¡Un nuevo santo español en los altares!.
Nos encomendamos a su intercesión.
El sevillano Manuel González ha sido canonizado el 16 de octubre en Roma
Tras una vida sacerdotal, y como Obispo, al servicio de la Santísima Eucaristía, murió en Madrid en 1940.
Fue sepultado en la Catedral de Palencia en la capilla del Santísimo, bajo la inscripción que él mismo dictó:
"Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado".
D. Manuel González, Obispo de los Sagrario abandonados, ruega por nosotros.
De niño Seise a Obispo de Málaga y Palencia
Manuel González nació el 25 de febrero de 1877 en Sevilla, y durante su infancia fue niño Seises de la Catedral hispalense. Ordenado sacerdote en Sevilla, de manos del beato cardenal Marcelo Spínola, el 21 de septiembre de 1901, presidió su primera misa en la iglesia de la Santísima Trinidad. Su paso por Palomares del Río marcó su devoción a Jesús Sacramentado, de la que se derivaron varias fundaciones. En enero de 1916 recibió la ordenación como Obispo auxiliar de Málaga, y cuatro años después sería nombrado Obispo residencial, acontecimiento que celebra dando un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades; estas, junto con los sacerdotes y seminaristas, sirvieron la comida a tres mil niños.
El 3 de mayo de 1921 fundó las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, en colaboración con su hermana María Antonia, y el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI lo nombró obispo de Palencia. Falleció en Madrid el 4 de enero de 1940, y fue enterrado en la Catedral de Palencia. Su epitafio reza así: «Pido ser enterrado junto a un Sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!»
Su causa de beatificación se abrió el 2 de mayo de 1952, y en 1998 San Juan Pablo II declaró sus virtudes heroicas. Un año después se aprobó el milagro atribuido a su intercesión y el 29 de abril de 2001 fue beatificado en Roma junto a otros cuatro beatos. El 3 de marzo de 2016, el Papa Francisco autorizó a la Congregación para la Causa de los Santos promulgar el decreto de un milagro atribuido a su intercesión.
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