V Ultreya Mundial Fátima, MCC ALCALÁ
“Es la hora de los Cursillos”
106
personas del MCC de Alcalá pusimos rumbo –en dos autobuses y varios coches- al
peregrinar hacia este magno evento para todo nuestro Movimiento. No podía ser
mejor año (2017) y lugar (Fátima) para celebrar la V Ultreya Mundial, por dos
motivos, tal y como nos decía el presidente del Secretariado Nacional de
Portugal del MCC:
§
El centenario de las
apariciones de la Virgen a los pastores en Fátima.
§
El centenario del
nacimiento de Eduardo Bonnín, uno de los iniciadores del movimiento.
Antes,
realizamos una parada importante en Cáceres, donde nos esperaba en su catedral
la Madre Santísima bajo su advocación de “Virgen de la Montaña” con su obispo,
D. Francisco Cerro para celebrar una entrañable Eucaristía que nos iba
preparando e inundando de alegría el corazón para el encuentro con Ella en Fátima.
Eucaristía en
catedral de Cáceres, cantando a nuestra Madre.
Allí,
la Virgen María se hace palpable: en la devoción en la capilla de las
apariciones, en el rosario, en la procesión de las antorchas…., todos juntos,
unidos a más personas de otras nacionalidades que comparten la misma fe. Allí
surge el sentimiento y la convicción de pertenencia, de tener rumbo, de ser
hijo amado y formar parte de una familia universal unida por los lazos del amor
de Dios.
Como
tantas veces decimos: “Somos Iglesia”, y es una bendición poder haber vivido y sentido tan a flor de piel su
grandeza. Ser católico es ser universal.
Ese
escenario se convierte en sacramental, que mueve nuestro corazón y lo preparaba
para ese acontecimiento que fundamentalmente nos congregaba: la V Ultreya
Mundial.
La
mano de la Virgen y su especial protección nos acompañaba en la consagración a
María de nuestro MCC en la capilla de las apariciones.
Acto
seguido iniciamos la Ultreya en la Basílica de la Santísima Trinidad que
abarrotamos 10.000 personas de 41 países distintos. Ante la diversidad de
banderas de todo el mundo que coreaban con un canto común DE COLORES en un
mismo idioma (el nuestro, el castellano), sólo podíamos sentirnos agradecidos a
Dios por tanto regalo (Dios nos llama por nuestro nombre a cada uno y nos elige
para dar fruto en una familia tan grande y preciosa, la familia cursillista); y
por tener el privilegio de ser el país donde todo se fraguó. Sólo puede ser
obra del Espíritu Santo.
Se
hacía presente la fraternidad entre todos los cursillistas del mundo que allí
estaban representados.
Si
algo caracteriza a nuestro movimiento es la alegría y la amistad. Esta ha sido
la constante en todas las intervenciones: nuestro método es la amistad entre
las personas. Llevar esa amistad que tenemos entre nosotros en Cristo a los
demás para transmitirle.
Se han
citado a distintos Papas que resaltaban la importancia de la amistad como medio
de Evangelización propio del MCC y que partía de la amistad personal con
Cristo. Centrándonos en la última Ultreya Europea en Roma, las palabras del
papa Francisco eran: “Desde el inicio se entendió que sólo estrechando las
relaciones de amistad genuinas era posible preparar y acompañar a las personas
en su camino, un camino que parte de la conversión, pasa por el descubrimiento
de la belleza de una vida vivida en la gracia de Dios, y llega hasta la alegría
de convertirse en apóstoles en la vida cotidiana”. Estrechando las relaciones de
amistad, es como se consigue evangelizar a los alejados.
La
verdadera amistad tiene como común denominador al mismo Jesucristo, y por
tanto, la convierte en una amistad sobrenatural.
Apelando
al Magnificat, se daba gracias a Dios con María por la gracia derramada en los
Cursillos en el triple encuentro: consigo mismo, con Dios y con los otros.
Haciendo
referencia al Papa Francisco, sólo en la amistad verdadera se puede compartir
el gran secreto de nuestra felicidad: Jesucristo. Sin apelar al proselitismo, pero
siempre en la libertad, ¡es la hora
de los Cursillos!.
¡¡De
Colores!!
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