Hay gente que vive para los demás. Se han creído eso de que amar a Dios y amar al prójimo son las claves para ser cristiano. Y aman a los demás como aman a Dios, y como se aman a sí mismos. Tengo la sensación de que mucha gente se quiere mucho. Tener una buena autoestima no es malo, es justo y necesario. Dentro de un orden. Ojala todos los que se aman a sí mismos quisieran a los demás como ellos se quieren.
Es interesante lo que nos dice hoy Jesús, sobre ganar la vida y perderla. Una vez más, entran en juego las paradojas de la fe. Nada es lo que parece. Cuanto más te esfuerzas por vivir para ti mismo, más vacío te sientes, y cuanto más te entregas a los demás, cuanto más sale de ti, más lleno te encuentras. Ayudar a otro a llevar su cruz no significa que tu cruz y la suya crezcan, sino que se hacen ambas cruces más ligeras. En las cosas de la fe, uno más uno no siempre son dos. Y esto lo digo no porque sea de letras y no entienda de números, sino porque es una verdad comprobada a lo largo de la historia. Es lo que sienten muchos voluntarios, que donan parte de su tiempo libre para ayudar a los demás. Es lo que sienten muchos misioneros, trabajando con la gente, sobre todo con la gente sencilla.
No hace falta esperar grandes signos, para comenzar una nueva vida. Hoy puede ser un buen día, para empezar. Porque no sabemos cuánto tiempo nos queda ni cuándo vendrá el Hijo del Hombre, para preguntarnos por nuestra conducta en la vida. La respuesta no es difícil.
"Al final del camino me dirán:
-¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada,
abriré el corazón lleno de nombres".
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/
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