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miércoles, 11 de septiembre de 2013
UNA IGLESIA QE SALGA A LLEVAR LA LUZ DE CRISTO

Francisco, en la audiencia del miércoles
Comprender los "defectos" de la Iglesia, "madre a quien se ama"
Papa pide al Espíritu "fecundidad" para una Iglesia "que salga a llevar la luz de Cristo"
Estamos llamados a colaborar, ‘en' y ‘con' la Iglesia, como se ama a una madre
Redacción, 11 de septiembre de 2013 a las 11:08
¿Honro a la Iglesia como madre? ¿Participo en los sacramentos, escucho la Palabra de Dios en comunidad? Y sobre todo, ¿comparto su cuidado maternal por mis hermanos?

Francisco, en su audiencia de hoy
(RV).- También hoy pudimos ver a miles de personas de tantas partes del mundo en la Plaza de San Pedro, para escuchar las palabras del Papa Francisco y recibir su bendición. Y también hoy, antes de comenzar la Audiencia General, el Papa Francisco pasó cerca de los peregrinos, dando y recibiendo sonrisas, caricias y gestos de intensa cercanía.
Reanudando sus catequesis sobre la Iglesia en este Año de la Fe, el Santo Padre hizo hincapié en la imagen de ‘Madre', que destaca el Concilio Vaticano II. Como la Virgen María, por obra del Espíritu Santo la Iglesia nos genera en la fe, enfatizó el Obispo de Roma, exhortando a invocar «juntos al Espíritu Santo, para que conceda fecundidad a la Iglesia, no le permita que se cierre en sí misma, y salga a llevar la luz de Cristo hasta los confines de la tierra».
Poniendo de relieve que la Iglesia es nuestra madre en la fe. Es la madre que genera y acompaña a sus hijos, compartiendo con ellos las alegrías y los dolores, los fracasos y los éxitos, las caídas y las victorias. Sabe corregir, perdonar y comprender, el Papa Bergoglio recordó que gracias al Bautismo, nacemos como hijos de Dios.
Y todos estamos llamados a colaborar, ‘en' y ‘con' la Iglesia, como se ama a una madre, sabiendo comprender también sus defectos, ayudándola a ser más bella y auténtica, en el seguimiento del Señor. Sin olvidar la importancia de participar en la vida de la Iglesia, como parte de ella, en una relación vital y no meramente formal.
Texto de la catequesis en español
Queridos hermanos y hermanas:
Retomamos hoy las catequesis sobre el misterio de la Iglesia, en este Año de la fe, con la imagen de la "Madre". El Concilio Vaticano II dice que la Iglesia es nuestra madre en la fe, en la vida sobrenatural.
Ante todo, la Iglesia es madre porque engendra nuevos cristianos. Por el Bautismo, los hace nacer a la vida divina y establece con ellos un vínculo vital, interior, como el de una madre con sus hijos.
Además, como buena madre, los ayuda a crecer y a ser responsables, los alimenta, los educa, los cuida con ternura a lo largo de su vida. Así, la Iglesia nos anuncia la Palabra de Dios como luz para el camino, nos nutre con la Eucaristía, nos procura el perdón divino, nos sostiene en los momentos de sufrimiento y dificultad.
Y, finalmente, como todos formamos la Iglesia, su maternidad incluye también la solicitud de los unos por los otros. Todos, pastores y fieles, estamos llamados a colaborar en la transmisión de la fe, en el anuncio del Evangelio, en la atención a los necesitados... para hacer fecunda a la Iglesia.
Preguntémonos: ¿Honro a la Iglesia como madre? ¿Participo en los sacramentos, escucho la Palabra de Dios en comunidad? Y sobre todo, ¿comparto su cuidado maternal por mis hermanos?
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, El Salvador, Venezuela, Paraguay, Colombia, Argentina y los demás países latinoamericanos. Invoquemos juntos al Espíritu Santo, para que conceda fecundidad a la Iglesia, no le permita que se cierre en sí misma, y salga a llevar la luz de Cristo hasta los confines de la tierra. Muchas gracias. (...) (Palabras improvisadas de saludo del Santo Padre a los peregrinos argentinos de Salta)
Reanudando sus catequesis sobre la Iglesia en este Año de la Fe, el Santo Padre hizo hincapié en la imagen de ‘Madre', que destaca el Concilio Vaticano II. Como la Virgen María, por obra del Espíritu Santo la Iglesia nos genera en la fe, enfatizó el Obispo de Roma, exhortando a invocar «juntos al Espíritu Santo, para que conceda fecundidad a la Iglesia, no le permita que se cierre en sí misma, y salga a llevar la luz de Cristo hasta los confines de la tierra».
Poniendo de relieve que la Iglesia es nuestra madre en la fe. Es la madre que genera y acompaña a sus hijos, compartiendo con ellos las alegrías y los dolores, los fracasos y los éxitos, las caídas y las victorias. Sabe corregir, perdonar y comprender, el Papa Bergoglio recordó que gracias al Bautismo, nacemos como hijos de Dios.
Y todos estamos llamados a colaborar, ‘en' y ‘con' la Iglesia, como se ama a una madre, sabiendo comprender también sus defectos, ayudándola a ser más bella y auténtica, en el seguimiento del Señor. Sin olvidar la importancia de participar en la vida de la Iglesia, como parte de ella, en una relación vital y no meramente formal.
Texto de la catequesis en español
Queridos hermanos y hermanas:
Retomamos hoy las catequesis sobre el misterio de la Iglesia, en este Año de la fe, con la imagen de la "Madre". El Concilio Vaticano II dice que la Iglesia es nuestra madre en la fe, en la vida sobrenatural.
Ante todo, la Iglesia es madre porque engendra nuevos cristianos. Por el Bautismo, los hace nacer a la vida divina y establece con ellos un vínculo vital, interior, como el de una madre con sus hijos.
Además, como buena madre, los ayuda a crecer y a ser responsables, los alimenta, los educa, los cuida con ternura a lo largo de su vida. Así, la Iglesia nos anuncia la Palabra de Dios como luz para el camino, nos nutre con la Eucaristía, nos procura el perdón divino, nos sostiene en los momentos de sufrimiento y dificultad.
Y, finalmente, como todos formamos la Iglesia, su maternidad incluye también la solicitud de los unos por los otros. Todos, pastores y fieles, estamos llamados a colaborar en la transmisión de la fe, en el anuncio del Evangelio, en la atención a los necesitados... para hacer fecunda a la Iglesia.
Preguntémonos: ¿Honro a la Iglesia como madre? ¿Participo en los sacramentos, escucho la Palabra de Dios en comunidad? Y sobre todo, ¿comparto su cuidado maternal por mis hermanos?
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, El Salvador, Venezuela, Paraguay, Colombia, Argentina y los demás países latinoamericanos. Invoquemos juntos al Espíritu Santo, para que conceda fecundidad a la Iglesia, no le permita que se cierre en sí misma, y salga a llevar la luz de Cristo hasta los confines de la tierra. Muchas gracias. (...) (Palabras improvisadas de saludo del Santo Padre a los peregrinos argentinos de Salta)
LAS BIENAVENTURANZAS, UNA REVOLUCIÓN

Las Bienaventuranzas, si no nos puede la rutina, son una revolución, ponen patas arriba la escala de valores que manejan los mortales. Ya no están en primera fila la violencia, la riqueza, el dominio, el prestigio y cosas así. Quedan sustituidos por la paz, la mansedumbre y la pobreza del Reino. Lo que era maldición se torna fuente de felicidad.
Hoy nos toca la versión de San Lucas. Ya sabemos que son más populares las de San Mateo. Lucas se queda sólo con cuatro, y tienen un tono más agresivo, menos matizado que Mateo y, en contrapunto, añade cuatro “ay”, a modo de malaventuranzas, hacia los satisfechos y llenos de sí mismos.
Es de rigor comparar las Bienaventuranzas con los Diez Mandamientos del Sinaí. Es el Viejo y el Nuevo Testamento frente a frente. Recordamos esas cosas elementales: el Decálogo está escrito en piedra; aquí, en el corazón del hombre, corazón que resulta nuevo. Allí, se trata de una ley de mínimos; cerca del lago, se pretende el máximo de la ley, que se hace amor y santidad. En el Sinaí, encontramos la ley por excelencia; en las Bienaventuranzas, la liberación o superación de la ley. En fin, donde había normas morales, Jesús coloca una realidad viva. Así, este espejo de vida moral es un ideal de vida abierto a todo el mundo. Los que se sienten muy buenos nunca lo podrán alcanzar en su plenitud; los que se sientan frágiles y pecadores sepan que tienen un camino por donde comenzar a andar.
El esquema de su formulación es tripartito: una llamada a la felicidad, los sujetos de esa felicidad y la razón de su felicidad. Jesús comienza llamándonos a la felicidad; todos buscan la felicidad, aun los que dicen que no la buscan. La novedad chocante radica en los sujetos de la misma: los pobres, los hambrientos, los que lloran, los despreciados a causa del Hijo del hombre. La luz aparece en la tercera parte, en la promesa de Jesús: porque el Reino les pertenece, porque será grande la recompensa en el cielo.
Nosotros podemos adoptar diversas actitudes. Algunas negativas. Por ejemplo, que, por repetir tantas veces las palabras de las Bienaventuranzas, se nos hayan quedado sin color y sin sabor; no nos hieren, no nos dicen. Otra cosa negativa sería pensar que son irreales; que no son manjar para todos. Y, acaso, si no se piensa, se actúa como si así se pensara. Esperemos que nosotros seamos de los cristianos que nos sintamos felices de verdad porque hemos encontrado la razón de esa felicidad. Dios nos ofrece un Reino nuevo, y nosotros vemos lo que no ven los ojos del mundo. La vida en Cristo, vivir en Cristo es vivir de los frutos de su Espíritu: paz, mansedumbre, justicia, pobreza. Es decir, las Bienaventuranzas.
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/
martes, 10 de septiembre de 2013
LOS LLAMÓ PARA ESTAR CON ÉL

Sin papeles, sin planes, sin proyectos, sin documentos. Y qué bien organiza Jesús su jornada. Aparece la totalidad de su vida y ministerio.
De una manera gráfica, señalamos el monte y el llano. El monte es el lugar del encuentro, de la relación, de la intimidad con Dios, de la apertura al misterio. Se quedó la noche en oración con su Padre Dios. Llegada la luz del día, entre los discípulos, escogió a doce y los nombró apóstoles; entre ellos, al traidor Judas Iscariote. Ellos habían de ser el fundamento permanente de la Iglesia. Su fuerza estaría en Jesús que los había elegido. Ellos eran pobres, humildes, ignorantes, pero habían sido llamados. Todavía les quedaba por recibir el Espíritu Santo.
Ya estaba formada la comunidad de Jesús. Con ellos bajó del monte a la llanura. Aquí aparecen los personajes diferenciados. Jesús, en el centro; en torno, los doce apóstoles; luego, el grupo de los discípulos; y, al fin, la gran masa de todas las gentes.
En este escenario, se despliega toda la vida de Jesús: la oración, lo primero; es la fuente y la garantía de todo. En segundo lugar, la comunidad, el grupo; estar con Jesús y vivir juntos su estilo de vida. Y, al fin, como algo espontáneo y necesario, comunicar la vida de Jesús, predicar y sanar: “Bajó con ellos” y “Venían a oírlo y a que les curara”. Una vez más, el mundo necesita antes testigos que maestros.
Como Jesús, nosotros buscamos la unidad. La unidad entre la oración y la actividad. La unidad entre el anuncio de la religión y el compromiso por la justicia y las obras de misericordia. Esto lo decimos mil veces, y mil veces nos damos cuenta de que es muy difícil. Pero, por lo menos, tengámoslo claro, y no nos engañemos, que no es poco. Sentirnos llamados por Jesús, nos llena de un sentido personal, directo, de encuentro amigable. Esto facilita nuestra relación con él. A la vez, nos hace humildes; es él quien nos ha elegido, quien actúa en nosotros, a él la gloria. Incluso, nos aporta tranquilidad; “somos unos mandaos”.
Pero, todo dependerá de una circunstancia que apuntan los evangelios. Los llamó para “estar con él”. Estar con Jesús es lo primero. El encuentro con Jesús y su mensaje revolucionan a la persona. Un místico, un profeta es capaz de todo.
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/
lunes, 9 de septiembre de 2013
LAS COMUNIDADES CRISTIANAS SIRIAS
LA COMUNIDAD CRISTIANA EN SIRIA RESULTA ABUNDANTE Y EN LA ACTUALIDAD OFICIALMENTE COMPRENDE UN 8% DE LA POBLACIÓN
Por quiénes rezamos: Descripción de las comunidades cristianas en la Siria actual
José Luis Orella. En estos días estamos rezando, creyentes de diferentes religiones, por evitar una guerra más, en este caso en Siria, debido a las ambiciones políticas que EEUU junto a Arabia Saudí y Quatar demuestran por disponer de una hegemonía en el Próximo Oriente. Al actual conflicto, que ya ha arruinado un país, y provocado cien mil muertos, se suma la posible desestabilización del único país democrático árabe, el Líbano. Ventana, a través de la cual, intuimos lo que sucede en Siria, como en Iraq, fuera de los controles mediáticos de los beligerantes. Como ya sucedió en Iraq, la guerra y la desestabilización política, fomentando el enfrentamiento entre comunidades diversas, está provocando esencialmente en las débiles, como son las cristianas, su desaparición después de dos mil años de existencia. En este aspecto, pasamos a describir parte de lo que se podría perder en el caso de una guerra en Siria, cual es la Cristiandad existente allí, y que solo se ve protegida en la actualidad por las declaraciones internacionales del Papa Francisco y del mandatario ruso Putin.
La comunidad cristiana en Siria resulta abundante y en la actualidad oficialmente comprende un 8% de la población, aunque algunos la estiman en un escaso 5%. El 80% restante son musulmanes sunnitas y otro 10% alawies, una rama chiita disidente, de la cual proceden los dos últimos presidentes sirios. Más de la mitad de los cristianos pertenecen a la comunidad greco-ortodoxa y una cuarta parte a la grecocatólica, el resto se reparte entre sirocatólicos, sirojacobitas, maronitas, caldeos y armenios monofisitas o católicos. Los cristianos greco-ortodoxos y los grecocatólicos que son el nervio principal de la presencia cristiana en Siria, tienen una característica propia con respecto al resto de las comunidades. Ambas son iglesias árabes, que abandonaron el griego y el siriaco en beneficio del árabe en su liturgia. Aunque los ortodoxos no elegirían a su primer patriarca árabe hasta 1898, en la persona de MelecioDumani. Anteriormente los patriarcas habían sido griegos. Como iglesias árabes, se llevaron bien con el resto de la sociedad islámica, formando parte de su población urbana como comerciantes y artesanos. En su mayor parte han formado el 20% de la población de Damasco y un 24% de la de Alepo y el 16% de Hassake, aunque con la posterior emigración del campo a la ciudad, los cristianos han visto descender su porcentaje. Además, los cristianos nunca han tenido barrios propios, teniendo presencia minoritaria en todos.
Actualmente los ortodoxos se estructuran en un Patriarcado, denominado de Antioquía y de todo el Oriente, que desde 1386 se encuentra localizado en Damasco, y es la cabeza de seis diócesis sirias, otras seis libanesas y una más iraquí, sumándoles unas cinco en la diáspora. Por parte de la comunidad gemela católica. También dispone de su propio patriarcado desde el siglo XVIII, con el nombre de patriarca de Antioquía y de todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén de los Melvitas, cuya sede también es en Damasco. La primera la gobierna desde 1979 el sirio Ignacio IV Hazim; y la segunda desde el 2000, el también sirio Gregorio III Laham.
En cuanto al resto de las comunidades cristianas existentes, por orden de importancia estarían:
- los sirojacobitas: En un principio la principal confesión cristiana del país hasta a llegada del Islam. Recibieron a estos como liberadores por el trato recibido por el Bizancio ortodoxo. Sin embargo, la invasión mongola de Tamerlán, el dominio turco, y el saqueo de los kurdos, propiciaron su repliegue a las zonas montañosas entre el norte de Siria y el sur de la actual Turquía. Después de las matanzas de la Primera Guerra Mundial no volvieron a recuperarse, emigrando gran parte de ellos a Irak. Su patriarcade Antioquía y de todo el Oriente, reside actualmente en Damasco. Quien dispone de cuatro diócesis en el país.
- Los sirocatólicos: como en el resto de las comunidades, también parte de los jaacobitas fueron atraídos por Roma, respetando sus peculiaridades litúrgicas, como el uso del arameo en la Misa. Su patriarca reside en Sharfe (Líbano), desde donde gobierna cuatro diócesis sirias. En 1801 tuvo que refugiarse en la montaña libanesa, y aunque a mediados del siglo XIX, intentó establecerse en territorio sirio, en concreto en Mardin. A principios del siglo XX volvió a establecerse en la montaña libanesa.
- Los maronitas: Aunque se encuentren mayoritariamente concentrados en la montaña libanesa, los maronitas proceden de siria de donde partieron para evitar las persecuciones. Actualmente en el país del cedro viven un millón de maronitas, pero en su antiguo solar todavía habitan unos miles de ellos en los valles que abandonaron. Su patriarca residente en Bkerké (Libano) gobierna un par de diócesis en territorio sirio.
- Los armenios: Pueblo caucásico que tiene el privilegio de ser el primer estado que adoptó el cristianismo de forma oficial. Durante la edad media fueron colonizando amplios espacios del levante asiático, llegando a formar pequeños principados en el área de Cilicia (sur de Turquía) que desaparecieron junto a los estados cruzados. Disperso por todo el Imperio turco, conformaron parte de su clase comercial y artesanal urbana. Los armenios junto a los griegos fueron de los cristianos que colaboraron con el poder otomano y representaron al resto de las comunidades cristianas. Sin embargo, su éxito la envidia de los turcos musulmanes y el mantenimiento de su identidad nacional y religiosa, provocó su exterminio entre 1915 y 1917. Los supervivientes se refugiaron al sur, en el dominio francés de Líbano y Siria, donde llegaron a crear extensas comunidades. Los armenios nunca se integraron en la cultura árabe, se han mantenido al margen de toda asimilación. Una parte de ellos, los que habitaban el levante, se integraron en el catolicismo, y disponen de tres obispados en Siria.
- Los caldeos: se encuentran mayoritariamente en Irak, no obstante, una pequeña comunidad ha estado presente en Alepo, donde forma su propio obispado. En la actualidad su número ha crecido de manera importante por el abúndate flujo de refugiados de esta confesión provenientes de Irak, huyendo de las persecuciones y de la guerra.
- Los latinos: Unos pocos miles, en su mayor parte extranjeros, aunque algún sirio proveniente de cuando los cruzados crearon su propio patriarcado, enajenándose el apoyo de los ortodoxos. Cuando en 1268 fue tomada la ciudad de Antioquia por los musulmanes, perdió su razón de ser, aunque se mantuvo el título hasta 1964 que se abolió,
Un ejemplo de la pluralidad de la presencia cristiana ha sido la ciudad de Alepo, que contó con la mayor presencia del país. En ella existen nueve obispos: griego católico, armenio católico, maronita, caldeo, latino, sirocatólico, griego ortodoxo, sirojacobita y armenio ortodoxo.
Como demuestra este periodo de oración, no hay una confrontación religiosa, porque cristianos y musulmanes van rezar juntos, pero sí existe un interés político porque la haya entre otros musulmanes y occidentales, a los cuales me niego a calificar de cristianos.
La comunidad cristiana en Siria resulta abundante y en la actualidad oficialmente comprende un 8% de la población, aunque algunos la estiman en un escaso 5%. El 80% restante son musulmanes sunnitas y otro 10% alawies, una rama chiita disidente, de la cual proceden los dos últimos presidentes sirios. Más de la mitad de los cristianos pertenecen a la comunidad greco-ortodoxa y una cuarta parte a la grecocatólica, el resto se reparte entre sirocatólicos, sirojacobitas, maronitas, caldeos y armenios monofisitas o católicos. Los cristianos greco-ortodoxos y los grecocatólicos que son el nervio principal de la presencia cristiana en Siria, tienen una característica propia con respecto al resto de las comunidades. Ambas son iglesias árabes, que abandonaron el griego y el siriaco en beneficio del árabe en su liturgia. Aunque los ortodoxos no elegirían a su primer patriarca árabe hasta 1898, en la persona de MelecioDumani. Anteriormente los patriarcas habían sido griegos. Como iglesias árabes, se llevaron bien con el resto de la sociedad islámica, formando parte de su población urbana como comerciantes y artesanos. En su mayor parte han formado el 20% de la población de Damasco y un 24% de la de Alepo y el 16% de Hassake, aunque con la posterior emigración del campo a la ciudad, los cristianos han visto descender su porcentaje. Además, los cristianos nunca han tenido barrios propios, teniendo presencia minoritaria en todos.
Actualmente los ortodoxos se estructuran en un Patriarcado, denominado de Antioquía y de todo el Oriente, que desde 1386 se encuentra localizado en Damasco, y es la cabeza de seis diócesis sirias, otras seis libanesas y una más iraquí, sumándoles unas cinco en la diáspora. Por parte de la comunidad gemela católica. También dispone de su propio patriarcado desde el siglo XVIII, con el nombre de patriarca de Antioquía y de todo el Oriente, de Alejandría y de Jerusalén de los Melvitas, cuya sede también es en Damasco. La primera la gobierna desde 1979 el sirio Ignacio IV Hazim; y la segunda desde el 2000, el también sirio Gregorio III Laham.
En cuanto al resto de las comunidades cristianas existentes, por orden de importancia estarían:
- los sirojacobitas: En un principio la principal confesión cristiana del país hasta a llegada del Islam. Recibieron a estos como liberadores por el trato recibido por el Bizancio ortodoxo. Sin embargo, la invasión mongola de Tamerlán, el dominio turco, y el saqueo de los kurdos, propiciaron su repliegue a las zonas montañosas entre el norte de Siria y el sur de la actual Turquía. Después de las matanzas de la Primera Guerra Mundial no volvieron a recuperarse, emigrando gran parte de ellos a Irak. Su patriarcade Antioquía y de todo el Oriente, reside actualmente en Damasco. Quien dispone de cuatro diócesis en el país.
- Los sirocatólicos: como en el resto de las comunidades, también parte de los jaacobitas fueron atraídos por Roma, respetando sus peculiaridades litúrgicas, como el uso del arameo en la Misa. Su patriarca reside en Sharfe (Líbano), desde donde gobierna cuatro diócesis sirias. En 1801 tuvo que refugiarse en la montaña libanesa, y aunque a mediados del siglo XIX, intentó establecerse en territorio sirio, en concreto en Mardin. A principios del siglo XX volvió a establecerse en la montaña libanesa.
- Los maronitas: Aunque se encuentren mayoritariamente concentrados en la montaña libanesa, los maronitas proceden de siria de donde partieron para evitar las persecuciones. Actualmente en el país del cedro viven un millón de maronitas, pero en su antiguo solar todavía habitan unos miles de ellos en los valles que abandonaron. Su patriarca residente en Bkerké (Libano) gobierna un par de diócesis en territorio sirio.
- Los armenios: Pueblo caucásico que tiene el privilegio de ser el primer estado que adoptó el cristianismo de forma oficial. Durante la edad media fueron colonizando amplios espacios del levante asiático, llegando a formar pequeños principados en el área de Cilicia (sur de Turquía) que desaparecieron junto a los estados cruzados. Disperso por todo el Imperio turco, conformaron parte de su clase comercial y artesanal urbana. Los armenios junto a los griegos fueron de los cristianos que colaboraron con el poder otomano y representaron al resto de las comunidades cristianas. Sin embargo, su éxito la envidia de los turcos musulmanes y el mantenimiento de su identidad nacional y religiosa, provocó su exterminio entre 1915 y 1917. Los supervivientes se refugiaron al sur, en el dominio francés de Líbano y Siria, donde llegaron a crear extensas comunidades. Los armenios nunca se integraron en la cultura árabe, se han mantenido al margen de toda asimilación. Una parte de ellos, los que habitaban el levante, se integraron en el catolicismo, y disponen de tres obispados en Siria.
- Los caldeos: se encuentran mayoritariamente en Irak, no obstante, una pequeña comunidad ha estado presente en Alepo, donde forma su propio obispado. En la actualidad su número ha crecido de manera importante por el abúndate flujo de refugiados de esta confesión provenientes de Irak, huyendo de las persecuciones y de la guerra.
- Los latinos: Unos pocos miles, en su mayor parte extranjeros, aunque algún sirio proveniente de cuando los cruzados crearon su propio patriarcado, enajenándose el apoyo de los ortodoxos. Cuando en 1268 fue tomada la ciudad de Antioquia por los musulmanes, perdió su razón de ser, aunque se mantuvo el título hasta 1964 que se abolió,
Un ejemplo de la pluralidad de la presencia cristiana ha sido la ciudad de Alepo, que contó con la mayor presencia del país. En ella existen nueve obispos: griego católico, armenio católico, maronita, caldeo, latino, sirocatólico, griego ortodoxo, sirojacobita y armenio ortodoxo.
Como demuestra este periodo de oración, no hay una confrontación religiosa, porque cristianos y musulmanes van rezar juntos, pero sí existe un interés político porque la haya entre otros musulmanes y occidentales, a los cuales me niego a calificar de cristianos.
MUCHOS CRISTIANOS TIENEN LA ENFERMEDAD DE LOS FARISEOS
Papa Francisco: muchos cristianos tienen la enfermedad de los fariseos
En la homilía de la Misa del sábado en la Casa Santa Marta
En la homilía del sábado, el Santo Padre ha proseguido la reflexión que el pasado viernes 6 de septiembre, propuso en las lecturas en las que Jesús era presentado como el esposo de la Iglesia. La cita evangélica de hoy, tomada de Lucas (6, 1-5), relata el episodio de la discusión de Jesús con los fariseos, que acusan a los apóstoles de haber violado el reposo del sábado, cogiendo y comiendo el grano de las espigas.
En este fragmento del Evangelio, Jesús, destacó el Pontífice, se presenta como alguien más con respecto al evangelio del viernes, “y dice: Yo soy el Señor, el Señor también del sábado. En otra parte dirá: el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. La centralidad de Él es la centralidad del cristiano con respecto a muchas cosas. Jesús es el centro, es el Señor”. Una definición que –destacó el Papa- “no entendemos bien” porque “no es fácil entenderlo”. Lo que sí que está claro es que Jesús “es el Señor” en cuanto a que “el tiene el poder, la gloria, el que tiene la victoria. Es el único Señor”.
Citando la carta de San Pablo a los Colosenses (1, 21-23) el Santo Padre ha resaltado que es el mismo apóstol el que recuerda que “Jesús nos ha reconciliado en el cuerpo de su carne mediante la muerte –reconciliándonos a nosotros- para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles ante Él, para que estéis firmes en la fe”. Jesús, resumió el Papa, es el centro que nos regenera y nos funda en la fe. Sin embargo, los fariseos –continuó- ponían en el centro de su religiosidad muchos mandamientos. Y Jesús les dice: Imponen fardos pesados en las espaldas de las gentes”.
Si no está Jesús en el centro, destacó el Pontífice, “hay otras cosas”. Y a día de hoy “encontramos a muchos cristianos sin Cristo, sin Jesús. Por ejemplo los que tienen la enfermedad de los fariseos y son cristianos que ponen su fe y su religiosidad, su cristiandad, en muchos mandamientos: ¡Ah! Debo hacer esto, debo hacer lo otro. Cristianos de comportamientos”: que hacen las cosas, explicó, porque se deben hacer, pero en realidad “no saben porque lo hacen”.
Pero “¿dónde está Jesús?” Se preguntó el Papa Francisco. Después prosiguió: “Un mandamiento es válido solo si viene de Jesús”. Cristianos sin Cristo hay muchos, como los que “buscan sólo las devociones, muchas devociones, pero Jesús no está. Entonces ¡te falta algo, hermano! Te falta Jesús, si tus devociones te llevan a Jesús, entonces vale. Pero si te quedas ahí, entonces algo no funciona”.
Hay, añadió, “otro grupo de cristianos sin Cristo: : aquellos que buscan cosas un poco raras, un poco especiales, que van detrás de revelaciones privadas”, mientras que la Revelación concluyó con el Nuevo Testamento. El Santo Padre ha advertido en estos cristianos la voluntad de ir “al espectáculo de la revelación, a escuchar las cosas nuevas”. Pero –es la exhortación que el Papa Francisco les dirige- “¡toma el Evangelio!”. Entre los cristianos sin Cristo el Pontífice ha mencionado a “los que se perfuman el alma pero no tiene virtud porque no tienen a Jesús”.
¿Cuál es entonces la regla para ser un cristiano con Cristo? ¿Y cuál es el signo de que una persona es un cristiano con Cristo? Se trata de una regla –explicó el Papa- muy simple: es válido lo que viene de Jesús. Jesús es el centro, el Señor, como Él mismo dice”.
Por tanto si una cosa lleva o viene de Jesús “ve adelante”, exhortó el Santo Padre; pero si no viene o no lleva a Jesús “entonces es un poco peligroso”. Y a propósito del “signo” dijo: “Es un signo sencillo el del ciego de nacimiento del que se habla en el Evangelio de Juan, en el capítulo nueve. El Evangelio dice que se postró ante Él para adorarle. Un hombre y una mujer que adora a Jesús es un cristiano con Jesús. Pero si no adoras a Jesús, algo te falta”.
Entonces “una regla y un signo”, concluyó el Pontífice. “La regla –dijo- es: soy un buen cristiano, estoy en el camino del buen cristiano si hago lo que viene de Jesús o lo que me lleva a Jesús, porque Él es el centro. El signo es la adoración ante Jesús, la oración de adoración ante Jesús”.
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