Celebración del Patrono de Cursillos de Cristiandad
El Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad celebró, el pasado viernes 25 de enero, el 50 aniversario de la declaración de San Pablo como su patrono por el Santo Padre Pablo VI. La celebración dio comienzo a las 19,30 horas en la Capilla de la Inmaculada del Palacio Arzobispal, con una Eucaristía presidida por el Sr. Vicario General de la diócesis, Mons. Florentino Rueda Recuero.
Cursillos de Cristiandad es un movimiento kerygmático –de primer anuncio– de la Iglesia, que ofrece la posibilidad de experimentar a Cristo vivo y de tener vivencia de la belleza de la comunidad cristiana.
Durante la homilía, D. Florentino recordó que San Pablo, “humilde discípulo de Jesús, siervo y apóstol del Maestro”, antes de su conversión era un joven culto, fogoso, dotado de espíritu práctico y de capacidad de decisión que, tras su encuentro personal con Cristo, “permaneció fiel hasta el final, porque hizo, en sí mismo, la experiencia de la fidelidad a Dios el Señor”.
El Sr. Vicario General animó a los fieles y miembros del Movimiento de Cursillos de Cristiandad a ser instrumentos para la Nueva Evangelización que el mundo actual necesita, a través de la palabra y, sobre todo, del testimonio de coherencia de vida cristiana. “No buscamos el éxito –el éxito es de Dios–; nosotros hemos de ser esos trabajadores incansables en la viña del Señor. La expropiación del propio ‘yo’, a través de la oración y del amor al prójimo, que hemos de ofrecer a Cristo para la salvación de los hombres, es la condición fundamental para el verdadero empeño por el Evangelio”.
Después de la Santa Misa tuvo lugar, en el Salón de Actos del Palacio, la Ultreya diocesana: una serie de charlas y testimonios de algunos de los cursillistas allí presentes, encabezados por la Presidenta Nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC), Dña. Mª Dolores Negrillo, la Presidenta Diocesana, Dña. Juana Mª Herráiz, y D. Javier Ortega, el Consiliario Diocesano de los Cursillos de Cristiandad.
La celebración concluyó con un alegre y entrañable ágape fraterno en las instalaciones del Obispado.
¡De colores!
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