Evangelio según san Juan 21, 1-14
¿Qué sintió Pedro cuando en medio de la noche reconoció a Jesús?
Su grito ¡Es el Señor! se parece al estremecimiento que nosotros podemos sentir cuando, en la dura brega de la vida, intuimos que el Señor está, aunque no nos habíamos dado cuenta. Está:-en las personas que están pendientes de nosotros y cuyo amor sólo se nos hace patente cuando han desaparecido.
-en la comunidad cristiana que, con todo el peso de sus limitaciones, nos ofrece el pan de la Palabra y de la Eucaristía.
-en los que, sin alardes publicitarios, han comprendido que ya es hora de arrimar el hombro para que se abra camino la justicia.
-en los que son fieles a su vocación matrimonial o consagrada sin que nadie lo vaya a saber jamás.
-en los que, pudiendo ganar más a base de mentir, se mantienen en la verdad.
Este Señor, que parece un fantasma, pero que es una presencia luminosa en medio de la noche, nos dice hoy:
-Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. Seguid faenando, no renunciéis a asumir vuestras responsabilidades. Atreveos a ir un poco más lejos de donde estáis, a responder a algún nuevo desafío.
De muy diversas maneras, durante el tiempo pascual, se nos invita a ir siempre más allá, como si la resurrección de Jesús nos proporcionara ese plus de audacia que necesitamos para vivir. La búsqueda constante de lo más fácil, de lo más cómodo, de lo más razonable, es el camino más directo a la tumba, la senda más antipascual, porque es como negarse a aceptar lo que ha sucedido el primer día de la semana.
-Traed de los peces que acabáis de coger. Otra vez la llamada a aportar ese poco que ha sido fruto de nuestra búsqueda, de nuestro trabajo. Nuestras solas fuerzas no nos conducen a la experiencia de la vida, pero sin esfuerzo, sin el riesgo de lanzarnos mar adentro, tampoco reconocemos al Señor.
Los mensajes de esta primera semana de Pascua combinan siempre el don y la búsqueda, la gracia del Señor que se hace visible y el esfuerzo de sus amigos y amigas que escrutan sus huellas por todas partes.
Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
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