Reflexión del Evangelio de hoy:
En muchas ocasiones el lugar más complicado para el anuncio del Evangelio es nuestra propia familia, nuestra propia comunidad. Es el lugar mas difícil para el anuncio como también para el testimonio, que en definitiva son los milagros que ellos mismos esperan ver.
La verdad es que no es fácil convencer a la gente que vive con nosotros, El mismo Jesús sufrió esto. Pero es precisamente ahí donde cada uno de nosotros tiene que dar testimonio. En ningún lugar, pero mucho menos en casa hemos de imponer o vencer a los nuestros, mucho menos acusarlos o intentar atemorizarlos, lo que hay que hacer es amar.
Como nos recordaba el Papa Francisco a los Cursillistas, en El Aula Pablo VI, el 31 de abril, con el ejemplo de aquella mujer argentina que, era atea, y que su hija se convirtió, y que cuando la madre ya anciana necesitaba ayuda, ella, la cuidaba con cariño, y su alegría, su amor, y su felicidad, hizo posible que aunque al final de su vida la madre quisiera tener la fe de la hija, y recibió el bautismo antes de morir, muriendo con esperanza y feliz, en Gracia de Dios.
Hemos de aprender, que por mucho que digamos, exhortemos y amonestemos, muchas veces entre los nuestros eso, solo consigue dividir, generar discordia y enfrentamientos estériles, donde debería haber paz y armonía. Lo único que verdaderamente puede no vencer, que no sirve para nada, sino convencer desde la libertad, es nuestro testimonio de amor, muchas veces silencioso.
De todas formas yo, cuando veo a algunos de mi familia que no dan el paso hacia la fe, recuerdo esa frase de san Pablo “Cree tú, y creerá tu familia”. Si seguramente ese es el camino, creer, tener la alegría de la fe, hacerla vida, intentar como Jesús y a pesar de su falta de fe, aunque sólo sea algunos milagros, es decir realizar testimonios de amor, de respeto a la libertad de cada uno, de convivencia pacífica, pero sobre todo de alegría en el servicio, estoy convencido, que aunque sea al final el amor vencerá.
cursillosdecr
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