miércoles, 2 de octubre de 2013

SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS

Ángeles

 
Hace pocos días, el 29 de septiembre, celebrábamos la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Ya en el siglo V, en la vía Salaria de Roma, se le había dedicado una basílica a San Miguel. Se trata pues de una devoción, y de un culto, de notable antigüedad.
La celebración de los Santos Ángeles Custodios es mucho más reciente. Se remonta al siglo XVII. La Iglesia conmemora a los ángeles, enviados por Dios para nuestra custodia. En la Santa Misa pedimos “vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía”.
Decía San Gregorio Magno que “casi todas las páginas de los libros sagrados testifican que existen ángeles y arcángeles”. Y el “Catecismo” precisa que “la existencia de seres espirituales, no corporales, que la sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición” (328).
San Juan de la Cruz veía a los ángeles como una especie de intermediarios entre los hombres y Dios: “Los ángeles, además de llevar a Dios nuestras noticias, traen los auxilios de Dios a nuestras almas y las apacientan como buenos pastores, con comunicaciones dulces e inspiraciones divinas. Dios se vale de ellos para comunicarse con nosotros. Los ángeles nos defienden de los lobos, que son los demonios, y nos amparan”.
Todo el Nuevo Testamento destaca la subordinación de los ángeles a Cristo. Ellos anuncian la Encarnación, están a su servicio en las tentaciones y en Getsemaní, y son los primeros testigos de su Resurrección y Ascensión.
Un excesivo racionalismo ha pretendido apagar el rumor de los ángeles. Como si, con pretenderlo, pudiésemos disminuir la gloria de Dios Creador, de lo visible y de lo invisible.
Guillermo Juan Morado.

infocatolica

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