Seguro que esta mañana, al levantarte te has dicho: Hoy, primer viernes de la Cuaresma (y primer viernes de mes), además de la abstinencia he de hacer algo más..., algo especial... Porque tienes claro que si todos los viernes son penitenciales, los de Cuaresma lo son especialmente. Y alguno hasta se habrá comprometido a hacer ayuno... Y de este sentido penitencial del ayuno nos habla la Palabra de Dios hoy. Escuchemos la primera lectura (Isaías)
Pero ayuno sin amor no vale nada. Amor sin compartir no es creíble. De la misma forma que ayunar en la fiesta no tiene sentido. Jesús responde a las pegas de los fariseos por su trato con los pecadores: "Misericordia quiero y no sacrificios. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores"... Y responde a los que le preguntan por que no ayunan sus discípulos...
El verdadero creyente hace de la misericordia su mejor sacrificio, y del amar y compartir, ayudar y liberar, partir el pan, hospedar y vestir al pobre, su ayuno y penitencia. Y aún da un paso más y se presenta como el "novio", como el "esposo", en lenguaje mesiánico...
El que llega a descubrir así a Cristo, ¿cómo va a guardar ayuno? Celebrara la fiesta más alegre y gozosa. El ayuno es para ahora, para este tiempo de búsqueda y ausencia...
Pidamos hoy al Señor un espíritu de penitencia con austeridad externa y sinceridad de corazón.
Prestar atención a los pequeños, estar abiertos al diálogo y cerrados a la intransigencia, acoger en el techo de nuestra comprensión a quienes no piensan como nosotros, a quienes no nos caen bien... ¡Ese es el ayuno que yo quiero!...
cursillosdecristiandad.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario