Hoy comienzan las jornadas formativas de la Escuela de Evangelización de nuestra diócesis.
Seguimos formando parte de este proyecto de evangelización de Primer Anuncio.
Lo encomendamos a la Madre, Estrella de la Evangelización.
Que muchas persona puedan experimentar el Amor de Dios y conocer personalmente a Cristo presente en su Iglesia.
¡De colores!
AÑO DE LA MISERICORDIA
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En estos días estamos viviendo una verdadera batalla entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte, tal como nos enseñó nuestro recordado y queridísimo Juan Pablo II.
ResponderEliminarMuy importante y tarea nos queda para evangelizar a muchas personas que no conocen a Cristo
Pidamos a nuestra madre un resorte de bendiciones para esta labor en nombre de su Hijo Jesus.
Virgen y Madre María,
tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.
Tú, llena de la presencia de Cristo,
llevaste la alegría a Juan el Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su madre (Lc 1,41).
Tú, estremecida de gozo,
cantaste las maravillas del Señor (Lc 1,46ss).
Tú, que estuviste plantada ante la cruz
con una fe inquebrantable (Jn 19-25)
y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora (Hch 1,14).
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.
Tú, Virgen de la escucha y la contemplación (Lc 2,19),
madre del amor (Si 24, 24 Vulgata), esposa de las bodas eternas (Ap19, 7) ,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por instaurar el Reino.
Estrella de la nueva evangelización,
ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.
Madre del Evangelio viviente,
manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros.
Amén. Aleluya.
Saludos
Eliseo Cuesta