domingo, 21 de febrero de 2016

MEDITACION P.CEFERINO SANTOS DOMINGO 2ª SEMANA CUARESMA


Domingo 2ª Semana de Cuaresma

 

EL FUTURO DEL DIOS VIVO


 
Las manifestaciones de Dios en la historia, o sus teofanías, ungen al tiempo que huye fugaz con el aroma delo eterno e iluminan la noche oscura de la temporalidad humana y huidiza con el esplendor perdurable de lo divino. La luz de las realidades divinas hace nacer en nosotros la esperanza.

Dios en sus manifestaciones se nos muestra como Señor del tiempo: suyo es  el pasado, suyo el presente y el futuro y suya la eternidad. Dios creó el tiempo cuando creó al mundo. Antes sólo preexistía lo eterno; pero desde la creación Dios se muestra como Señor del tiempo.

Cuando el Hijo de Dios toma carne, el que pertenecía a la metahistoria, se hace temporal de alguna manera y Señor de la historia. Al terminar el tiempo, Cristo será el Señor de la posthistoria, a la que Él nos invita. Dentro del tiempo, Dios es Señor del presente en el que se le muestra a Abrahán (Gn 15,5), del pasado, cuando le llamó y le sacó de la tierra de Ur de los Caldeos (Gn 15,7), y es el Dios de su futuro: Como las estrellas del cielo, así será tu descendencia (Gn 15,5). Abrahán creyó en el futuro de Dios y en sus promesas.

San Pablo cree en el futuro y en la eternidad de Dios y nos llama ya "ciudadanos de cielo" (Flp 3,20), que esperamos la ciudad futura, donde estaremos trasfigurados finalmente con un cuerpo de gloria, parecido al de Jesús en su trasfiguración.

No todo se acaba aquí, como dicen los incrédulos, "cuyo paradero es la perdición" (Flp 3,19). Hay un futuro mejor que nadie nos quitará. Es el futuro glorioso de Cristo, primero trasfigurado y muerto, luego, resucitado y glorioso. En el más allá, Le veremos cara a cara en su gloria. Desde nuestro presente, vivimos con los ojos fijos en Él y la esperanza puesta en ese maravilloso futuro de Dios, como hombres abiertos a la esperanza inmarcesible.

"Señor Jesús: ilumina nuestras horas fugaces con el resplandor de tu divinidad. Arranca nuestro corazón del apego a las cosas terrenales y caducas y haz que vivamos como ciudadanos del cielo, buscando las cosas eternas de arriba y no las de la tierra. Queremos reinar contigo, oh Cristo, el primero y el último, el Alía y la Omega, el principio y el fin (Ap 22,13), Señor del tiempo y de la eternidad".

 

Meditaciones del P. Ceferino Santos, SJ.

“El Pan de la Palabra... dánosle hoy”  Ciclo C

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