lunes, 7 de mayo de 2012

LOS VERDADEROS TESTIGOS DE DIOS...


Hechos de los apóstoles 14,5-18
En el relato de los Hechos de los apóstoles hoy se lee una historia sorprendente. Pablo y Bernabé en su deambular predicando la buena nueva, llegan a Listra. Allí se encuentran con un hombre, cojo de nacimiento, en el que Pablo ve “la fe suficiente para curarlo”. Y se produce el milagro. La respuesta de la gente es ver en Pablo y Bernabé la encarnación de sus dioses. Allí mismo quieren ofrecerles un sacrificio. Los menesterosos son así. Se llenan de agradecimiento ante el que les ofrece la salvación y los terminan confundiendo con dioses. Lo extraño no es la respuesta de la gente. Lo extraño, lo que nos puede servir de lección es la respuesta de Pablo y Bernabé. ¡No son dioses! Los dos tienen plena conciencia de que son solamente emisarios, portavoces, anunciadores, mensajeros, de la buena nueva de Jesús.
Los grandes testigos de Dios no son los que hablan mucho de él ni los que escriben libros sesudos de teología. Los testigos verdaderos de Dios son los que aman, la mayoría de las veces en silencio, sin hacer ruido, sin publicidad, a sus hermanos, los que entregan su vida sin medida. En ellos Dios hace su morada. Dios habita en ellos. Basta con que abramos los ojos y seguramente veremos esa presencia de Dios en el cariño de aquel enfermero/a con sus pacientes, en el amor de aquel matrimonio anciano, en la generosidad de los jóvenes voluntarios y en tantas otras personas que hacen de su vida un acto de amor por los demás. En ellos todo el año es Pascua.

Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/

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