¿Qué tal la fiesta de la Ascensión? ¿Contentos con el triunfo del Señor? ¿Ilusionados con la misión que nos confía? Durante esta semana la Iglesia quiere prepararnos bien a la tarea que nos espera y a la venida del Espíritu, que es el alma de todo quehacer cristiano.
En el evangelio se nos sigue ofreciendo el mensaje de Jesús en la última cena. Antes de iniciar la oración sacerdotal, el Señor concluye su discurso a los apóstoles haciéndoles una seria revisión del punto clave para seguirle, la fe: «¿Seguro que creéis?».
En la intención de san Juan al redactar su evangelio, los momentos claves son los que enfrentan con el dilema: creer o no creer. Este de hoy es uno de ellos. Y además, parece que Juan intenta que su propia comunidad, con el ejemplo de los apóstoles, reflexione ante la división y dispersión que amenaza a la misma. Conforme Jesús va hablando en su despedida, los discípulos entienden que entienden y creen que creen. Pero faltaba lo más importante para afianzar su fe: superar la prueba de la pasión, creer en el Resucitado y recibir el Espíritu de la verdad. Por eso, Jesús les hace reflexionar: «¿De verdad, creéis?». Y les advierte de su próxima dispersión ante la pasión inminente: “mirad: está para llegar la hora…” O sea: no os sintáis tan seguros porque vais a encontrar momentos duros y difíciles. Y vais a ver cuánto me necesitáis... pero “tened valor: yo he vencido al mundo” Y “yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
¿Estás dispuesto/a a demostrar con un amor atento y servicial que crees de verdad? No temas al compromiso. Así como Cristo cuenta contigo, tú CUENTAS CON ÉL incondicionalmente. TE LO HA PROMETIDO… ¡Y NO FALLA!
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