida. Mi amor es constante y firme; es un amor perdonador y dadivoso. Mi amor es comunión que os congrega. Permaneced constantes en mi amor y en mi unidad".
EL PAN DE LA PALABRA DANÓSLE HOY CICLO B
Pág. 79 y 80 (Ceferino Santos S.J.)
Pág. 79 y 80 (Ceferino Santos S.J.)
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