domingo, 27 de diciembre de 2015

MEDITACIONES P.CEFERINO SANTOS: DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA


ARQUITECTURA FAMILIAR DIVINO-HUMANA
 
El Hijo de Dios se hizo hombre en una familia completa, divina y humanamente. Hablaba Juan Pablo II en el II Encuentro Mundial de las familias en Río de Janeiro (4.10.97) de las dos arquitecturas compenetradas del matrimonio y la familia: la divina y la humana. La familia ha de ser la comunidad de vida y de amor, unida por los lazos humanos de la carne, necesaria para el futuro sano de la humanidad. Pero para que esta estructura humana resista los embates y dificultades del mundo, ha de reforzarse con la arquitectura divina de una "iglesia doméstica", formada por hijos de Dios, donde Cristo se hace presente y actuante para que en ella nazcan y crezcan los verdaderos hijos de Dios, que llevan ese nombre y lo son en realidad.
 
Sin la estructura divina no se da una familia estable de miembros unidos y consagrados a Dios, como el pequeño Samuel y sus padres: "yo le cedo este niño al Señor de por vida, para que sea suyo" (1 S 1,28). En la bendita familia de Nazaret está siempre presente la arquitectura divina, que une a sus miembros entre sí y con Dios. "Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua" (Lc 2,41). La dimensión religiosa fortalece la relación humana familiar. La misma familia está subordinada a los planes de Dios. Él es el Absoluto y la familia no. Por eso, Jesús a sus doce años subraya la estructura divina de la familia cuando antepone a Dios, su Padre, frente a su madre humana y a su padre legal y nutricio: "¿No sabíais que yo tengo que estar en la Casa de mi Padre? (Lc 2,49).
 
La arquitectura divina del matrimonio y la familia llena de luz, por sus luminosas vidrieras, a la vida familiar. "Si vivimos en la luz, lo mismo que Jesucristo está en la luz entonces estamos en comunión unos con otros y la sangre de Cristo su Hijo nos limpia los pecados" (1 Jn 1,7). Sin la estructura divina familiar faltará el perdón mutuo y la unión entre sus miembros. "Nunca se griten el uno al otro, a menos que la casa esté en llamas", decía el decálogo del matrimonio en uno de sus preceptos. Y añadía: "Si uno de los dos quiere ganar una discusión, deja que sea el otro". Si Dios falta de la familia, faltará también el respeto mutuo y el perdón. El matrimonio y la familia están llamados a vivir la participación sacramental de la vida de Dios.
 
María, Reina de las familias. Santa Esposa de José y Madre de Jesús, Hijo de Dios y tuyo: ruega por las familias, intercede por los esposos, súplica ante tu Hijo por los Jóvenes y los niños. Que todos vivan la responsabilidad en el amor y el amor en la responsabilidad como una verdadera familia de los hijos de Dios.
 
“Quiero renovar vuestras familias y comunidades según el modelo de amor de mi familia de Nazaret. Quiero familias compuestas por verdaderos hijos de Dios que Me aman y Me sirven. Quiero familias trinitarias, unidas entre sí, como Yo lo estoy con el Padre y con el Espíritu. Quiero que seáis familias orantes, renovadas por mi Espíritu de amor".
 
Págs. 410 y 411  "El Pan de la Palabra dánosle hoy" Ciclo B
P.Ceferino Santos

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