Junio, mes del
Sagrado Corazón de Jesús
15. -EL VALOR DE LA ORACIÓN
Jesús invita, recomienda, impone la oración, une a ella toda gracia, toda bendición hasta la salvación eterna. Él mismo reza por todas partes y siempre: en el templo, en el Huerto de los Olivos, en el monte, sobre las aguas, en las plazas y en las sinagogas.
San Pedro corre el peligro de hundirse en las aguas y reza; la oración lo fortifica. Marta y María piden llorando ante Jesús en la hora del dolor y la oración las consuela.
Rezan los Apóstoles en el cenáculo y la oración hace descender al Espíritu Santo con sus dones celestiales. Y tú, ¿cuándo rezas? ¿Sólo cuando estás enfermo o cuando quieres que algo te salga bien?
Reza siempre porque siempre tienes necesidad de permanecer junto a tu Dios.
Amado Jesús: la oración es la respiración del alma, y Tú eres mi respirar. Que no me falte nunca tu aliento, que busque siempre el diálogo y el encuentro contigo; que cada latido de mi corazón te diga: "Jesús, te amo, Jesús, confío en Ti".
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