El sábado día 21 de
abril, se inició en Alcalá de Henares la jornada por las vocaciones. Para ello,
se dedicó todo un día de adoración al Santísimo Sacramento con el fin de dar
gracias al Señor y pedir por las vocaciones (sacerdotales, vida consagrada,
nativas…)
La adoración tuvo
lugar en la capilla del seminario, situado en la calle Santa María la Rica de
Alcalá de Henares, donde se organizaron turnos para cubrir esas veinticuatro
horas. El correspondiente a nuestro movimiento fue de 2 a 3 de la mañana.
Éramos un grupo
representativo del movimiento los que allí nos congregamos, para postrarnos
ante Jesús Sacramentado.
Se respiraba un
clima de paz y calidez; el bullicio, que de vez en cuando se oía,de las voces
de los transeúntes que pasaban por la calle, contrastaba con la serenidad y
recogimiento que allí se respiraba, y que invitaba, aún más si cabe, al placer
de la compañía de Jesús.
Más que un
sacrificio, era un regalo que Dios nos daba el poder estar compartiendo juntos
este rato delante de Él.
El sentimiento era de
ser amado, acogido, acompañado junto con
los hermanos. Ese sentimiento es el que todo ser humano anhela, y sólo Dios
puede satisfacerlo plenamente. El Señor desea llegar a todos, y necesita de
nuestro sí, de personas comprometidas, y más allá, consagradas a Él, para tal
fin. Y eso le pedíamos al Señor, romper miedos y barreras, y corazones abiertos
a la gracia de Dios para que aumente el número de vocaciones que le lleven a
los demás.
Sin darnos apenas
cuenta, se nos pasó el tiempo de adoración, y dejamos paso al siguiente grupo
que venía detrás. ¡Qué bonito sentirse y saberse parte de esta gran familia que
es la Iglesia!.
Una vez
transcurridas las veinticuatro horas de adoración, la jornada culminó con una
Eucaristía el domingo 22 de abril, celebrada por nuestro obispo D. Juan Antonio
ReigPlà, en la catedral de Alcalá.
Precediendo a la
misma, nuestro pastor, hizo un
llamamiento a la escasez de vocaciones en España, tanto a la vida sacerdotal,
consagrada, como también al matrimonio, destacando la realidad que viven las
personas consagradas, donde la potencia del cuerpo es dominada por el espíritu,
prueba de la existencia de Dios, que les lleva a consagrarse a Él toda su vida. Y ante ello, nos instó a una militancia
activa desde la fe para enfrentarnos a esta realidad: “Si somos activos y
respondemos a la voz del Señor, somos invencibles, esa es la victoria de la
Gracia”.
Que la Gracia de
Dios siga coloreando nuestras vidas y pintemos nuestros ambientes de Colores.
Emma Muñoz
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