lunes, 25 de abril de 2016

MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS. LUNES 5ª SEMANA DE PASCUA



LA CONEXIÓN EN CRISTO

Cristo es el principio de unidad y el gran unificador de una vida espiritual armónica. En Jesús se unen la naturaleza divina y la naturaleza humana en la unidad de la única persona del Verbo de Dios. Cristo nos une con el Padre y con el Espíritu Santo, que vienen a hacer morada en nosotros (Jn 14,23) cuando guardamos su Palabra, que es Cristo. "¿No sabéis -nos dice San Pablo- que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?" (1 Co 3,16).

Cristo, Cabeza de la Iglesia, nos unifica en Él con los otros miembros de su Cuerpo místico. Él y el Espíritu Santo son el principio de unidad espiritual entre los creyentes. Fe, acción, revelación y caridad quedan unificadas e integradas en Jesucristo. Una frase del evangelio nos habla de esta integración en Cristo de la vida espiritual bien enfocada: "El que sabe mis mandamientos y los guarda, me ama, ya éste lo amará mi Padre, lo amaré yo y me manifestaré a él" (Jn 14,21).

El que sabe los mandatos y los dogmas de Dios y está de acuerdo con la doctrina revelada, decimos que está en la ortodoxia y en la recta profesión de la fe. Así, de un teólogo acertado podemos decir que tiene 'ortodoxia' en sus doctrinas. Pero no basta tener la fe y la doctrina recta. El creyente ha de tener obras rectas y cumplimiento y observancia de los mandatos de Dios en el amor a Él y al prójimo. Hemos de tener ortopraxis, esto es, conducta recta y acertada para cumplir lo que Dios quiere y cuando Él lo quiere. San Pablo pone en pie en Listra a un paralítico (Hch 14,10) en el momento en que lo quiere Dios. 'Ortodoxia' y 'ortopraxis' quedan unificadas en Cristo, que nos da la fe y la conducta santa.

Hay otras dos palabras, derivadas del griego y menos usadas en el castellano culto, que se refieren a la conexión en Cristo de todos los elementos sustanciales de la vida del Espíritu. Cristo dice que el que cree en Él y tiene fe recta y además  tiene conducta recta y guarda sus mandatos, ése "lo ama" (Jn 14,21). Tiene, por tanto, amor recto, u ortoágape, amor verdadero y no egoísta, que está unido al amor de Cristo y sublimado en él. A éste Cristo "le ama y se le manifiesta" (Jn 14,21c); se le revela y lleva al creyente al conocimiento recto y profundo de la divinidad, esto es, a la ortognosis o conocimiento de la revelación sin errores ni desviaciones.

De este modo, al que cree rectamente y vive y cumple con rectitud los mandatos de su fe y ama a Dios con obras buenas, Dios se le revela y le ayuda para que haga las obras de Dios con amor. Al mundo Cristo no se le puede manifestar (Jn 14,22), porque no cree ni ama rectamente ni guarda los mandatos de Dios y las cuatro actitudes fundamentales que nos unen a Dios se destruyen en el hombre.
Haznos Señor, vivir la unidad de la fe, del amor, de la conducta santa y del conocimiento revelado sin separarnos nunca de Ti. Amén.


"Yo os envío mi Espíritu para que haga la unidad dentro de vosotros y con los hermanos. Satanás y el espíritu del mundo tratan de dividir a mis hijos y causan conflictos y enfrentamientos. Por eso, no crecéis en el Espíritu y os distraéis de lo esencial. Mi Espíritu os dará el conocimiento de lo que conduce a la unidad en la fe, en el amor y en la conducta santa de mis elegidos y justificados".


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