7 junio: Vigilia de Pentecostés en la Catedral, Adoración Eucarística y Evangelización
21:00 VIGILIA DE PENTECOSTÉS (EUCARISTÍA)
PRESIDIDA POR NUESTRO OBISPO,
D. JUAN ANTONIO REIG PLA
22:30 ADORACIÓN, EXHORTACIÓN Y ENVÍO
22:45 EVANGELIZACIÓN POR LA CALLE
00:00 BENDICIÓN FINAL
22:30 ADORACIÓN, EXHORTACIÓN Y ENVÍO
22:45 EVANGELIZACIÓN POR LA CALLE
00:00 BENDICIÓN FINAL
” Después de todo esto, derramaré mi espíritu sobre toda carne, vuestros hijos e hijas profetizarán, vuestros ancianos tendrán sueños y vuestros jóvenes verán visiones. Incluso sobre vuestros siervos y siervas derramaré mi espíritu en aquellos días. Pondré señales en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, la luna, en sangre ante el Día del Señor que llega, grande y terrible. Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. Habrá supervivientes en el monte Sión, como lo dijo el Señor, y también en Jerusalén entre el resto que el Señor convocará”
(Jl 3, 1-5).
Gracias, Señor, por ti mismo, por tu Palabra, que es viva y eficaz, que hace lo que dice.
Gracias infinitas porque no cesas de derramar tu Espíritu Santo sobre toda carne: úngenos, Señor, purifícanos, conviértenos a ti, transfórmanos en ti, vivifícanos para ser lo que estamos llamados a ser: Cristo, partícipes de su misión.
Renueva en tu Iglesia el espíritu, ardor y coraje de los primeros cristianos para que anuncie, con la palabra y con la vida, la belleza de la fe.
¡Ven, Espíritu Santo, tenemos sed de ti, lo esperamos todo de ti, creemos en ti: haznos humildes y dóciles para agradarte!
Te invitamos a:
- ORAR y OFRECERTE de corazón por los frutos de la evangelización.
- VENIR A INTERCEDER durante la evangelización.
- SALIR A ANUNCIAR con nosotros el amor loco de nuestro Dios.
VEN, ESPÍRITU SANTO
Las palabras de Jesús son muy significativas: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito: en cambio, si me voy, os lo enviaré” (Jn 16, 7).
La palabra “paráclito” significa “abogado defensor” y con ella Jesús se refiere al Espíritu Santo. Con el envío del Espíritu Santo se cumple la promesa de Jesús: “No os dejaré huérfanos” (Jn 14,18). “Yo pediré al Padre que os dé otro “Paráclito”, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad” (Jn 14, 16-17).
La misión del Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, es promover en nuestros corazones la obra de la salvación, la santificación de todos los incorporados a Cristo por el Bautismo. El Espíritu Santo, como un maestro interior, nos convencerá de pecado (Jn 16,8), nos lo enseñará todo y nos recordará todo lo dicho por Jesús (Jn 14,26). El nos guiará hasta la verdad plena y nos comunicará lo que está por venir (Jn 16,13).
El Espíritu Santo es el fruto cumplido de la Pascua. Hemos pasado de la muerte del pecado a la vida de la gracia: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,5). Los primeros discípulos tenían que ver a Dios en la persona de Jesús. Ahora Dios habita en nuestro corazón y es lo más íntimo a nosotros. El Espíritu Santo guía nuestra vida y la vida de la Iglesia. Es más, estamos inmersos en la corriente de amor de la Trinidad Santa: “El que me ama guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a Él y haremos morada en El” (Jn 14,23).
Con esta reflexión podemos comprender mejor las palabras de Jesús: “Os conviene que yo me vaya” (Jn 16,7).
+ Juan Antonio, Obispo complutense
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