viernes, 21 de marzo de 2014

SE NOS HA CONFIADO, HOY, LA VIÑA DEL REINO DE DIOS


Aprendamos a leer el evangelio no en clave de pasado, que ya quedó atrás, sino en clave de presente, que es el hoy, y que nos lleva al futuro…
Jesús habla “en aquel tiempo”, mirando al hoy, a “este tiempo”. Y nosotros hemos de escucharle “en este tiempo”, mirando al mañana…
Esta parábola de los viñadores homicidas es, sí, un reflejo dramático de la historia de Israel, el pueblo que maltrataba a los obreros enviados, los profetas… Es cierto, tanto que los sumos sacerdotes y fariseos, se daban claramente por aludidos, y “buscaban echarle mano”…
Pero, ¿y el pueblo de hoy? Sí, ¡nosotros! Miramos al pasado, al pueblo de Israel, y, cuando miramos a nuestro tiempo, a lo sumo miramos “a los de fuera”. Pero ¡eso es muy fácil! ¿Por qué no nos miramos a nosotros mismos, a “los de dentro”? ¿No preferimos, muchas veces, “matar al mensajero” que nos resulta incómodo, porque deja en evidencia nuestras deficiencias? Y miramos a “los poderes de este mundo”, a los que identificamos con la sociedad descristianizada, y hasta a los políticos, medios de comunicación, etc., que nos parece que “nos persiguen”. Y no caemos en la cuenta de que los auténticos poderes de este mundo son el egoísmo, la doblez, la hipocresía… que nos llevan a no estar por la labor de reconocer nuestra deuda con el Dueño de la viña, con Dios…. Porque a nosotros se nos ha confiado, hoy, la viña del Reino de Dios para un servicio fiel y fecundo.
Nuestra elección como nuevo Pueblo de Dios, como Viña del Señor, hoy, no ha de ser motivo de orgullo puritano y estéril, sino de fértil responsabilidad cristiana.
Apliquémonos, pues, esta parábola, para que la Escritura sea eficaz en nosotros, con espíritu de auténtica revisión cuaresmal. Así seremos un pueblo que produce frutos.

Comentarios realizados por: José Antonio Marzoa Rodríguez

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