martes, 1 de julio de 2014

JESÚS DUERME PORQUE SE FÍA DE NOSOTROS


El que quiera seguir a Jesús debe estar dispuesto a correr su misma suerte. Nos decía el evangelio ayer, pero si optamos por seguirle, no podemos olvidar que en medio de las dificultades o pruebas, Jesús está a nuestro lado para ayudarnos a no hundirnos. Jesús sube a la barca con sus discípulos y, cansado se duerme. Tan profundo es su sueño que ni se entera de la tempestad. Los discípulos “se acercaron y lo despertaron”.
Jesús se duerme, porque está agotado, pero también porque se fía de los suyos, los considera expertos en navegación. Jesús se fía de los suyos y los suyos, sin embargo, no acaban de fiarse de él.
Algo así nos pasa hoy. Jesús nos ha concedido su Espíritu y se fía de nosotros. Nos ha encargado Id al mundo entero y anunciad el Evangelio. Nosotros, sin embargo, cuando experimentamos pruebas, en seguida nos ponemos nerviosos, nos lanzamos a multiplicar análisis, repartimos responsabilidades y, lo que es peor, comenzamos a desconfiar: “Esto no tiene futuro”, “Todos se meten contra nosotros”, “El mundo va de mal en peor”. Jesús duerme porque se fía de nosotros, recordadlo. Pero si nosotros no nos fiamos de él no tendremos más remedio que despertarlo y decirle con claridad: “Señor, sálvanos, que nos hundimos”. Es probable que de vez en cuando necesitemos comprobar que el mismo que duerme plácidamente, tiene poder para levantarse, increpar a los vientos y al lago y producir una gran calma. El puede, ¿pero no lo vamos a intentar nosotros? Claro sabiendo que Él está.

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