Evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a
El pasaje del evangelio de hoy se toma del primer capítulo de Mateo que forma parte de la sección referente a la concepción, nacimiento e infancia de Jesús. El centro de todo el relato es la persona de Jesús a la que se suman todos los sucesos y las personas mencionadas en la narración. Se debe tener presente que el Evangelio revela una teología de la historia de Jesús, por eso, al acercarnos a la Palabra de Dios debemos recoger el mensaje escondido bajo los velos de la historia sin perdernos, como sabiamente nos avisa San Pablo, “en las cuestiones tontas”, guardándonos “de las genealogías, de las cuestiones y de las discusiones en torno a la ley, porque son cosas inútiles y vanas”. (Tm 3:9)
Deteniéndonos, por decirlo así, en la realidad espiritual de la adopción, podemos referirnos al hecho de que el pueblo elegido posee “la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas” porque “ellos son Israelitas y poseen la adopción de hijos” (Rm 9:4). Pero también nosotros, el nuevo pueblo de Dios en Cristo, recibimos la adopción de hijos porque “cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a aquéllos que estaban bajo la ley, para que recibiésemos la adopción de hijos” (Mt 1.21), porque Él es el “Dios con nosotros” (Mt 1:23) que nos hace hijos adoptivos de Dios.
Una idea constante en la Biblia es el “sueño” como lugar privilegiado donde Dios da a conocer sus proyectos y planes, y algunas veces revela el futuro. Bien conocido son los sueños de Jacob en Betel (Gén 28: 10ss) y los de José su hijo, como también los del coopero y repostero prisioneros en Egipto con él, y los sueños del Faraón que revelaron los futuros años de prosperidad y carestía.
A José se le aparece “en sueños un ángel del Señor” para revelarle el plan de Dios. En los evangelios de la infancia aparece a menudo el ángel del Señor como mensajero celestial y también en otras ocasiones esta figura aparece para tranquilizar, revelar el proyecto de Dios, curar, liberar de la esclavitud.
En la clave de lectura hemos ofrecido bastante espacio para algunos términos: adopción, ángel, sueño, justo. ¿Qué sentimientos y pensamientos suscitan en tu corazón? ¿Qué importancia puede tener para tu camino de madurez espiritual?
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/
Deteniéndonos, por decirlo así, en la realidad espiritual de la adopción, podemos referirnos al hecho de que el pueblo elegido posee “la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas” porque “ellos son Israelitas y poseen la adopción de hijos” (Rm 9:4). Pero también nosotros, el nuevo pueblo de Dios en Cristo, recibimos la adopción de hijos porque “cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a aquéllos que estaban bajo la ley, para que recibiésemos la adopción de hijos” (Mt 1.21), porque Él es el “Dios con nosotros” (Mt 1:23) que nos hace hijos adoptivos de Dios.
Una idea constante en la Biblia es el “sueño” como lugar privilegiado donde Dios da a conocer sus proyectos y planes, y algunas veces revela el futuro. Bien conocido son los sueños de Jacob en Betel (Gén 28: 10ss) y los de José su hijo, como también los del coopero y repostero prisioneros en Egipto con él, y los sueños del Faraón que revelaron los futuros años de prosperidad y carestía.
A José se le aparece “en sueños un ángel del Señor” para revelarle el plan de Dios. En los evangelios de la infancia aparece a menudo el ángel del Señor como mensajero celestial y también en otras ocasiones esta figura aparece para tranquilizar, revelar el proyecto de Dios, curar, liberar de la esclavitud.
En la clave de lectura hemos ofrecido bastante espacio para algunos términos: adopción, ángel, sueño, justo. ¿Qué sentimientos y pensamientos suscitan en tu corazón? ¿Qué importancia puede tener para tu camino de madurez espiritual?
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
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SAN JOSÉ BENDITO
San José bendito tú has sido el árbol elegido por Dios no para dar fruto, sino para dar sombra. Sombra protectora de María, tu esposa; sombra de Jesús, que te llamó Padre y al que te entregaste del todo. Tu vida, tejida de trabajo y de silencio, me enseña a ser fiel en todas las situaciones; me enseña, sobre todo, a esperar en la oscuridad. Siete dolores y siete gozos resumen tu existencia: fueron los gozos de Cristo y María, expresión de tu donación sin límites. Que tu ejemplo de hombre justo y bueno me acompañe en todo momento para saber florecer allí donde la voluntad de Dios me ha plantado. Amén.
S. José, ruega por nosotros.
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