viernes, 14 de septiembre de 2012

LÍBANO, EL PAÍS QUE VISITA EL PAPA


LOS CRISTIANOS FORMAN PARTE INDISOLUBLE DEL LÍBANO

Líbano, el País que visita el Papa Benedicto XVI

José Luis Orella.  Líbano es un pequeño país situado en el Mediterráneo, que desde sus ancestros fenicios ha mantenido una rica relación con los pueblos ribereños del Mare Nostrum. Considerada en el pasado la “Suiza de oriente”, Líbano fue un país modelo en convivencia, donde por su montañosa geografía, la historia la había convertido en refugio de un gran número de minorías religiosas y culturales. Desde entonces, geografía y situación al lado del litoral levantino ha propiciado una relación intermitente con occidente, lo que posibilitó la supervivencia de los cristianos locales. Herederos de una historia con muchas páginas sangrientas, los cristianos libaneses han sabido sobrevivir, llevándose bien con vecinos de diferentes religiones. También han sabido ser modelo de refugio, el trágico siglo XX les trajo a los armenios, a los palestinos y últimamente a iraquíes y sirios, tanto cristianos como musulmanes.
 
Pero este lugar de paz, se asienta sobre un frágil equilibrio. Los diferentes poderes políticos se asientan sobre las comunidades religiosas, y la disminución progresiva de los cristianos altera la estructura de poder. La nueva geografía religiosa impone nuevas distribuciones de poder, pero mientras países como Arabia Saudita e Irán apoyan sin complejos a las minorías fieles a las obediencias de sus religiones oficiales, el secularizado occidente olvida a sus propios recursos a los cristianos del Levante oriental. La Iglesia Católica es la única institución que ayuda con proyectos sociales a través del ICU, AIN o las instituciones educativas de las órdenes regulares, presentes desde el siglo XIX. Se necesita un compromiso de todos los católicos para mantener la presencia cristiana en el Líbano, modelo de esperanza para el resto de los 15 millones de cristianos árabes del Próximo Oriente.
 
 
EL PUZZLE LIBANÉS, NÚMERO A NÚMERO
 
La extensa pluralidad religiosa y cultural del Líbano ha provocado una manipulación de las cifras reales de su población. Según los chiítas, los cristianos habrían perdido su hegemonía hasta el 25 %, siendo musulmanes un 75 % y de ellos el 50 % chiíta. Otras cifras se obtienen de extrapolar el censo francés de 1932, cuando los cristianos eran el 55 % del total poblacional. La razón de todo ello procede del reparto del poder entre las diversas comunidades. El presidente de la república es un maronita, el presidente del gobierno un sunita, el presidente del parlamento un chiíta, y así sucesivamente. Pero las comunidades han variado su demografía y especialmente la chiíta es la más reivindicativa. Aunque los acuerdos de Taif marcaron una reforma que dividía a 50 % la representación parlamentaria entre cristianos y musulmanes, las tensiones por la manipulación de las cifras subsisten.
 
Según el listado de ciudadanos inscritos en el año 2000, en el ministerio del Interior libanés para obtener el derecho a votar. Los ciudadanos votantes eran 2.649.121 ciudadanos, la población total estaría en 3.800.000. Divididos en comunidades serían: Alawitas, 18.491; armenios católicos, 19.392; armenios ortodoxos 89.649; asirios, 2.120; caldeos, 2.893; chiítas, 638.313; coptos, 83; drusos, 151.971; greco-católicos, 146.644; greco-ortodoxos, 226.488; judíos, 5.956; católicos romanos, 11.333; maronitas, 606.553; protestantes, 18.230; sunitas, 674.571; sirio-católicos, 10.076; sirio-ortodoxos, 14.596. Entre las quejas de los cristianos estarían las nacionalizaciones concedidas bajo dominio sirio de unos 300.000 sunitas sirios, egipcios y palestinos. Por tanto, la comunidad mayoritaria sería la sunita con el 25,4 %; le seguiría la chiíta con el 24,1 %. Por parte cristiana, los maronitas serían el 22,9 %, que junto al 8,5 % de los greco-ortodoxos y comunidades menores, obtendrían en conjunto una presencia del 43,3 % de cristianos. El mayor porcentaje de población cristiana en una nación árabe. 
 
 
LOS MARONITAS
 
En cuanto a los maronitas, son la comunidad cristiana mayoritaria del país y han conformado desde el origen de la república su clase dirigente política e intelectual. Los maronitas del Líbano rastrean sus orígenes hacia finales del siglo IV, cuando un grupo de discípulos se congregó en torno a San Marón, y dieron un fuerte apoyo a la doctrina cristológica emanada del Concilio de Calcedonia. Cuatro siglos más tarde, los monjes se trasladaron junto a un grupo de sus seguidores a la región montañosa del Líbano, donde permanecieron en aislamiento. Ante la invasión islámica ocurrida en el siglo VII, los maronitas se refugiaron en los montes del Líbano. En 1098, con la llegada de los cruzados, reforzaron su fidelidad a Roma, y ayudaron a conformar los reinos latinos. La expulsión de los cruzados supuso su primera diáspora hacia Chipre.
 
Bajo el dominio turco, la masacre de miles de maronitas provocó que Francia les ofreciese su protección. Después de la I Guerra Mundial, con el derrumbamiento del Imperio turco, el Líbano y Siria pasaron a estar bajo el control de los galos. Recibida la independencia en 1944, los franceses garantizaron la hegemonía maronita, mediante el reparto de poderes entre las diferentes comunidades. Desde entonces, la guerra civil de 1975 ha sido el factor determinante que ha provocado un fuerte exilio cristiano y la caída del orgullo maronita.
 
En la actualidad, la enseñanza católica dispone de 325 escuelas, que cuentan con 220.000 alumnos y 12.000 profesores. Un 26 % de los alumnos asistentes no son cristianos. En la enseñanza universitaria, dos de las cinco universidades existentes son católicas. La de San José, de los jesuitas; y la del Espíritu Santo de Kaslik, de la orden maronita. Del claustro de profesores de la Universidad San José procede el P. Kolvenvach, el anterior general de la Compañía de Jesús. 
 
En el momento actual, Los maronitas disponen de un patriarca, Béchara Boutros Rai. La Iglesia de rito maronita dispone de 10 diócesis, con 770 parroquias, un Seminario Patriarcal en Ghazir, y un seminario diocesano en Karm Sadde, cerca de Trípoli. La educación teológica se da en la Universidad del Espíritu Santo en Kaslik. Por otro lado, en su importante diáspora, en los EEUU tienen dos diócesis con un total de 57 parroquias y 102 sacerdotes sirviendo a unos 55.000 seglares. En Canadá, una diócesis que cuenta con 12 parroquias para sus 80.000 fieles, la diócesis de Sydney (Australia) con 9 parroquias para 150.000 maronitas, y la de Argentina con 600.000 fieles. Entre el exilio, Líbano, Siria y Chipre; la comunidad de los maronitas llegan a los 3.222.000 fieles en todo el mundo.
 
Los cristianos forman parte indisoluble del Líbano. Pese a las enormes dificultades sufridas, su voluntad de permanencia y supervivencia, depende de cómo manejen a nivel político sus relaciones con el resto de las comunidades religiosas, mantengan difícil diálogo con sus vecinos intervencionistas, y enriquezcan la sociedad civil cristiana para evitar que el desamparo favorezca la emigración económica de los más capacitados estudiantes cristianos.  

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