martes, 12 de agosto de 2014

LA GRANDEZA DEL HOMBRE NO ESTÁ EN SER EL MÁS IMPORTANTE


Para Jesús la grandeza del hombre, contrariamente a lo que el mundo nos diría, no está en ser el más importante (de la familia, de la oficina, de la escuela, de la ciudad, de la Iglesia, del mundo….), sino en el vivir con sencillez la vida, como lo hace un niño, que no se afana por estas ideas de los adultos. Su mundo infantil está lleno de pequeñas cosas, de sencillez, de mansedumbre y de inocencia.
El Señor nos pide también velar y cuidar a los pequeños, cuanto mal les hacemos en su formación. Por lo que crecen y se hacen adulos con criterios contrarios al evangelio y, “El Padre no quiere que ninguno de estos niños se pierda”. La pregunta que surge es: Y tú, ¿qué vas a hacer?
La parábola de la oveja perdida, nos muestra la experiencia que Jesús tiene de su Padre. Dios es Padre, porque sale al encuentro del perdido, por hacer una oferta de amor al que está en la peor circunstancia.
Dejar las noventa y nueve  para buscar la perdida hasta encontrarla, cargarla sobre sus hombros, alegrarse por su encuentro y participar a otros su alegría, ¿no es esta era  la mejor forma de mostrar a Dios como Padre? Amar a la persona perdida no es no amar a las otras, sino garantizarnos el mismo amor si algún día nos perdemos.
Hoy más que nunca o igual que siempre necesitamos valorar la vida extraviada para no dejarla morir. La vida extraviada necesita que la valoremos y que  no la deje morir. Dios no da a nadie por perdido y siempre busca, siempre espera. ¿Qué hacemos nosotros, los que le tenemos que hacer presente?

cursillosdecristiandad.es

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