De camino, los discípulos han discutido entre sí sobre quién era el mayor. Tan cerca, y tan lejos estaban del Maestro... No habían comprendido lo que significaba el seguimiento de Jesús. Los judíos esperaban un mesías político y triunfador. Y también los amigos de Jesús... Nadie está a salvo de la ambición.
“Quien quiera ser el primero que sea el último de todos y el servidor de todos”, es la enseñanza fundamental. Jesús afirma que sus servidores han de cambiar la ambición de poder por la actitud de servicio.
Padecemos todos una tentación casi irresistible de poder y dominio, y no sólo los políticos... Pues bien, Jesús nos dice que para ser el primero entre nosotros hay que hacerse el servidor de todos. A ejemplo del Maestro. Esto requiere abnegación, renuncia a los propios intereses, y grandes dosis de madurez personal.
En nuestra época asistimos a una inflación creciente de líderes “redentores y salvadores” de la humanidad (y también de nuestra Santa Madre Iglesia), que se presentan con la “receta mágica”, que cura todos los males y allana todas las dificultades. Y que en el mejor de los casos, sólo pueden ofrecer palabras vacías.
Jesús nunca enseñó ni pidió a sus discípulos nada que él no cumpliera primero. El, el Señor , practica y entiende la autoridad como humilde servicio. Es la gran novedad del cristianismo para los hombres y mujeres del siglo XXI.
Comentarios realizados por: Vicente Domínguez Rodríguez (Viceconsiliario Nacional de Cursillos en España)
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