Mateo (11,28-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Reflexión:
“Venid a mí todos los que estáis cansado y agobiados, yo os aliviaré”: son unas palabras que todos estamos deseosos de escuchar de vez en cuando. Pues el ritmo de vida que vivimos nos hace sentir en muchas ocasiones la experiencia del cansancio y de los agobios que la vida nos trae con frecuencia.
No sé en otros lugares como estáis pasando el verano, pero yo que soy de los de “viva el invierno”, vivo en Villena, y aquí llevamos ya muchos días por encima de los 40º, y por las noches no refresca, por lo que, ya me levanto cansado, o lo que es lo mismo por las noches apenas descanso.
Hoy escuchaba estas palabras con un interés muy físico, porque Jesús se presenta como el aliviador de nuestros agobios y cansancios, y me he fijado en la condición que Jesús me pone, como desvelándome un secreto para encontrar el descanso: aprender de Él que es manso y humilde.
Y ser humildes, significa entrar en nuestra verdad más profunda, y descubrir allí un Padre-Dios, siempre presente y cercano.
Así que hoy, que me siento agobiado porque tengo muchas cosas que hacer, y ya me he levantado cansado he decidido quedarme un poco más en el Sagrario. Pues sé que necesito sentarme junto a Él, para entrar en esa dimensión de eternidad que Él nos trae y beber del agua pura y notar esa fuente que se transforma en cascada en nuestro interior. Necesitamos parar y escuchar ese rumor de agua que salta hasta la vida eterna.
Ya que solo desde Jesús podemos darle el justo valor a todas las cosas. Pues muchas veces nos agitamos dándole a las cosas una dimensión equivocada, y además pensando que las podemos realizarlas con nuestros propios esfuerzos. Pero sólo con su ayuda es posible hacerlo con alegría y paz, y solo con su consuelo, aceptamos que no hayan sido como queríamos. El es nuestra fuerza y seguridad, nuestra paz y descanso. Nuestro triunfo.
Hoy es la Virgen del Carmen. La Estrella de los Mares como canta la Salve Marinera, que guía a los barcos a puerto seguro, también ella como Buena Madre, no ayuda a descansar en Jesús, hasta que al final de nuestra vida llegamos al Puerto del cielo. Ella siempre está ahí para que no equivoques el rumbo.
cursillosdecristiandad.es
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