sábado, 7 de noviembre de 2015

CARTA PASTORAL DE NUESTRO OBISPO SOBRE LA EUTANASIA

Carta Pastoral de Mons. Reig Pla: «Cruzar otra línea roja ¿una muerte digna?»



San José, patrono de la buena muerte Tránsito de San José (c.1621). Jerónimo Rodríguez de Espinosa (Valladolid 1562 - Valencia c. 1639).
Parroquia de la Santa Cruz de Valencia

El Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla ha publicado una nueva carta pastoral bajo el título: «Cruzar otra línea roja ¿una muerte digna?».
 
En dicha carta Mons. Reig aborda particularmente dos temas relacionados con la eutanasia: a) el Magisterio de la Iglesia sobre la alimentación e hidratación artificiales; y b) el Magisterio de la Iglesia sobre el sentido del sufrimiento y el uso de analgésicos, particularmente los que provocan la pérdida de conciencia del enfermo, la llamada sedación.
 
La carta pastoral propone a los lectores algunos textos básicos del Magisterio de la Iglesia Católica sobre eutanasia, suicidio, exceso médico y cuidados paliativos y anuncia la existencia de un portal sobre la materia en la página web del Obispado de Alcalá de Henares: www.obispadoalcala.org/eutanasia.HTML
 
Mons. Reig advierte también sobre la manipulación del lenguaje y aclara que las expresiones “muerte digna”, “derecho a una muerte digna” y otras análogas, lo que en realidad esconden es la eutanasia y el suicidio asistido. Los católicos - explica - hablamos de una “buena muerte”, algo totalmente distinto.
 
En otro apartado, la carta pastoral recuerda algunos de los principios de aplicación en el cuidado de los enfermos: autonomía del paciente, justicia, beneficencia, solidaridad, totalidad y doble efecto.
 
En la última parte del documento el Obispo de Alcalá de Henares explica que para el cristiano una buena muerte - cuyo santo patrono es San José - es una muerte santa, y recuerda a los fieles de la Diócesis de Alcalá de Henares, citando el Magisterio de la Iglesia Católica, que la Iglesia recomienda mantener la tradición de inhumar los cuerpos de los difuntos, también el de los niños en estado fetal, y que las exequias por un fiel difunto deben celebrarse generalmente en su propia iglesia parroquial.
 

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