sábado, 21 de abril de 2012

MI FORTALEZA ESTÁ EN DIOS... ¿Y LA TUYA?




Cuando me siento débil, entonces soy fuerte.
Pablo se sentía contento de sus debilidades, precisamente porque gracias a ellas podía manifestares en él con más claridad la fuerza de Cristo:

En cuanto a mí no me alabaré sino de mis debilidades...
Precisamente para que no me pusiera orgulloso después de tan extraordinarias revelaciones,
me fue clavado en la carne un aguijón, verdadero delegado de Satanás, para que me abofeteara.
Tres veces rogué al Señor que lo alejara de mí, 

pero me respondió: “Te basta mi gracia;
mi fuerza actúa mejor donde hay debilidad.”

Con todo gusto, pues, me alabaré de mis debilidades,
para que habite en mí la fuerza de Cristo.
Por eso me alegro cuando me tocan enfermedades,
humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias por Cristo.
Cuando me siento débil, entonces soy fuerte.
Por la gracia de Dios soy lo que soy
y su bondad para conmigo no fue inútil.
Trabajé..., pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario