lunes, 15 de octubre de 2012

LO QUE CUENTA NO ES LO QUE HACEMOS POR DIOS, MÁS BIEN ¡LO QUE DIOS, EN SU GRAN MISERICORDIA, HACE POR NOSOTROS!



Frente a la acogida del mensaje del Reino por parte de los pequeños, Jesús tiene un gran gozo y espontáneamente, transforma su gozo en una oración al Padre: "Te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido bien". Los sabios, los doctores de aquel tiempo, habían creado una serie de leyes en torno a la pureza legal, que después imponían al pueblo en nombre de Dios. Ellos pensaban que Dios exigía todas estas observancias, para que el pueblo pudiese tener paz. Pero la ley del amor, revelada por Jesús, afirmaba lo contrario. De hecho, lo que cuenta, no es lo que hacemos por Dios, sino más bien, ¡lo que Dios, en su gran misericordia, hace por nosotros! Los pequeños oían esta nueva noticia y se alegraban. Los sabios y doctores no conseguían entender tal clase de enseñanza. Hoy, como en aquel tiempo, Jesús está enseñando muchas cosas a los pobres y a los pequeños. Los sabios e inteligentes harán bien en convertirse en discípulos de estos pequeños.
Es el mensaje en la fiesta de Santa Teresa de Jesús. Bueno será leer alguna de sus obras para adentrarnos con ella en el camino de la sencillez. Muy bueno sería darle una vuelta al Libro de la Vida.
¿Qué imagen del Padre revela Jesús en su oración? ¿Cuáles son los motivos que le empujan a dar alabanza a Dios? Y yo ¿qué imagen tengo de Dios? ¿Cómo y cuándo alabo al Padre? 
¿A quién se dirige Jesús en la segunda parte? ¿Cuál es el yugo que mayormente pesaba sobre el pueblo de aquel tiempo? Y ahora ¿cuál es el yugo que más cansa? ¿Cuál es el yugo que me da descanso?

Comentarios realizados por: José Valiente Lendrino (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
http://www.cursillosdecristiandad.es/

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