Dios está invitando siempre a un banquete. Quiere que todos entren. Sin embargo encuentra rechazo. No sabemos valorar la invitación y nos privamos de sentarnos a la mesa. Y nosotros nos creemos a veces los únicos que tenemos derecho a ello.
Pone el dedo en la llaga este pasaje evangélico para examinar la vida de nuestras comunidades y nuestra vida personal para ver si el BANQUETE es algo que necesitamos o lo tomamos como el lujo de la vida y si nos queda tiempo… Nuestra vida espiritual vale lo que vale nuestra piedad eucarística, nuestra vida eucarística. Ir al banquete. Responder a la invitación diaria que nos hace el rey al banquete de la boda de su HIJO.
¿Cuáles son los motivos que hoy limitan la participación de muchas personas en la sociedad y en la iglesia? ¿Cuáles son los motivos que ciertas personas alegan para excluirse del deber de participar en la comunidad? ¿Son motivos justos? ¿Cómo es mi vida eucaristica?
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/
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