A partir de hoy, Marcos va a contarnos cinco episodios de controversia de Jesús con los fariseos. Es posible que no sucedieran seguidos. El evangelista los agrupa con una intención catequética y educativa. El relato evangélico de hoy es preciso y sugerente al cien por cien. Me detengo en unos cuantos detalles que inviten a contemplar más a fondo la escena con los oídos atentos a las llamadas que se nos hacen.
El primero, tal vez el peor, es la parálisis. Llámala como quieras: Desgana, apatía, indiferencia, menosprecio, tedio,… Después vienen otros: Las personas que “estorban” e impiden acercarse a Jesús (también las sigue habiendo en la biografía de cada uno de nosotros); o las circunstancias adversas que te lo ponen difícil y costoso (el ambiente, los agobios, el embotamiento…); o el no encontrar quién pueda ayudarte a caminar porque solo no se puede… Acercarse al Señor es, pues, una tarea ardua, que exige coraje.
Colocar a otro junto a Jesús es cosa de locos. Sorprende la irracionalidad y desmesura de aquellas cuatro personas que trasladan al doliente delante de Jesús, abriendo un hueco por el techo de la casa. Aquellas cuatro personas anónimas, creativas e intrépidas, arrinconadas aparentemente en el relato… son las artífices de que, por primera vez, Jesús aparezca no solamente sanando, sino sobre todo perdonando. Ellos ejecutan el oficio de apóstoles con altísima nota, por su osadía. Para ser apóstoles hay que estar un poco locos.
Jesús perdona el pecado. Con ese gesto desvela quién es realmente. Porque sólo Dios es quien puede perdonar. En eso tenían razón aquellos letrados escandalizados. Es el Hijo del hombre con potestad en la tierra para perdonar los pecados. El perdón de los pecados no es un hecho constatable empíricamente. Es más fácil decir "tus pecados te son perdonados", porque eso no se puede comprobar, que decir "levántate y anda". Pero ambas palabras sólo pueden ser pronunciadas con verdad y con autoridad sólo por Dios.
Además de estas tres interesantes pinceladas hay otras más… Basta con detenerse a leer de nuevo el evangelio con atención, con mucha atención…
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/
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