lunes, 20 de mayo de 2013

TENGO FE, PERO DUDO, ¡AYUDAME!


(Mt 9, 13-28)
La resonancia de aquel hecho habrá sido intensa en el sentir y en el recuerdo de aquellos lugareños. El hecho es relevante. Pero de manera clara y potente Jesús manifiesta que su poder no es humano, que la fe es ayudada por la gracia (“Tengo fe, pero dudo, ayúdame”).Y el Señor no se hace esperar porque encuentra la actitud y la disposición para obrar en una vida: humildad, docilidad, apertura, necesidad, fe y confianza. La oración honesta y fervorosa tiene gran poder.
Nosotros ¿tendríamos tanta fe como para expulsar un espíritu?

Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/

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