El texto de hoy es la conclusión de la escena de la presentación de Jesús en el templo que meditábamos ayer. Se nos relata el testimonio de la profetisa Ana y el retorno de la familia de Jesús a Nazaret.
Ana alaba al Señor por haber reconocido en Jesús-Niño al Mesías esperado y difunde la noticia sobre él a cuantos vivían abiertos a esta espera confiada en el Salvador. Debe ser nuestra actitud también, ahora al final de este tiempo de Navidad. Alabar a Dios porque hemos vivido la presencia del Enmanuel entre nosotros y ser anunciadores, con el testimonio de nuestra vida, de esta gozosa presencia del Señor.
La escena del evangelio concluye con la observación sobre le crecimiento de Jesús en Nazaret:”iba creciendo en saber, en estatura y el favor de Dios lo acompañaba”. De la vida oculta de Jesús se dice poco, pero este poco es suficiente para captar el espíritu y apreciar la vida en que vivía el Salvador. Ejemplar enseñanza para nuestra vida, el amor al silencio de lo oculto y el crecimiento en los dones de gracia con que el Padre nos colma en la vida.
Oración. Señor Jesús, tu escogiste la opción de vivir con nosotros la experiencia humana en el seno de una familia, sin apariencias, sin prestigio, ni riquezas. Tu infancia estuvo marcada por la debilidad y el crecimiento normal de la misma vida. Queremos pedirte nos concedas la gracia de saber aceptar nuestras debilidades humanas y nuestra pobreza espiritual., sin renunciar a la búsqueda permanente de tu sabiduría y de tu Palabra. Amén
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