sábado, 25 de febrero de 2012

JESÚS LE DIJO: "SÍGUEME". MATEO SE LEVANTÓ Y LO SIGUIÓ


LECTIO DIVINA

Y Jesús le dijo: Sígueme.
Mateo se levantó y lo siguió"
(Mt 9, 9)
Y Jesús le dijo: Sígueme. Mateo se levantó y lo siguió

“JESÚS VIO A UN HOMBRE LLAMADO MATEO”
INTRODUCCIÓN
Hoy estamos reunidos, convocados por Jesús, Palabra eterna del Padre, en un ambiente de fraternidad, para dar gracias a Dios por los dones recibidos y, al mismo tiempo, para pedirle que su Espíritu nos ilumine y seamos dóciles a sus inspiraciones en los trabajos de nuestra Primera Vicaría. Estamos en el mes de Septiembre donde, por una parte, celebramos las fiestas de nuestra Independencia, en donde como Iglesia pedimos por todos aquellos hombres y mujeres que contribuyeron, contribuyen para que verdaderamente vivamos en la libertad de hijos de Dios. Una libertad que se va construyendo y acrisolando con el trabajo de nuestras manos, con nuestras actitudes de buscar el bien común, por dignificar con todo ello a la persona, y vivir en un país donde haya progreso y libertad.
Mas, por otra parte, en la comunidad cristiana, con motivo de la fiesta de San Jerónimo, patrono de los estudios de la Sagrada Escritura, celebramos el mes de la Biblia, en donde se busca venerar, estudiar y exaltar la Palabra de Dios, que se nos ha regalado como testamento perenne de su amor. Por ello es importante exhortar a todos los que participamos en esta Lectura Orante de la Palabra de Dios a que, en nuestras comunidades, en nuestras familias, invitemos a nuestros hermanos en la fe a entronizar, a crear el hábito de la lectura de algún texto de la Biblia para cada día, a hacer la Lectio Divina de manera personal, en familia, en el grupo, o en la comunidad, y a participar en el estudio estructurado de la Biblia.

No olvidemos que, como dice San Jerónimo, “ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”. Por ello, es responsabilidad de todos nosotros exhortar a nuestro pueblo a conocer al Señor a través de su Palabra. Y ahora, dispongámonos a participar en la lectura orante de la Palabra de Dios preparada para esta reunión.


DESDE QUE VOY JUNTO A TI
Desde que voy junto a Ti,
la tierra que yo piso es como espuma.
Desde que voy junto a Ti,
la noche más obscura tiene luz.
Yo siento que la vida es menos dura
pues todo en realidad me lo das Tú.
Andando de tu mano qué fácil es la vida, 
andando de tu mano el mundo es ideal (2).
Desde que voy junto a Ti,
mis ojos se han secado por completo.
Desde que voy junto a Ti,
no sé por qué los hombres llorarán.
Yo solo en esta vida tengo miedo
el día en que yo pierda tu amistad.

1. LECTURA
(Mt 9, 9)
9 Al irse de ahí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, cobrador de impuestos, sentado ante su mesa, y le dijo: -“Sígueme”. Y Mateo se levantó y lo siguió. Papabra del Señor.
Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.
CONSIDERACIÓN DEL TEXTO
¿Qué dice el texto?
El texto se encuentra en la segunda parte del evangelio de San Mateo (y tiene como paralelos Mc 2, 13-17 y Lc 5, 27-32), en donde Jesús hace la presentación del Reino de Dios mediante sus obras, sus enseñanzas y signos milagrosos que realiza a favor de su pueblo. Jesús utiliza las parábolas como forma pedagógica del acercamiento al Nuevo Reino. Nos enseña el comportamiento fraterno, el código del amor, la forma de orar, algunas curaciones (entre ellas, la de la suegra de Pedro), expulsa demonios, da a conocer las condiciones para su seguimiento y, finalmente, la llamada de sus discípulos, entre ellos, la llamada de Mateo, que hoy consideramos.
Por ello, podemos ver que Jesús se acerca a él y lo elige. Tal vez no era la primera vez que lo veía, sino que lo fue preparando para que su respuesta fuera incondicional.
Es importante hacer notar que Leví (Mateo) pertenecía al grupo de los llamados pecadores públicos y, sin embargo, Jesús así lo llama. También es importante subrayar que en repetidas ocasiones Jesús entró a comer a casa de pecadores públicos y, por supuesto, esto fue muy criticado por sus adversarios, pues para los judíos la comunión de mesa significaba una íntima comunión de vida ante Dios. Sin embargo, Jesús mostraba con este modo de proceder el amor incondicional a Dios ofrecido a todos.

2. MEDITACIÓN
¿Qué me dice el texto?
JESÚS LLAMA A UN PUBLICANO
Al llamar a Mateo, Jesús agrega un publicano al grupo de sus discípulos. Los publicanos tenían mala reputación; eran considerados por los judíos tradicionalistas (hassidim) como pecadores públicos, con quienes habría que evitar todo trato. Jesús no está de acuerdo con este prejuicio y no duda en llamar a un publicano. Esto revela la libertad absoluta de la elección divina de una vocación. ¡Dios no juzga como los hombres! Llama aún a individuos que parecen indignos. Escoge al que quiere, sin tener en cuenta las apreciaciones humanas.

EN EL MOMENTO QUERIDO POR DIOS
Su vocación puede llegar en el momento menos pensado. Mateo está sentado ante su mesa, donde recibe el pago de los impuestos. Aparentemente no piensa sino en cumplir bien su oficio y en sacarle jugo. No pudo prever el paso inesperado de Cristo que iba a cambiar su vida.
Con esto, Dios muestra su soberanía en el llamado: no solamente llama a quien quiere, sino llama cuando quiere. Bajo este punto de vista se puede comparar el momento de la vocación al de la muerte. El Señor, por la muerte, llama a cada hombre a su presencia, en el instante que ha fijado, y que varía de persona a persona.
Igualmente varía el momento de la vocación. A menudo, el llamado se dirige en los años de la juventud, aunque algunos llamados han sido más tarde, incluso en una edad muy avanzada.

VIDA TRANSFORMADA
Al decir “Sígueme”, Jesús transforma la vida de Mateo. Hasta ese momento había sido una vida tranquila, cómoda; la vida de un hombre sentado en su despacho. Mas de pronto es arrojado a una aventura. Felizmente Mateo acepta de inmediato. Consiente en cambiar de vida. El Evangelio señala muy bien el contraste: “Y Mateo se levantó y lo siguió”. El que antes permanecía sentado se levanta y acompaña a Jesús en el camino. Desde ahora, Mateo no tendrá la vida cómoda que llevaba. Compartirá los riesgos, peligros e incomodidades de la vida de Cristo. Y esto nos lo dice Jesús a nosotros, que somos sus colaboradores. ¿Cómo lo seguimos?
Así, la vocación transforma una vida. El Maestro no teme alterar los hábitos de comodidad a fin de llamar a una vida más digna. El lugar del oficio de cobrador de impuestos asigna a Mateo la misión de apóstol. A todos los que hace llegar su llamado y les dice “sígueme” les pide que se levanten, para realizar un trabajo atrevido y una intensa entrega apostólica, sin esperar recompensa o privilegio alguno. ¿Esperamos nosotros algún privilegio por nuestro servicio?

3. ORACIÓN
¿Qué le respondemos a Dios?
La Palabra de Dios ha sido proclamada para nosotros que formamos el presbiterio de la Primera Vicaría. Y, después de haber leído el texto y meditado esta Palabra, entremos en el momento íntimo de diálogo con el Señor que nos llama (tal vez podemos cerrar por un momento nuestros ojos y dialogar con el Maestro), como llamó a Mateo, y al responderle a su Palabra podemos todos juntos hacerlo con la siguiente oración:
Cristo Jesús, te doy gracias porque te has hecho presente en mi historia, porque me has llamado a seguirte y me has dado la oportunidad de participar de esta aventura, la que habías planeado para mí. Tú me enseñas con tu Palabra y entrega a entender el plan y voluntad del Padre. Gracias porque tus ojos se volvieron hacia mí con amor y ternura y puedo sentir el gran amor que me tienes. A ti, Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, impúlsame a decir sí, pero también derrama tu fortaleza para que esa respuesta sea además actitud de disposición y servicio como discípulo tuyo. Amén.

4. CONTEMPLACIÓN-ACCIÓN
¿A qué me compromete esta Palabra?
Los retos son muchos, así como muchos son los motivos que llevan al desaliento y a la confusión. Pero la Palabra que hoy hemos meditado, alimento verdadero que Dios nos ofrece, nos fortalece y nos anima y, como a Mateo, nos levanta de la mesa de nuestras comodidades para renovarnos en el compromiso de llevar su Palabra en nuestro corazón y en nuestro ministerio. Respondamos cada uno de nosotros a las siguientes preguntas como signo de compromiso.
  • ¿Recuerdas cuando el Señor te llamó a su servicio?
  • ¿Sientes la fuerza de su Palabra en tu interior, que te invita a la entrega comprometida en tu servicio, o su voz se ha hecho confusa, quizás difusa, en medio de tanto activismo?
  • ¿Cuál es la mesa en la que te encuentra el Señor en este momento de tu vida: la enfermedad, la soledad, el estrés, la comodidad, la rutina?
  • ¿El trabajo del Movimiento de Cursillos te anima o te agobia?
Concluyamos esta Lectio Divina con un canto, dando gracias a Dios por su amor y su Palabra en nuestra vida.
ALMA MISIONERA
Señor, toma mi vida nueva antes de que la espera
desgaste años en mí; estoy dispuesto a lo que quieras
no importa lo que sea tú llámame a servir.
Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, 
necesiten mis ganas de vivir, donde falte la esperanza, 
donde todo sea triste, simplemente por no saber de ti.
Te doy mi corazón sincero, Para gritar sin miedo:
¡Lo hermoso que es tu amor! Señor, tengo alma misionera,
condúceme a la tierra que tenga sed de Ti.
Y así en marcha iré cantando, por pueblos predicando
tu grandeza, Señor, tendré mis brazos sin cansancio,
tu historia entre mis labios tu fuerza en la oración.


(Disfruta de esta preciosa canción y hazla tuya)

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