viernes, 13 de mayo de 2016

MEDITACIÓN P.CEFERINO SANTOS. VIERNES 7ª SEMANA DE PASCUA


UN DIFUNTO QUE ESTÁ VIVO
 
Cristo resucitado está vivo para siempre. Pablo de Tarso ha entregado su vida a "un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo" (Hch 25,19). Este es su gran mensaje de salvación para los hombres: Cristo muerto por nuestros pecados, ha resucitado y está vivo a la derecha de Dios, A este Cristo, que está vivo y resucitado, también Pedro ha entregado su vida y su amor: "Señor, tú sabes que te quiero" (Jn 21,15). 
 
Este Cristo vivo se queda misteriosamente en su Iglesia hasta el fin de los siglos (Mt 28,19) en su palabra, en sus sacramentos, sobre todo en la Eucaristía, y en las comunidades de fe, de oración, de amor y de servicio. "Haced (la eucaristía) en memoria mía hasta que vuelva" (1 Co 11,24), para mantener la presencia de Cristo entre nosotros.
 
Hay otra presencia misteriosa de Jesús por gracia santificante en el corazón de los creyentes: "Él permanece en nosotros y nosotros en Él para dar mucho fruto (Jn 15,5). Cristo está vivo en los que le aman y mora en ellos con su Padre. El fruto mayor de su permanencia en nosotros es nuestra transformación en el mismo Cristo: "Ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí" (Ga 2,20).
¡Gracias, Señor, por tu vida maravillosa en el seno de tu Padre y en el corazón y el espíritu de los que creen en Ti y viven de tu amor. Aleluya!

Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.

“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C

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