sábado, 10 de marzo de 2012

LA ÚLTIMA ESPERANZA DE SALVACIÓN PARA ASIA BIBI ES DAR A CONOCER SU IMPACTANTE HISTORIA


Aguardando la horca en Pakistán
La última esperanza de salvación para Asia Bibi es dar a conocer su impactante historia
Sólo la presión internacional a través de la opinión pública puede revertir la suerte de esta madre de cinco hijos fiel a Jesucristo.

Carmelo López Arias/El semanal digital.
Resulta difícil de creer que una campesina madre de cinco hijos esté esperando la horca por beber un vaso de agua tras una jornada de cosecha al sol. Pero es tan cierto como que Benedicto XVI y Hillary Clinton se han interesado públicamente por su suerte. Tan cierto como que el gobernador del estado del Pendjab, Salman Taseer, musulmán, y el ministro de las minorías, Shahbaz Batti, cristiano, han sido asesinados por defenderla.

Para Asia Bibi ambos crímenes, que conoció ya en prisión y condenada a muerte, fueron un mazazo, porque anulaban todas sus esperanzas. Si dirigentes nacionales de ese nivel podían ser eliminados, si los islamistas tienen tal poder de coacción, ¿qué futuro le cabía aguardar a ella? ¿Qué juez se atrevería a anular su sentencia, qué político a indultarla?

Quedaba un clavo ardiendo, valiente y comprometido. Una periodista francesa corresponsal en Islamabad, Anne-Isabelle Tollet, bien conocida porque ha sido presentadora de los informativos de la televisión pública gala, quiso que ella misma, Asia Bibi, contara su historia. Está convencida de que esa historia puede todavía movilizar a la opinión pública mundial, y con ella a los gobiernos, y presionar a Pakistán para que no mate, ni permita que nadie mate a una persona inocente.

Una historia que emocionará a todo aquel que la lea.
El fruto de ese empeño se titula¡Sacadme de aquí! (LibrosLibres).Anne-Isabelle entrevistó durante varios meses a su protagonista a través de Ashiq, su marido, único que puede verla. Luego dio forma escrita a estos recuerdos -Asia es analfabeta- y lo sometió a su aprobación. Y ahora, sabiendo que el relato de su vida circula por el mundo, esta familia sueña con ver la luz al final del túnel, ese túnel llamado ley de la blasfemia.

Cuando Asia Bibi, un día de junio de 2009, sació su sed en un pozo reservado a mujeres musulmanas, y éstas -¡sobre todo, una vecina rencorosa!- se lo recriminaron, la joven les echó en cara que Mahoma no aprobaría su actitud. Que una cristiana nombrase al Profeta fue su perdición. Con esa ley en la mano, su caso y otros de similar sinsentido acaban entre rejas.

Asia Bibi es católica. Sólo dos familias lo son en su pueblo, donde a pesar de llevar una vida dura, eran felices. Es quizá lo más conmovedor de ¡Sacadme de aquí!: en primera persona, la presa más célebre del mundo nos habla con toda sencillez de su familia, de sus costumbres cotidianas, de su celebración de la Navidad... de ese pequeño universo, amable en la adversidad, que era su hogar antes de, en cuestión de minutos, recibir una paliza de la multitud enfurecida y de ser arrojada a una celda como en la que ahora está.

A saber, de tres metros por tres, sin ventana, sin servicios higiénicos, con el suelo de tierra, un mal jergón como cama y aislada por su propia seguridad. Hay decretada una fatwacontra ella, y asignada una millonaria recompensa a quien la elimine. No le queda ni el consuelo de conversar con sus compañeras de prisión. Y su carcelero es un animal que, como cuenta Asia, le restregó complacido por la cara las muertes de Taseer y Batti, sabedor del daño que hacía a la detenida con esas noticias.

Asia Bibi ha podido librarse de su calvario abandonando su fe cristiana, como le ofrecieron ya desde el principio las autoridades mahometanas de su aldea. Pero se ha negado en todo momento a renegar de Cristo, a pesar de que tiene el corazón de madre destrozado por la ausencia de sus hijos, la menor de nueve años y una de ellas discapacitada. Volver a abrazarlos sería para ella el cielo en la tierra. El otro ya se lo ha ganado. 


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