sábado, 20 de febrero de 2016

MEDITACIÓN P. CEFERINO SANTOS SÁBADO 1ª SEMANA CUARESMA

Sábado  1ª Semana de Cuaresma

EL AMOR A LOS ENEMIGOS


 
El amor de Dios es un amor exigente y sin fronteras. Hay que amar a Dios sobre todas las cosas. Tenemos que amar sus leyes y sus preceptos y guardarlos y cump1irlos con todo el corazón y con toda el alma (Dt 26,16). Hemos de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Más aún, Dios nos manda amar hasta a nuestros mismos enemigos: "Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen, rezad por los que os persiguen y calumnian" (Mt 5,44). Podemos empezar amando y orando, en primer lugar, por los que odian a Dios, lo injurian, lo niegan, lo desprecian y lo atacan. (Son la figura ridícula del sapo, que se hincha de orgullo y de rabia en su charca, ante el gigantesco hipopótamo que no quiere aplastarlo porque lo ama). También nosotros amamos a los que rechazan a Dios. Viven en un odio ensoberbecido, sin saber que necesitan vivir del amor que viene de Dios.

Hemos de pedir por los que odian a los otros (a otra ideología, otra fe, otra cultura, otro color de la piel.). Sólo amándolos llegaremos a ser discípulos verdaderos de Cristo, que ama siempre y perdona sin desfallecer. Sólo cuando crezca el amor a los enemigos, llegarán a cambiar los caminos equivocados de la humanidad, que se destroza y se autodestruye con violencias de todo tipo, con injusticias, asesinatos y guerras, con desprecio absoluto del cuerpo, de la vida y de los bienes de los demás.

"Haced el bien a los que os aborrecen" (Mt 5,44), repite Cristo. Dios hace salir su sol sobre buenos y malos y manda la lluvia sobre justos e injustos (Mt 5,45). Si somos hijos fieles de Dios, ¿cómo no hemos de parecernos a nuestro Padre del cielo, que devuelve bien por mal, amor por desamor, favores por injusticias?

"Que seamos, Señor, misericordiosos como Tú eres misericordioso y lleno de compasión y bondad con todos. Y Tú, María, madre de misericordia, enséñanos a orar y a sacrificarnos por los que nos critican y nos rechazan, a amarlos como Tú y tu Hijo Jesús los amáis, para que así seamos santos y perfectos a imitación de nuestro Padre celeste, que es Santo y perfecto (Mt 5,48). Amén".


 
Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.
“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C


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