Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús
Tradicionalmente, el mes de junio es el mes dedicado a honrar al Corazón de Jesús, y al Corazón de María.
Existe una teología del Sagrado Corazón de Jesús. Es la que considera que Dios es el Corazón eterno.
"Dios es caridad" y halla en esta caridad el por qué de todos los misterios cristianos.
-Dios ama: amar es dar. Dios nos lo ha dado todo y se ha dado a sí mismo, empezando por nuestra existencia y la de todos los seres: he aquí la
Creación.
-Dios ama: amar es hablar; he aquí la revelación, las Sagradas Escrituras: La Ley de Dios.
-Dios ama: amar es salvar a toda costa al ser amado y morir por él, si es preciso: he aquí la Redención.
-Dios ama: amar es querer quedarse perpetuamente presente al ser amado: he aquí la Eucaristía.
-Dios ama: amar es querer hacer felices consigo a los seres amados y para siempre; he aquí la bienaventuranza eterna del Cielo.
"Dios es caridad" y halla en esta caridad el por qué de todos los misterios cristianos.
-Dios ama: amar es dar. Dios nos lo ha dado todo y se ha dado a sí mismo, empezando por nuestra existencia y la de todos los seres: he aquí la
Creación.
-Dios ama: amar es hablar; he aquí la revelación, las Sagradas Escrituras: La Ley de Dios.
-Dios ama: amar es salvar a toda costa al ser amado y morir por él, si es preciso: he aquí la Redención.
-Dios ama: amar es querer quedarse perpetuamente presente al ser amado: he aquí la Eucaristía.
-Dios ama: amar es querer hacer felices consigo a los seres amados y para siempre; he aquí la bienaventuranza eterna del Cielo.
La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde
los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el
Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la
Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.
Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa de la ingratitud, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.
Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.
Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.
Dispón de mí y de mis cosas, Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.
P. León Dehón
Día 1.- EL DIVINO CORAZÓN DE JESÚS
¡El Corazón de Jesús! Una herida, una corona de espinas, una cruz, una llama, "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres". ¿Quién nos ha dado aquel Corazón? Jesús mismo. Él nos había dado todo: su doctrina, sus milagros, sus dones de la Eucaristía, su Madre divina. Pero el hombre permanece todavía insensible a tantos dones. Su soberbia les hace olvidar el Cielo, sus pasiones les hacen descender al fango. Fue entonces cuando Jesús mismo dirigió una mirada piadosa sobre la humanidad; se apareció a su hija predilecta, Margarita María de Alacoque, para manifestarle los tesoros de su corazón.
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