Necesitamos orar para que el Cursillo dé muchos frutos de santidad; que llevemos a muchas personas al encuentro con Cristo, puedan experimentar el inmenso amor de Dios y se decidan a vivir una verdadera vida cristiana.
Para que seamos capaces de lo que Dios espera de nosotros y que nos lo hace saber de muchas maneras:
"Doy gracias a Dios por todo lo que el movimiento ha hecho para enriquecer las vidas de los fieles, avivando en ellos el fuego de amor que se convierte en la energía de la misión.
...Consciente de la inmensa contribución que el Movimiento de Cursillos ha hecho en la renovación de la Iglesia, promoviendo el llamado universal a la santidad y el testimonio profético que incumbe a todos los bautizados, oro porque los Cursillistas tengan un renovado compromiso con Cristo y su Iglesia, y un compromiso más activo, para la extensión del reino de Dios, de Verdad, Justicia y Paz". (Benedicto XVI)
"A vosotros, que le habéis abierto generosamente vuestro corazón, Jesús os pide que anunciéis incansablemente su nombre a quienes aún no lo conocen. Os llama a su servicio, al servicio de su verdad, la verdad que nos hace libres. Cuanto más transparente sea esta "diaconía de la verdad" en vuestra vida diaria, tanto más convincente será. Como os recuerda una oración que se reza mucho en el movimiento de los Cursillos, "Cristo no tiene manos; sólo tiene nuestras manos para cambiar el mundo actual. Cristo no tiene pies; sólo tiene nuestros pies para llevar al mundo hacia él. Cristo no tiene labios; sólo tiene nuestros labios para hablar a los hombres.
Durante los días del cursillo, las palabras de esta canción popular española ayudan a los participantes a reflexionar sobre la belleza multiforme de la creación. Encontrándoos con Cristo, habéis aprendido a mirar con ojos nuevos a las personas y a la naturaleza, a los acontecimientos cotidianos y a la vida en general. Habéis experimentado que la verdadera felicidad se logra en el seguimiento del Señor. Esta experiencia personal y comunitaria debe ser transmitida a los otros. Muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo, que por desgracia se alejan de Dios, esperan de vosotros la luz de la fe que les ayude a redescubrir los colores de la existencia y de la alegría de sentirse amados de Dios". (San Juan Pablo II al Movimiento de Cursillos de Cristiandad)
¡DE COLORES!
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